El drama de la droga adulterada volvió a golpear en los sectores más vulnerables de la población. Esta vez las víctimas no estuvieron en una villa sino dentro del Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza.

Una víctima fatal y tres internados en grave estado es el saldo hasta el momento de un episodio que vuelve a poner en el centro de la escena la crisis carcelaria y la facilidad con la que ingresan las drogas de todo tipo a las instituciones de encierro.

En la madrugada de este jueves se confirmó el fallecimiento del interno Leandro Rosa, de 38, quien estaba detenido por un delito común. A ello se suman otros tres internos que habrían consumido de la misma cocaína adulterada, y que presentarían iguales síntomas que lo que se registraron a inicios de febrero de este año en Villa Puerta Ocho, Tres de Febrero, cuando se lamentaron más de 20 muertos y una enorme cantidad de intoxicados de gravedad.

En este caso, los tres internos que se hallan en condiciones desesperantes fueron derivados al Hospital Zonal General de Agudos Alberto Eurnekian, en cercanías del complejo penitenciario, dado que por la gravedad del caso no podían ser atendidos en el hospital del penal.

Mirar para otro lado

El caso está siendo investigado por Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora, a cargo de Sergio Mola, quien se halla a la espera de los resultados de la autopsia para determinar fehacientemente cuál ha sido el compuesto que provocó el desenlace fatal. No descartan que se sumen más intoxicados, dada la forma en que se han precipitados los hechos, con notoria similitud a lo sucedido en el mes de febrero.

La situación también pone otra vez en el centro de la polémica a la gestión de la cúpula del Servicio Penitenciario Federal, hoy en manos de su interventora, María Laura Garrigós de Rebori, quien a inicios de mayo fue denunciada por la jueza María Servini de Cubría por no haber dispuesto las medidas necesarias para que se pudiera investigar una red de narcotráfico que operaba dentro del Complejo Penitenciario de Devoto, pese a sus reiterados pedidos.

Servini de Cubría advirtió en reiteradas ocasiones sobre la necesidad de acción por parte de los subordinados de Garrigós, para que colaboraran en una investigación que buscaba poner fin al accionar de una organización dedicada al ingreso y distribución de drogas en Devoto.

La inacción y las evasivas de la interventora y de su gente obligaron a la jueza a radicarle una denuncia, para que se determine si de algún modo estaba obstruyendo voluntariamente esa investigación.

La presencia de la droga en las cárceles es sin duda un flagelo que azota a todos los servicios penitenciarios del país, tanto el federal como los provinciales, ante la mirada aquiescente de los responsables. Esta crisis desatada en el Complejo Federal de Ezeiza vuelve a poner en el tapete la falta de acción por parte del Estado para prevenirlo, como así también la carencia de herramientas necesarias para hacerlo, como lo es la inteligencia interna, para anticiparse y detectar la actuación de las bandas responsables de la presencia de las drogas en nuestras cárceles. 

Por el contrario, las autoridades parecen resignadas a esperar que la droga siga circulando libremente por las cárceles, sin que nada se pueda hacer para impedirlo. Los resultados, hoy más que nunca, han quedado a la vista.  |