Crimen del contador: “lo sometieron más de 9 horas y después lo asfixiaron” – Negocios & Política
 

Peligra la ruta del dinero en Entre Ríos |Crimen del contador: “lo sometieron más de 9 horas y después lo asfixiaron”

Parte de los detalles que dejó entrever el fiscal de la causa durante la audiencia. A una semana del homicidio de Gonzalo Calleja hay cuatro detenidos con antecedentes por narcotráfico y violencia, a los cuales, se les consignó prisión preventiva por 45 días. Pero, ¿qué hacía un contador de 29 años en el barrio más caliente de Paraná?
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Alberto Enrique Osuna, Ezequiel David Morato, Iván Elías Garay y Ramiro Gabriel Colman, integrantes de una misma familia, a quienes el fiscal de la causa, Santiago Alfieri, les imputa el “homicidio agravado”, fueron los responsables de dejar sin vida al joven de 29 años. En tanto, un quinto sospechoso que había sido detenido también en el marco de la pesquisa, identificado como César Ayala, fue desvinculado del hecho, añadieron los voceros.

Tras la audiencia que se realizó el miércoles, el fiscal a cargo de la investigación del crimen del contador Gonzalo Calleja, solicitó 90 días de prisión preventiva para los cuatro imputados como autores del homicidio.

La medida dispuesta por el juez de Garantías Ricardo Bonazzola durante una audiencia, quedo finalmente en 45 días de detención, en la que ordenó que los acusados Ezequiel David Morato, Alberto Enrique Osuna, Iván Elías Garay y Ramiro Gabriel Colman permanezcan alojados en la Unidad Penal 1 de la capital entrerriana hasta que se disponga de dispositivos electrónicos de control para que puedan cumplir el arresto en sus domicilios. "No alcanza la existencia de antecedentes penales" para advertir "peligro de fuga, pero sí observo y entiendo como comprobado la existencia de riesgo de entorpecimiento" de la investigación, expresó el magistrado.

Pero la incógnita persiste, ¿qué hacía un contador de 29 años en el barrio más caliente de Paraná el miércoles 14 de julio por la noche? Hay una respuesta sencilla y probada: fue a vender dólares. Gonzalo Calleja desarrollaba ese negocio en forma particular, junto a un amigo como socio, como una actividad lateral a su trabajo en una empresa de la zona. Y luego lo mataron. Lo encontraron muerto en un descampado, asfixiado según la autopsia posterior, en medio de un territorio marcado por la violencia narco.

Pero surgen otras preguntas que vuelven más compleja cualquier explicación. “Estos pibes no necesitan muchos motivos para matar”, dijo un investigador a cargo del caso, al ser consultado acerca de los acusados y el móvil del homicidio. También, asoma en el expediente la relación del mercado paralelo de divisas con el capital narco y sus inversiones en Entre Ríos. El crimen, también, saca a la luz el submundo criminal que se mueve en la capital de la provincia.

El fiscal Santiago Alfieri dijo que los cuatro detenidos "y otras personas no individualizadas en conjunto lo sometieron" a Calleja por más de nueve horas en el interior de un departamento, "dándole muerte por asfixia y luego abandonando el cuerpo". Los defensores de los imputados hablan de una cacería de brujas sobre, básicamente, los sospechosos de siempre en Paraná. Mientras tanto, familiares y amigos de la víctima se manifestaron este miércoles frente a los Tribunales de Paraná para reclamar justicia.

Ramiro Gabriel Colman, uno de los acusados, es apodado “Pañal”, de 24 años, único imputado por el triple crimen de narcos perpetrado por sicarios el 15 de noviembre del año pasado en Paraná. Primero hubo un detenido, supuestamente un miembro de esa banda, Brandon Comas, quien pudo demostrar que estaba en Concepción del Uruguay al momento del hecho. Roda también fue demorado, pero no hay indicios que lo comprometan. Sin embargo, a inicios de esta semana apareció un testigo que pidió mantener su identidad bajo reserva y mencionó a los hasta ahora cuatro imputados: Ramiro Colman, Alberto Enrique Osuna, Ezequiel David Morato e Iván Elías Garay.

El testigo relató que el 14 de julio a las 23 fue a comprar droga al barrio, y observó una situación sospechosa en la casa de Garay, donde vio a los cuatro señalados y algunos más. Agregó que a las 5 de la mañana del día siguiente volvió a adquirir cocaína y vio cuando sacaban a una persona “como encapuchada” de esa vivienda y la subían por la fuerza a un auto.

