Fuentes policiales informaron que la víctima fatal fue identificada como Antonio Emilio Salinas, oriundo de Escobar, quien al momento del choque iba como acompañante en el cuatriciclo y no llevaba casco. Es el segundo deceso de la temporada que se produjo en la Costa con este tipo de rodados.
Como producto de la colisión, el joven sufrió un fuerte traumatismo en la cabeza que le provocó la muerte al salir despedido del vehículo en la zona de la Segunda Olla de La Frontera, en un lugar similar donde el miércoles pasado murió Agustina Queirel, de 33 años, cuando volcó el cuatriciclo que manejaba y en el que iban sus dos hijos y una amiga, los tres heridos leves.
“Acá hay accidentes todos los días y en general no hay heridos de gravedad. La gente se para y se va”, explicó un guardavidas que trabaja en la seguridad de las playas de Pinamar. Los turistas ni siquiera avisan a los guardavidas, porque no quieren reconocer que traspasaron la zona de propiedad privada, a pesar de los carteles que indican que está prohibido pasar.
Salinas iba como acompañante de Matías Ezequiel Catelotti, también de 31 años, quien se encuentra internado en terapia intensiva del Hospital de Pinamar con pronóstico reservado, ya que padece un neumotórax y traumatismos varios. En tanto, el conductor del UTV, Fabián Medvedev, de 50 años y oriundo de San Carlos de Bariloche, fue atendido por algunos golpes, mientras que su hijo, de 20, resultó ileso.
Sin límites:
La arena es engañosa y hasta el paseo más tranquilo en cuatriciclo puede terminar mal. La mujer que murió el miércoles en la zona límite entre Pinamar y Costa Esmeralda, no iba haciendo willy -las ruedas delanteras despegadas del piso- ni venía a gran velocidad: se topó con un médano cortado por el viento y volcó de frente. Los acompañantes se salvaron, pero ella se sostuvo con las manos y el respaldo del asiento le aplastó la cabeza.
Los guardavidas cuentan que la zona de “La Frontera”, en un sector agreste de médanos que es propiedad privada. A la altura de la línea no demarcada que limita Pinamar de Costa Esmeralda, el cuatriciclo sube a un médano de altura mediana que en vez de descender de manera combada, de pronto se interrumpe.
“Los días anteriores hubo mucho viento del sector noreste y eso va recortando los médanos. Se encontraron con una caída abrupta. Si hubieran venido a más velocidad habrían volado los cuatro, pero como iban lento la mujer se sostuvo”, describió minuciosamente uno de los guardavidas.
Pero también aseguraron que con más experiencia y conocimiento también podrían haber evitado el accidente. “Se puede bajar un médano cortado. El problema es no frenar. Con la inercia el vehículo vuela. Lo que hay que hacer es subir al médano de costado, frenar en la punta para ver cómo sigue y si se corta, hay que esquivar esa zona de costado o tirarse hacia abajo pero en velocidad cero”.
En temporada, cruzan el límite entre Pinamar y Costa Esmeralda unos 15.000 vehículos por día, entre cuatriciclos, UTV, camionetas y motos. Todos llevan gazebos y elementos de playa para pasar el día cerca de los paradores de playa. Se apostan frente al mar, pero cruzan el límite de la playa pública para correr por los médanos, pasear o directamente trasladar el campamento a la otra zona, mucho más agreste.
Con la cantidad de vehículos que pasan el día en la zona y sin más “apoyo policial” se vuelve “difícil” de controlar la vasta extensión de playas para que nadie pase al sector privado, reconoció el secretario de Seguridad de Pinamar, Lucas Ventoso. Otro problema que advierte es que este tipo de vehículos no tienen identificación visible. "No hay ley provincial o nacional que obligue a patentarlos, sí tienen número de motor, identificación de Aduana, pero no patente. Entonces se hace muy difícil identificar a quién pertenecen", explicó. "Pinamar se va a convertir en la capital nacional de la donación de órganos", dijo con dureza.|