El Partido Justicialista deambula entre lo que creen que es y lo que puede ser. En esa realidad, el PJ reestructuró su organigrama en busca de cimentar su posición dentro del Frente de Todos y así dar indicios de lo que será el reparto de lugares en las próximas listas legislativas. Los gobernadores recuperan el poder territorial de sus partidos provinciales con la promesa de poder elegir sus candidatos.

Veinticuatro horas después de la oficialización de la planilla única, que será refrendada el próximo 21 de marzo, las repercusiones por el nuevo esquema de poder aparecen más por lo bajo que en público. “Es un maquillaje de poder a Alberto. ¿En qué cambia que lidere el partido cuando le hacen la vida imposible en la gestión?”, se preguntó, -equivocado o no- un funcionario de la Casa Rosada.

Fue una implosión controlada, intentando minimizar los daños y darle “gobernabilidad y certeza” a la coalición oficialista. Alberto Fernández fue ungido como líder, con el único objetivo de robustecer una imagen presidencial golpeada por el vacío de poder de los propios y ajenos. ¿Sirve para algo el PJ? Eso está por verse, teniendo enfrente al gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, que intentó dar una interna pero quedó fuera de partido y “a los gritos”.

El resto que apostaba a una interna quedó adentro: el ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, que estará representado por dos de sus laderos. Respecto a la negativa del “gringo”, desde el Centro Cívico avisan que prefiere enfocarse en la gestión y que integrar una lista con Alberto en el PJ, al mandatario de la tierra del cuarteto y el fernet “no le quita el sueño”.

Una demostración del mensaje hacia los gobernadores tiene su ejemplo en el caso pampeano, en el que se le dio lugar a Sergio Ziliotto y su aliado, el ex mandamás Luis Verna, dejando afuera al ex jefe del ejecutivo, Rubén Marín, actual presidente del PJ pampeano, enfrentado a Ziliotto. Marín aseguró que renunciará a su actual cargo y afirmó que "hay poco federalismo en la toma de decisiones".

La vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, fuera de la nómina oficial pero con la verdadera lapicera del poder, rodeó a Fernández con dos figuras de su círculo: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y la diputada nacional, María Cristina Álvarez Rodríguez. A ellos se suman la vicegobernadora del Chaco, Analía Rach Quiroga y el gobernador de Tucumán Juan Manzur y la diputada nacional por Catamarca Lucía Corpacci. Salvo el caso del tucumano, de una excelente relación con AF, todos responden directamente a los designios del cristinismo.

El reparto de lugares entre consejeros titulares y suplentes quedó equilibrado entre un sector del albertismo, intendentes, organizaciones sociales y el sindicalismo. La Cámpora quedó con el camino libre para apoderarse del PJ porteño, que encabezará Mariano Recalde y el PJ bonaerense que será liderado por el jefe del bloque del FDT en diputados, Máximo Kirchner.

Fuera de la estructura oficial del peronismo quedó el massismo pero la idea fue consensuada con su líder, Sergio Massa, que busca seguir apostando al crecimiento del Frente Renovador. El presidente de la Cámara de diputados sostiene que la estructura de los dos partidos le dan fuerza a la coalición. “Afuera del PJ, independiente, autónomo y aliado de la coalición”, se le escuchó decir al ex intendente de Tigre, cuando se le preguntó por la nueva nómina peronista.|