Los esfuerzos del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, por frenar el incremento de los precios no habrían arrojado los objetivos deseados. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, reconoció este viernes que en el Gobierno existe una suerte de “desesperación” por hallar una “alternativa” ante los aumentos.
Otro indicio que marca la magnitud del problema fue puesto sobre la mesa por el propio presidente Alberto Fernández durante el acto de clausura de la vigésimo séptima Conferencia Industrial que organiza anualmente la poderosa Unión Industrial Argentina (UIA), donde advirtió que será “inflexible” en el cuidado de los precios de la canasta básica.
La desesperación que desencadena en la inflexibilidad de la que hablaba el mandatario, responde al temor que genera el impacto que puede producir la escalada de precios internacionales de alimentos en una economía debilitada por la inflación, un elevado déficit fiscal y la herencia de una deuda millonaria.
Pese a que el tipo de cambio, los precios de los servicios públicos, de los combustibles y algunos alimentos y medicamentos están congelados y los salarios atrasados, Argentina registró en octubre último un 52,1 % de inflación anual y un 3,5 % mensual, en un contexto de rebote económico tras tres años de recesión. El riesgo de que se acelere la subida de precios en 2022 a nuevos escalones entre el 50 y el 70 % anual marca el actual estado de “desesperación” del Gobierno.
Noviembre fue el cuarto mes consecutivo en el que los precios mundiales de las commodities de alimentos se mantuvieron cuesta arriba, impulsado por los incrementos en cereales y lácteos. Así lo indicó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Según el índice que registra los cambios mensuales en las commodities de alimentos que utiliza el organismo, durante el mes pasado promedió 134,4 puntos, es decir el 1,2% más que en octubre y 27,3% en la comparación interanual.
Algunos analistas económicos creen que la primera oleada inflacionaria global ya afectó el mercado criollo. Un reciente estudio realizado por la consultora Focus Market indica que la canasta navideña tendrá este año aumentos de hasta el 84%.
“Encima que tiene el bolsillo roto, le rompen el otro bolsillo y la cabeza con los precios. Por eso es tanta la desesperación del Presidente en encontrar una alternativa al tema precios para ir poniendo las cosas en su lugar”, dijo Aníbal Fernández en declaraciones a la prensa. De todos modos, el ministro se mostró optimista: “Creo que vamos a estar superando el 10,5 de crecimiento, casi el doble de lo que está en el Presupuesto”.
De los precios globales a los pícaros
Cuando el Presidente habló ante los industriales en Parque Norte, el viernes, reconoció que “hay problemas globales con la inflación” y que esa situación “afecta seriamente” al país. Es cierto, los alimentos alcanzaron su valor más elevado desde junio de 2011, impulsado sobre todo por la fuerte demanda de trigo y los productos lácteos, que encabezaron los aumentos de noviembre con una suba promedio del 3,4% a raíz de una fuerte demanda mundial por manteca y leche en polvo.
Según a agencia Bloomberg, los precios treparon en todo el mundo debido a los costos del transporte, la energía, los fertilizantes, y la escasez de trabajadores. La mayoría de estos ítems responden a consecuencias de la pandemia.
Ante ese escenario global, el mandatario dijo que “no es posible de que algunos pícaros aprovechen el momento para obtener ganancias extraordinarias” y advirtió a los industriales que lo escuchaban: “Vamos a ser muy exigentes en el cuidado de los precios de los productos de consumo masivo. Veo con preocupación el aumento irracional del precio de los alimentos, aún sabiendo que hay factores exógenos que inciden. Igual es mi preocupación con el precio de los insumos de la construcción. Seré inflexible con quienes se abusan en este contexto”.
Desacople de precios y medidas intervencionistas
El lunes de esta semana, Feletti se reunió con los representantes de los panaderos para pedirles que por favor lo ayuden a sostener el precio del pan, que ya registra una suba que va entre el 10 y 15 % según reconoció el presidente de la Federación Industrial de Panaderos de la provincia de Buenos Aires, Raul Santoandré. “Todos los días, en mayor o menor medida, nos aumenta la materia prima”, contó hace unos días en una entrevista con la agencia oficial Télam.
Santoandré fue tajante al afirmar que “el pan va a aumentar” y al considerar que “la preocupación va más allá de lo que es diciembre”. En esa misma entrevista, el representante de los panaderos trajo un concepto que viene sonando desde hace semanas en la secretaría que conduce Feletti: desacople de precios.
“Por eso con el secretario de Comercio concordamos –en la reunión del lunes– que hay que trabajar y ver los precios que están al mercado nacional, un desacople en lo que sería el trigo, por ejemplo para garantizar el abastecimiento del mercado interno”, explicó a la agencia de noticias del Gobierno.
La necesidad de desacoplar los precios de los alimentos a nivel internacional de los valores locales, también fue el tema central de la reciente reunión entre el director del Banco Nación y dirigente de Unidad Popular, Claudio Lozano, y el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
“No es posible mantener control sobre el sistema de precios en la Argentina sin disponer de las herramientas que permitan desacoplar la evolución de los precios internacionales de la evolución de los precios internos. Máxime en el caso de alimentos, commodities industriales que son de uso difundido y energía”, se lee en un comunicado que distribuyó Lozano después del encuentro con Feletti.
Para el economista con sillón dentro del directorio del Banco Nación: “estas herramientas son el uso de retenciones y/o cupos para la exportación. Depende de cada coyuntura y de cada mercado qué tipo de intervención corresponde utilizar. Pero es imposible en un país como Argentina pretender controlar precios sin el uso de estos instrumentos”.
La falta de credibilidad y tres escenarios posibles
Las encuestas de opinión reflejan que la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones de los argentinos y, de hecho, el oficialismo sufrió una derrota electoral en las legislativas del 14 de noviembre pasado. Los principales analistas del mercado coinciden en señalar la falta de un plan económico que se encuentre a la vista de los inversores, ese punto incrementa la falta de credibilidad que ya fue manifestado en las urnas.
Sin embargo, el presidente Fernández anunció que en la primera semana de diciembre enviará al Parlamento un proyecto de ley “que explicite el 'programa económico plurianual para el desarrollo sustentable'”, que contendrá “los mejores entendimientos” que su Gobierno haya alcanzado con el Fondo Monetario Internacional, en la renegociación de la adeuda por unos 44.000 millones de dólares más intereses.
Ese plan o programa sigue sin aparecer. Lo único que hay a la vista es el proyecto de Presupuesto 2022, que prevé una inflación del 33 %, pero la falta de credibilidad en esa meta provoca que no sirva para anclar las expectativas de aumento de precios.
En el horizonte inmediato hay tres escenarios posibles para 2022:
- En el mejor de los casos la inflación se mantendría en torno al 50% si las tarifas de servicios públicos y el tipo de cambio se mueven con el resto de los precios.
- Si se corrigieran las tarifas y el tipo de cambio por encima del resto de los precios, la inflación podría trepar a un 55 a 60 %.
- Si se cumpliera con el pedido del FMI para firmar un acuerdo -que consiste en eliminar los atrasos tarifarios y cambiarios en forma conjunta-, la inflación escalaría al rango entre 70 y 75 %.
- Algunos analistas consideran que puede haber un punto intermedio, pero ya con un régimen de inflación un escalón más arriba del 50 %.
Con semejante escenario es lógico que el verborrágico Aníbal Fernández haya remarcado la “la desesperación del Presidente” por “encontrar una alternativa al tema precios” y la carrera de Feletti por buscar apoyo a nuevas medidas intervencionistas. A todo esto, la contribución de la oposición sigue siendo nula. |
*Editor General.