En los últimos años ha aumentado la atención de las empresas en materia de recursos humanos. Con el ojo puesto en los vínculos entre los integrantes de equipos de trabajo, la pretensión de lograr un buen ambiente laboral empezó a cotizar cada vez más alto entre los líderes de equipos. Pero el “capital humano” no es fácil de gestionar, justamente por tratarse de un conjunto de personas con gustos, preferencias y necesidades diferentes.
Según los datos que relevó la firma global de people analytics y consultoría Great Place to Work, el 96% de los empleados de las empresas que rankean como los mejores lugares en el mundo para trabajar, considera que la compañía donde trabaja es un excelente lugar debido a que se siente conectado con el propósito de la misma. A la vez, el 88% de los y las empleadas contestó que “siente orgullo por decirle a los demás donde trabaja”.
Entonces, ¿cómo lograr esos valores en los y las trabajadoras de una empresa? Según la consultora, que además se encarga de realizar un ranking anual que se replica en rakings locales de cada país, la tecla clave es la confianza, y para eso el camino es una gestión con foco en las personas. Lucas Mailland, fundador de Fichap, start-up argentina de gestión de equipos de trabajo, coincide en este punto: “la confianza es un sentimiento indispensable para la relación entre empleador y empleado, porque evita las incomodidades y da lugar al diálogo. Entenderse es el primer paso para llevarse bien”, señala Mailland y aclara que, además, “la confianza es clave entre los integrantes de los equipos de trabajo”.
En este sentido, los equipos de recursos humanos de las grandes empresas han estado trabajando este año en la adaptación a la virtualidad de las actividades presenciales y las distintas herramientas que tenían para mejorar y fomentar el buen clima de trabajo. “La irrupción de la tecnología y su rápida incorporación a la cotidianidad laboral sin dudas modificó el paradigma de gestión empresarial”, opinó Mailland. Fichap, el emprendimiento que fundó junto a su socio Gonzalo Soaje Pinto, releva información sobre tiempos de trabajo y permite “fichar” de forma digital y remota.
“Saber cuántas horas trabajaron los miembros de un equipo brinda información útil para decidir, por ejemplo, si es un buen momento para organizar un evento recreativo o no, porque quizás es una semana de mucho trabajo y es probable que las personas no tengan ganas de conectarse a una videollamada, aunque sea recreativa”, explica el especialista.
Ni azar, ni exceso de control
Como en cualquier ámbito, los vínculos interpersonales no son fáciles de entender en el plano laboral. Por eso existen equipos enteros dedicados a pensar estrategias para alimentar la relación entre los integrantes de una empresa y generar buen clima de trabajo porque, como se dice, “empleados contentos trabajan mejor”, pero además se traduce en salud mental, en productividad y en compromiso hacia la compañía.
Sin embargo, un exceso de control en los vínculos puede actuar de forma contraproducente, y generar el efecto inverso al esperado. “En los vínculos la espontaneidad es la mejor aliada de las relaciones verdaderas y duraderas. No quiere decir que haya que dejar la gestión de recursos humanos al azar, pero tampoco forzar a las personas a comportarse de determinada manera”, señala Mailland.
Los juegos durante los eventos virtuales, por ejemplo, pueden ser disparadores de temas de conversación, lo que no quiere decir que necesariamente lo sean. Hay que respetar la energía de cada uno y las ganas de participar porque del otro lado de la pantalla pasan cosas que quien organiza no puede ver. Conocer previamente las motivaciones de cada persona, o la relación que tiene con su equipo, puede ayudar para guiar mejor los eventos grupales. “Coordinar está bien, pero hay que saber percibir”, aclara el especialista.
Otra cuestión a tener en cuenta es la cantidad de participantes. Desayunos o almuerzos grupales, after office virtual, catas de vino o clases de coctelería, juegos e incluso salas de escape virtuales fueron algunas de las actividades que las empresas encontraron para seguir alimentando los vínculos entre sus integrantes. Pero a veces, demasiada presión puede quitar las ganas de participar. “Hay que saber administrar los recursos. A veces, en una reunión pequeña, con personas de mayor confianza por el nivel de cotidianidad que tienen entre sí, se dan momentos de distensión más agradables y reales”, explica Mailland. Para una buena gestión, los detalles y la evaluación constante -hacia dentro de los equipos de RRHH- de lo que va sucediendo durante los encuentros, pueden ser la clave para lograr el mejor ambiente de trabajo.