Quizás como lo reflejó un diputado de Cambiemos este fin de semana mientras votaba la ley de Ganancias del oficialismo: "Cristina se comió dos sapos -Massa y Fernández- los dos tipos que más la criticaban. Y lo hizo para ganar. Y ganó. Quizás es el momento de aprender a comer sapos".

Eso es lo que parece estar pensando algunos dirigentes de la oposición que no paran de recibir mensajes en sus teléfonos de Máximo Kirchner, quien los llama a conversar.

Así es como María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau están en la agenda que definieron Máximo y Cristina junto a Alberto. Nótese que no piensa en un segundo tiempo de Mauricio Macri. Massa y Axel Kicillof son los nombres elegidos por el oficialismo.

"Queremos a todos los presidenciables para firmar un acuerdo en donde se señale que no se puede pagar en los términos que propone el FMI. Es algo que nos conviene a nosotros pero también a ellos, porque tienen chances y si lo del FMI no lo arreglamos ahora no lo arreglamos más", explicó una fuente que sigue de cerca las negociaciones.

Desde la oposición niegan haber tenido un encuentro, pero no así los llamados y los mensajes. Pero hay cautela, no quieren entrar a un callejón sin salida.

Esa cautela es la que llevó a Massa a declarar públicamente que se busca este acuerdo "con los referentes más generacionales, que pueden llegar a tener que gobernar" con la deuda sobre la cabeza.

Y con el fin de romper ese cerco, el presidente de la Cámara de Diputados avisó que el acuerdo "es una posición política" pero que "tiene que ser por escrito, nos tenemos que poner de acuerdo y firmarlo".

Por su parte, desde el oficialismo siguieron los pasos de Cristina Kirchner quien no sólo le pide "un gestito" al FMI sino que lo acusa de haber entregado un préstamo político, algo que Massa y Fernández ratificaron.  |