Quince años después de la desaparición de la niña británica Madeleine McCann en el sur de Portugal, la Justicia lusa avanza para desbloquear el caso tras identificar al presunto autor del secuestro, el alemán Christian Brueckner, preso en una cárcel alemana por otros delitos.
Las autoridades alemanas han dado luz verde a la acusación de la Fiscalía portuguesa contra Brueckner, de 44 años, que cumple condena por tráfico de drogas en Alemania y es investigado por varias violaciones, entre ellas a una ciudadana estadounidense de 72 años y a una joven.
La niña tenía tres años cuando fue raptada de la habitación donde dormía con sus dos hermanos pequeños, en un complejo turístico de Praia da Luz, en el Algarve, durante la noche del 3 de mayo de 2007. Las sospechas contra Brueckner tomaron peso tras ser extraditado desde Portugal a Alemania en 2017 acusado de un caso de abuso sexual a menores en Grecia.
Tras cumplir la mitad de su condena abandonó su país, pero volvió a ser extraditado, esta vez desde Italia, por otro caso relacionado con las drogas. Además, se le acusó de la violación de la mujer de 72 años en Praia da Luz y se le investiga por otra presunta violación de una mujer irlandesa en 2004 en Portugal
La investigación de sus movimientos demostró, por el rastro de su teléfono móvil, que se encontraba cerca del complejo de vacaciones donde se hospedaban los McCann la noche en que Maddie fue secuestrada. Brueckner tiene abundantes antecedentes penales por abusos sexuales, agresiones físicas, robos y delitos menores, en algunos casos ocurridos durante su estancia en Portugal.
En el Algarve vivía de trabajos ocasionales y también de robos en hoteles y apartamentos. El sospechoso ha sido identificado tras una larga investigación en la que han participado el Departamento de Investigación y Acción Criminal de Faro (DIAP) y la Policía Judicial, en cooperación con las autoridades inglesas y alemanas.
La errática investigación de la Policía portuguesa, las campañas internacionales impulsadas por los McCann y el desmesurado interés mediático que despertó, convirtieron la desaparición de Madeleine en un caso de alcance mundial.
Antes de que surgieran sospechas sobre Brueckner, la policía portuguesa invirtió años en seguir pistas que no condujeron a nada y que alimentaron el misterio. Uno de los responsables de la investigación terminó en los tribunales por un polémico libro en el que apuntaba contra los padres de la pequeña como autores de un homicidio accidental. El caso ha quedado como uno de los grandes fracasos de la policía lusa, que acumuló más de 2.000 diligencias, 500 búsquedas en la zona y llegó a tener casi veinte sospechosos.
Sucede que en los últimos meses los investigadores encontraron evidencia concreta contra el sospechoso, y si bien pasó mucho tiempo desde la desaparición de "Maddie", aún hay información que puede rastrearse.
Brueckner vivía en una casa rodante cerca del complejo vacacional Praia da Luz en Portugal cuando Madeleine desapareció en 2007. Eso lo ubica próximo al lugar del hecho, lo que podría haber sido para él algo estratégico a la hora de ver que la niña se quedó sola en el cuarto.
Por eso mismo, ese vehículo -se cree que le fue prestado por alguien- ahora es fundamental para que la policía reconstruya el caso. Lo que sí se sabe, es que visto en el área alrededor de Praia da Luz en el momento en que desapareció Madeleine, por lo que queda determinar cuáles fueron sus movimientos durante esa noche.
Brueckner también manejaba un Jaguar. El auto tenía matrícula alemana y estaba registrado a su nombre, pero el día después de la desaparición de Madeleine, el acusado se puso en contacto con las autoridades de licencias de vehículos en Alemania y volvió a registrar el coche con el nombre de un conocido. Con toda la evidencia registrada ahora, esa actitud es más que sospechosa.|