Según la investigación fiscal, lo "privaron de su libertad para sustraerle 15.000 dólares, su reloj inteligente, celular, billetera y mochila, hasta las 5:20 horas en el interior del departamento de Garay". Luego, le "dieron muerte por asfixia, y abandonaron el cuerpo en una zona de descampado", por lo que caratuló la causa como "homicidio agravado, en concurso real con privación ilegítima de la libertad agravado".

El cuerpo fue hallado un día después debajo de un árbol en un campo de trigo en calles Báez y Montiel, a unos 8 kilómetros de donde estaba su auto, en cuya guantera se hallaron más de 9.500 dólares.

Alfieri relató que Morato dijo "no poseer más su vehículo Fiat Uno", para el momento del hecho, pero un comerciante de autopartes declaró que en la noche y madrugada de la desaparición de Calleja, el acusado "insistió en dejarle su auto en su desarmadero".  Por otro lado, el fiscal explicó que aún faltan las declaraciones de vecinos y personas "como testigos" y otras "pruebas de la escena y de laboratorio", por lo que "existe el riesgo de entorpecimiento", donde los acusados "busquen evitar que testigos den información”, motivo por el cual solicitó "la prisión preventiva por 90 días en una Unidad Penal".

La abogada defensora de Garay, Fernanda Álvarez, dijo que "no existe mérito sustancial ni elementos objetivos que impliquen" a su defendido; mientras que su padre declaró que la noche de la desaparición del contador "la Policía entró, pateó todo, se lo llevaron (a su hijo) a un descampado y lo molieron a palos, le pisaron la cabeza".

César Jardín y Andrés Amarilla, abogados defensores de Osuna, remarcaron que presentarán pruebas y testigos ya que el acusado el miércoles pasado "estaba en una cena familiar, tenía COVID-19 y necesitaba reposo constante" el día de la desaparición.

Asimismo, puntualizó en que la testigo lo señala como "alguien alto, tuerto, cabezón y con pelo enrulado" y Osuna "tiene los dos ojos, no es cabezón, ni alto, ni con rulos", por lo que pidió "la inmediata libertad y total desvinculación", como así también lo solicitaron los defensores de Colman, Patricio Cozzi; y de Morato, Eduardo Gerard y Marcelo Franco.

“El Tuerto” Osuna es el más pesado de los cuatro imputados. Fue condenado en 2018 por narcotráfico, en la causa de la banda liderada por Elbio Gonzalo Caudana, que traficaban cocaína en toda la provincia, donde también fue sentenciado su hijo, Matías Caudana, el supuesto novio de Nahir Galarza. También tuvo causas por asaltos. Cuando los policías de Homicidios lo detuvieron el lunes, “El Tuerto” los amenazó y les dijo “Ustedes no saben con quién se meten”.

Morato vive a pocas cuadras del 1° de julio, en el barrio Ferroviario, y tiene una condena por portación de arma de guerra. Es el más complicado de los cuatro, con distintos tipos de pruebas en su contra. “El Mugre” Garay cuenta con condena por robos.

El análisis de videos de más de 70 cámaras de seguridad, las pericias a celulares y autos secuestrados, así como los informes de entrecruzamientos de llamadas podrían comprometer a los acusados, pero son pericias que llevan varias semanas.

Varios interrogantes en el caso Calleja siguen abiertos. ¿Conocía el contador a los acusados de matarlo o lo citaron por primera vez al barrio 1° de julio para un cambio de divisa? Hay varias pruebas que apuntarían que el joven varias veces habría entrado a la zona. En la investigación creen que Ezequiel Morato era el contacto de la banda con Calleja, que ambos acordaban los encuentros para las transacciones en ese barrio. No se descarta en la mente de los investigadores una discusión en torno al precio de vente a de la divisa entre el contador y jóvenes muy violentos, que terminó trágicamente.

Desde que ocurrió el crimen de Calleja, muchas cuevas de la capital entrerriana bajaron las persianas, tanto las que funcionan en oficinas céntricas como aquellas personas que comercian en forma ambulante. Temen que, por primera vez, alguien quiera seguir la ruta del dinero en una causa penal grave.|

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