La investigación sobre el triple crimen ocurrido en enero a la salida de un casamiento con tinte "narco" en Santa Fe, arrojó cuatro sospechosos que fueron puestos a disposición del Juzgado Federal 3 de Rosario por su papel dentro de una red de distribución y venta de drogas
Según la justicia, los detenidos distribuyen drogas a distintos vendedores de la zona, entre ellos a Maximiliano Giménez, una de las víctimas del triple crimen. La insólita boda "narco" entre dos personas con causas en el fuero federal por comercialización de drogas, se celebró el 28 de enero pasado en un salón de eventos de la localidad santafesina de Ibarlucea, que linda al oeste con Rosario.
Al final de la fiesta, cercano a la madrugada, Maximiliano, su pareja Erica Vanesa Romero y la hija de ambos de 1 año, que había concurrido como invitada, fueron asesinados en una emboscada a balazos, enmarcados presuntamente en una disputa entre bandas que comercializan drogas en esa región.
Los detenidos tras registrarse más de catorce inmuebles en las provincias de Córdoba y Santa Fe, fueron identificados como Fabián Gustavo Pelozo, Ignacio Quintana, Gustavo Abel Rolón y Matías Claudio Rolón. Allí, los investigadores secuestraron 10 celulares que serán peritados para incorporarlos a la causa, un millón de pesos, 101.425 mil dólares, 3.500 euros, dos armas de fuego, 10 vehículos, una moto, 44 teléfonos celulares, dispositivos de almacenamiento de información y demás elementos de interés.
Los investigadores especulan que los cuatro formaban parte de una organización narco transnacional que cargaba droga proveniente del Estado Plurinacional de Bolivia en avionetas, para luego hacer escala en Paraguay y finalmente desembarcar la carga en centros de acopio en la provincia de Córdoba.
Además, uno de los detenidos se encuentra sindicado como el organizador de las maniobras de tráfico de droga y como quien distribuía estupefacientes a distintos vendedores de Rosario, entre ellos Maximiliano Giménez.
Los allanamientos se llevaron a cabo tras 15 meses de tareas de inteligencia criminal, luego de la detención de Adelaida Castillo, una de las líderes de la banda delictiva, y la incautación de 389 kilos de cocaína, vehículos y dinero en efectivo, en septiembre de 2020, que funcionó como puntapié inicial para la investigación.
Por esta causa, Quintana, uno de los detenidos, actualmente se encuentra a disposición de la justicia federal de Salta. Los otros tres detenidos quedaron a disposición del Juzgado Federal 3 de Rosario a cargo del Juez, Carlos Vera Barros, mientras la investigación continúa en busca de identificar ramificaciones de la organización que operan a nivel local.
La historia detrás del hecho
En las calles de Rosario “se comenta” que el triple crimen de Ibarlucea, cometido a la salida del “casamiento narco”, habría sido una venganza contra Iván Maximiliano Giménez. “Cerebro”, uno de los apodos de Giménez, llevaba poco tiempo en el rubro. Su primer contacto con el narcotráfico habría sido por una invitación de su pareja, Érica Romero, que era hija de otro narco conocido de la ciudad: “Manco” Romero. Y una de las tareas de las que se encargaba Giménez lo llevó a acercarse a las inmediaciones del río Paraná, uno de los “puntos” preferidos de los narcotraficantes paraguayos, para cruzar cargamentos de marihuana.
Ese “trabajo tercerizado”, estaba ligada a Esteban Lindor Alvarado, líder de uno de los dos grupos más fuertes de Rosario, hoy detenido en el Complejo Penitenciario II de Marcos Paz. Giménez juró que perdió el cargamento; que los kilos quedaron flotando sobre el río y que les perdió la vista. El tema es que los narcos rosarinos que lo habrían “contratado”, debieron hacerse cargo de los 42 kilos extraviados, cuando en 2021 el kilo de marihuana costaba cerca de 30 mil pesos lo que significó pérdidas de entre 4,5 y 6 millones de pesos. Pero las mentiras tienen las patas cortas y “Cerebro” no solo dejo de pedirles trabajos y cargamentos sino que se rumoreaba que estaba ofreciendo marihuana… la que juraba haber perdido.
Otra de las actitudes de Giménez que habría molestado en el grupo narco para el que trabajaba es que los dejó por otro grupo junto con los “novios” de la fiesta: Esteban Enrique “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón, procesados en una causa por narcotráfico por la Justicia Federal de Rosario. Según lo confirmó el fiscal Gastón Ávila, a cargo de la investigación, los recién casados eran vendedores independientes de “segundas líneas”, es decir, los que le compran a los "jefes", para revender en pedidos de 500, 250 o 100 gramos.
Esteban y Brisa, habrían invitado a Giménez y a su mujer a trabajar para el mismo grupo que ellos. Esteban y Maximiliano serían grandes amigos, de ahí los apodos “Pinky” y “Cerebro”. “Trabajar” Brisa, la novia, se crio en el barrio Tablada. El mismo barrio de crianza de Vanesa Barrios, la mujer de “Guille” Cantero, líder de Los Monos. Esa vinculación habría sido primordial para la relación de los novios con el grupo de la familia Cantero.
"Venite. Si proveedores hay por todos lados; la droga nunca va a faltar, los clientes tampoco", podría haber sido, la propuesta a Giménez para asistir a la boda. La vinculación con los Cantero, dicen, era mínima. Pero existía. Lo que las bandas narcos tienen en claro es que lo que paso, sentó un precedente: la muerte de Elena, la bebé de un año de Romero y Giménez. Se cree que los sicarios no sabían que estaba en el auto.|