Un sicario montado en una motocicleta asesinó a tiros a un hombre de 45 años frente a su hijo de 13, en la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen, en la frontera seca con Brasil.
La víctima fue identificada como Rafael Antúnez de Olivera, quien alrededor de las 20 de ayer jueves paró su camioneta Chevrolet Montana en un semáforo de la avenida principal Andrés Guacurarí.
En ese momento, el asesino a sueldo aprovechó para posicionarse al lado del vehículo y descargar sobre él al menos dos balazos, según relataron testigos. El hombre estaba en compañía de su hijo adolescente, quien tras el hecho salió corriendo en busca de ayuda.
Por estas horas, los efectivos de la Unidad Regional XII montan un operativo cerrojo para dar con el agresor, quien no fue identificado. En este sentido, no se descarta la participación de más personas en el ataque.
La principal hipótesis de los investigadores gira en torno a un posible ajuste de cuentes entre bandas dedicadas al contrabando de vinos en la región.
Rafael Antúnez De Olivera se dedicaba a la venta y distribución de mercaderías tanto en Bernardo de Irigoyen como en localidades vecinas brasileñas como Barracão y Dionísio Cerqueira, donde la frontera seca y la existencia de numerosos pasos clandestinos dificultan el control de las fuerzas de seguridad.
En la escena del crimen trabajó la División de Policía Científica, mientras que lleva el caso el Juzgado de Instrucción 1 de San Pedro.
Un antecedente
El 14 de mayo de este año, un crimen de similares características tuvo lugar en la misma localidad.
La víctima fue un abogado entrerriano de nombre Juan María López, de 50 años, a quien asesinaron a balazos dentro de su Ford Ranger, mientras circulaba por el barrio Santa Rita de la ciudad misionera de Bernardo de Irigoyen.
Una motocicleta con dos hombres detuvo la marcha de López y el que sujeto que iba de acompañante extrajo un arma de fuego con la que le disparó cinco veces, de los cuales tres dieron sobre su cuerpo.
En aquella oportunidad, los investigadores dijeron que la principal hipótesis del crimen era también un ajuste de cuentas debido a la comercialización de vinos en la zona.
Es que el cierre de los límites internacionales por la pandemia profundizó el contrabando de mercaderías y, con ello, la lucha entre bandas que buscan dominar el mercado ilegal se da con más frecuencia y violencia.