El rol que juegan los gobernadores es fundamental en el armado de las estructuras para la contienda electoral. El caso de Chubut tiene varias particularidades, una de ellas es que es el único mandatario provincial con el que cuenta el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa. Otra es la compleja situación política y económica que afronta la provincia del sur. Además, Mariano Arcioni tiene ganas de ser reelecto.
En esa provincia, el arcionismo ha ido perdiendo fuerza con el correr del tiempo debido a una fuerte crisis financiera, social y política. Ante este panorama, los referentes locales intentan mover las fichas para llegar al poder.
A eso llegó Arcioni a la Casa Rosada, a iniciar las conversaciones con el propio presidente Alberto Fernández para conseguir el apoyo y alinear al PJ provincial y, a futuro, lograr una lista de consenso para las próximas elecciones. Para lograr este cometido también es fundamental la figura de Massa.
Días atrás, el secretario General de Centro de Empleados de Comercio y referente del justicialismo provincial, José González, se manifestó respecto a la situación del partido. “Tenemos que ir todos juntos para tener posibilidades y recuperar la Provincia”, esas palabras no pasaron desapercibidas.
No fueron declaraciones al azar. El propio Arcioni ve con buenos los ojos la idea de armar un gran frente electoral con el objetivo de reencausar una carrera política que, en caso de ir separado y ante una derrota, lo dejaría en pésimas condiciones para los dos años de gobierno restante y para su futuro político.
Arde la disputa por el sillón de Arcioni
Tanto el vicegobernador Ricardo Sastre como el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, tienen sus propias intenciones. Los dos tienen línea directa con la Casa Rosada y son los que cuentan con mejor imagen de cara al futuro. Lo mismo sucede con los jefes comunales Gustavo Sastre (Puerto Madryn) y Adrián Maderna (Trelew). Todos de vínculo quebrado con el gobernador.
Lo que está claro es que el provincialismo busca negociar con el PJ de cara a las elecciones de medio término no sólo para lograr una cierta representatividad federal sino también para reinventarse de cara a un futuro que, cuanto menos, es poco venturoso.
