Pablo Damián Grottini, fue apodado "el asesino serial de Ramallo", el primero en la historia argentina en años, luego de que sea sospechado de cometer tres homicidios en su familia: el de su madre, de su hermano menor y su hija de 10 años (de su hermano en 2019, de su hija de 10 años en 2021 y de su madre el pasado fin de semana).
Se sospecha que con el mismo modus operandi les suministró a los tres algún tipo de droga mientras estaban internados en hospitales de la ciudad bonaerense de San Nicolás, se desligó de las muertes e incluso, en uno de los casos, acusó a una enfermera de haber sido quien manipuló e "inyectó algo" en el suero.
En la ampliación de la indagatoria que Grottini brindó ante la fiscal de San Nicolás a cargo de la causa, Belén Baños, hizo un relato cronológico de cómo sucedieron las tres muertes, siempre desligándose de cualquier responsabilidad, aunque sin hacer aclaraciones ni contestar preguntas de la representante del Ministerio Público.
Sobre la más reciente muerte, la de su madre Teresita Di Martino, Grottini explicó que todo comenzó el viernes por la noche cuando estaban "en la mesa de su casa" y la notó a ella "con dolor en el pecho, muy nerviosa y muy angustiada". Por ello, contó que la llevó al hospital y que a su madre "le hacen unos chequeos, le colocan una vía y le van a hacer una tomografía". El funebrero imputado por triple homicidio agravado mencionó por primera vez el tema del "suero", pero le echó la culpa a una enfermera.
"Hay un problema en el suero y viene una enfermera de pantalón a cuadritos que le dice que se había tapado, entonces esta enfermera retuerce la manguera del suero y le inyecta algo porque aún no se había destapado, que seguidamente dice esta enfermera 'ahí se destapó'", señala el acta.
Sobre la muerte de su hija, Ailen Grottini, quien era adoptada, tenía 10 años y retraso madurativo, contó que el 23 de julio de 2021 su madre le refirió que la niña tenía "un dolor en el pecho" y que él decidió llevarla al hospital San Felipe. Dijo que la dejaron en observación en una sala, mencionó que tiene fotos que él mismo sacó allí de la nena con una máscara de oxígeno, y que a las 4 de la madrugada se quejó ante una médica que "estaba durmiendo" que nadie hacía "nada". Narró que ahí decidieron trasladar a la niña a terapia, que le hicieron firmar unos papeles para un estudio y que fue la terapista quien le aconsejó que se quede ahí, aunque aclaró que fue su madre la que esa madrugada cuidó de la niña, y él se fue a su casa. Cuando él arribó al hospital "la nena se empieza a descomponer" y que tras el arribo de "muchos médicos", les comunicaron que su hija ya había fallecido, lo que motivó que él se dirigiera "a la administración reclamando por la mala atención que le habían dado" a la niña.
También se situó lejos del inicio de la muerte de su hermano, Gastón Grottini, deportista, bañero y sin patologías previas, ocurrida el 23 de julio de 2019, en la guardia de la Clínica San Nicolás. Explicó que ese día él no se encontraba en su domicilio ya que había ido a una casa de electrodomésticos en la ciudad de Ramallo y que desde allí, al recibir el llamado de su madre, se dirigió en su auto a la clínica.
Dijo que él llegó primero y a los diez minutos lo hicieron su madre, su tío y su hermano a quien sacó del auto tomándolo en brazos. Recordó que, luego de unos estudios y pese a que les dijeron que lo iban a internar en terapia, lo llevaron a una habitación privada, y que, a la hora y media, su madre y él notaron que su hermano "estaba respirando mal". Afirmó que vinieron dos o tres de la guardia, les dijeron que esperen afuera y al rato salieron los médicos y comunicaron que su hermano había hecho un paro y que no lo pudieron sacar.
Pablo Damián Grottini, el chofer de ataúdes, el hombre en la punta de los cortejos, el que llevó a decenas de vecinos de San Nicolás al lugar del descanso final, trabajaba en la empresa funeraria Exequial Service de San Nicolás y continua detenido acusado "triple homicidio calificado por el vínculo, por la alevosía y por el medio empleado", con pena de prisión perpetua.
Nadie tenía por qué sospechar. Grottini trabajaba en Exequial desde 2018. Era un buen compañero, dicen, un hombre plano, neutro, sin dobleces o roces, “muy católico”, lo recuerdan allí, un profesional. Sin embargo, no era particularmente cercano a quienes lo rodeaban. No hablaba tanto de su vida personal, no jugaba al fútbol con quienes trabajaban con él, no iba a algún bar con ellos después del turno, o un asado de fin de semana.
Pero poco a poco, las autoridades empiezan a encontrar nuevas evidencias en su contra. Una de las últimas, que incluso alarmó a los investigadores, fue el historial de búsqueda en Google del sospechoso. Es que una de las primeras medidas de prueba que llevó adelante la Justicia fu peritar todos los dispositivos del detenido. Allí comprobaron que entre las cuestiones que buscó en la red se encontraban las frases “qué pasa si infiltrás aire en las venas” y “qué se puede tomar para probar la muerte”.
Tras el deceso se la madre del funebrero, los médicos desconfiaron de las causas e hicieron la denuncia al encontrar en la habitación ampollas de drogas psicotrópicas que no pertenecerían a los lotes registrados en el centro de salud. “Luego se determinó que el nuevo suero que había colocado la enfermera también se encontraba pinchado, esta vez con un solo orificio en la manguera y se halló en el mismo box donde se encontraba la paciente, una ampolla de diazepam abierta, la cual no había sido prescripta para ningún paciente ese día”, dice un comunicado judicial.
Hasta el momento, la principal sospecha que mantienen los investigadores es que Grottini habría utilizado una mezcla de psicofármacos para asesinar a los tres. Constatar el envenenamiento será más simple en el cuerpo de su madre ya que el cadáver de su hermano e hija fueron cremados. Luego de las muertes de su hermano e hija, el sospechoso realizó varios posteos en sus redes sociales con sentidos mensajes hacia su hija y su hermano.|