Un grupo de chicas de segundo año denunciaron en octubre del 2021 ante las autoridades del establecimiento educativo misionero que hacía meses eran acosadas por parte de cinco compañeros. Las adolescentes indicaron que los chicos les sacaban fotos por debajo de las polleras y posteaban las imágenes en las redes sociales, las manoseaban y hasta escribieron en un chat escolar que las iban a violar a una de las integrantes del grupo mientras que iban a golpear a otra, apuntando particularmente a una de ellas.
Ante la indiferencia de los directivos, las menores organizaron una protesta que movilizó a las alumnas de todas las instituciones católicas de la capital provincial. Ante las repercusiones, institución sacó un comunicado en el que afirmó que desconocían los hechos y que se aplicarían medidas punitivas a los adolescentes, si así lo merecían.
Los padres de la institución se sorprendieron ante la postura adoptada por el colegio católico y particularmente por el director Juan Rajimón, ya que realizaron dos denuncias ante la Policía por acoso, abuso y tocamientos contra los jóvenes, una con fecha del 13 de octubre y la otra del 26. De hecho, entre los reclamos de estudiantes frente al colegio se encontraba el pedido de incorporación de los contenidos de la ESI en la currícula, algo que muchas instituciones religiosas se rehúsan a implementar.
La manifestación liderada por estudiantes del 2° año del colegio religioso, junto a alumnos de otros cursos que se sumaron a la protesta, exhibió carteles en lo que se podía leer sus reclamos: “No me siento segura en mi propio colegio”, “No es culpa de mi pollera”, “Merezco respeto” y “No es no”, entre otros mensajes.
“Les levantaban la pollera, le sacaban fotos desde abajo cuando estaban paradas y pasaban las fotos en los grupos, las manoseaban y era un acoso constante. Mi hija no quería ir más al colegio”, contó una madre desesperada. Además, se viralizaron capturas de chats en un grupo de WhatsApp de los varones señalados con escalofriantes mensajes en los que los integrantes hablaban de violar, torturar y secuestrar a sus compañeras, refiriéndose a algunas de ellas por sus nombres
“Fuimos a exponer la situación al rector, pedimos una sanción, pero no nos tomaron la denuncia y les dijimos que esto pasaba en horario de clase y era su responsabilidad. Las nenas están cansadas y no pasó solo un día, viene pasando desde principio de año”, reveló. “Pedimos una sanción, o que los separen en burbujas porque las chicas no quieren ir más a clases”, continuó la mujer. Pero el rector no dio soluciones. Por ello recurrieron las alumnas a una sentada pacífica que logró que “los docentes las amenazaran con sancionarlas o sacarles la estudiantina”.
El titular del Juzgado Correccional y de Menores Dos, César Jiménez, se presentó de oficio en la institución y ese mismo día la fiscal Correccional y de Menores Uno de Posadas, María Laura Álvarez, requirió la instrucción de una causa penal contra los seis alumnos del colegio por el delito de distribución de material con contenido sexual, previsto y penado en los artículos 119 y 128 primer párrafo del Código Penal Argentino.
Además, pidió al juez que arbitre la garantía de educación de modo online a los estudiantes denunciados, una perimetral para que no se acerquen a las menores y que ordene al establecimiento escolar que no les renueve la matrícula. Pero sin embargo, el proceso quedo en la nada.
Hoy, la alumna del Roque que denunció abuso cumple 15 años y deberá buscarse un nuevo instituto educativo debido a que los acosadores continuarán estudiando allí. "El establecimiento que la recibirá se mantendrá es estricta reserva", contó el abogado de la familia, Miguel Cassetai. "El Instituto pretendió revincularlos, a los agresores y a la alumna. Algo poco recomendable ante un hecho judicializado. Lo peor es que los chicos no sabían que iban a un taller de revinculación. Dos meses después de pedido, el Roque puso un psicólogo", agregó.
"Para otros casos el Roque González no ha explicado que hizo para que los alumnos denunciados exterioricen consciencia de los hechos. Al menos la aplicación de la Ley Micaela", dijo el letrado. La Sala de Apelaciones impidió el cierre de la causa, y dio pie a que siga la investigación, pero no descartan que el juez Jiménez se aparte del expediente. Lo cierto hoy es que la joven no solo recibió su libreta y un “adiós”, sino que su karma social la continuará acompañando al no ser aceptada por otras escuelas confesionales. Mientras, miles de alumnas de la institución quedaron desamparadas bajo la política de un colegio que abre sus puertas a los acosadores pero despide a las víctimas como si fueran el problema.|
