Crecen los rumores respecto de la pronta salida de Marcela Losardo del cargo de ministra de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Crecen y nadie los desmiente porque en realidad no crecen, simplemente se expanden.
Lozardo está con un pie afuera del Gobierno nacional, por lo menos como miembro del Ejecutivo. "Está cansada", dicen en su entorno. "La apretada de Cristina Kicrhner es la salida", dice el segundo círculo, un poco más alejado de la ministra.
Más allá de las especulaciones políticas que se puedan hacer respecto de la relación entre el kirchnerismo y el Poder Judicial, desde el punto meramente formal a la ministra se la señala por los malos resultados en los dos temas que impulsó la Casa Rosada: la reforma judicial y la designación de Daniel Rafecas para la procuración.
"No pasó nada. Tan poco pasó que ni siquiera formó parte del discurso de apertura de sesiones de este año”, señalaba un legislador del Frente de Todos de esos que suelen ir a la Casa Rosada y a Olivos. "Hay una cuota de esto que es consecuencia del kirchnerismo, pero los senadores son provinciales, hay que laburar eso también y mucho no se hizo", agregó.
El otro punto a resolver en esta discusión ya es mucho más personal y político que de gestión. La salida de Losardo del gabinete es un tiro al corazón de Alberto Fernández como presidente. Un cuestionamiento muy serio de la conducción. Es totalmente diferente al caso del ahora ex ministro Ginés González García.
"Marcela es la socia de Alberto de toda la vida pero, además, es junto a Vilma —por la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra— el ángel de la guarda del mandatario. Confía en ella con los ojos cerrados y su salida sin ninguna razón aparente, sino un conflicto de gestión, mostraría a un Fernández debilitado internamente porque no es Ginés que es su amigo de toda la vida pero se mandó una cagada, ella es amiga, socia y es alguien que muestra racionalidad", explicó una fuente del peronismo que suele balancearse entre el Instituto Patria y el Café Las Palabras —o como le dicen todos, la cueva del gordo Valdés—.
El doctor Zannini se frota las manos
En el medio de esto sobrevuela la denuncia contra Mauricio Macri y su equipo por el crédito del Fondo Monetario Internacional. Y Losardo no aparece en el equipo que sale a la cancha con este tema en donde, nuevamente, anuncia el presidente, pero parece ejecutar la vicepresidenta.
La presentación judicial que en breve será enviada a los tribunales federales de Comodoro Py está pasando por el proceso de revisión de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) a cargo de Carlos Montero, y luego pasará por la Oficina Anticorrupción (OA) que encabeza Félix Crous.
La elaboración de la "querella criminal" tendrá tres etapas: una auditoría de la Sigen, la presentación de la denuncia por la OA y, último, aparecerá el hombre silencioso pero que ejecuta a la perfección los designios de CFK como su fuera un francotirador, Carlos Zannini, titular de la Procuración del Tesoro, oficina que se constituirá como querellante.
"A Losardo esto tampoco le cayó bien el manejo que hicieron de la denuncia por la deuda. No se la consultó, solo se le comunicó, y después se tiene que bancar todas las presiones. Pero, lo que más le molesta es que si el kirchnerismo quiere ir por eso lado que lo haga, pero después salen brutos como (Oscar) Parrilli a plantear una bicameral y ella tiene que salir a aclarar que la bicameral no sirve para nada, está un poco cansada de eso también", señalaron desde su entorno.
Por estas horas está decidiendo qué hacer. Los rumores se expanden, los medios de comunicación más ligados al oficialismo ya ponen su salida en potencial. Al igual que la hasta ahora ministra de Justicia, la discusión está centrada en el cuándo será y a dónde irá y ya no tanto si será. |