Diego Armando Maradona murió por causa de una insuficiencia cardíaca que le generó un edema agudo de pulmón y le provocó una muerte súbita. Eso fue lo que indicaron los médicos forenses que trabajaron sobre el cadáver de la leyenda del fútbol mundial, después de poco más de dos horas de autopsia.
“Insuficiencia cardíaca aguda, en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca congestiva crónica que generó edema agudo de pulmón”, así lo comunicaron los investigadores de la muerte de Maradona, ocurrida este mediodía en la ciudad bonaerense de Tigre.
El cuerpo sin vida del ex capitán de la Selección argentina fue revisado por un equipo de médicos forenses en la morgue de San Fernando, después de que la Fiscalía General de San Isidro pidiera autorización para el examen a la familia, que lo permitió. Los investigadores abrieron una causa por “averiguación de causales de muerte” después de que, a las 13.20 de este miércoles, recibieran el aviso de la muerte de Maradona.
Frente a la novedad, el Fiscal General de San Isidro Dr. John Broyad dispuso el armado de un grupo de trabajo conformado por los fiscales Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra, quienes estuvieron en el barrio privado San Andrés, donde Diego vivía desde que fue operado por un hematoma en la cabeza.
Una parte del equipo de investigación se dedicó a tomar declaraciones testimoniales en la sede de la Fiscalia de Benavídez, partido de Tigre, mientras que otro grupo de fiscales y funcionarios se dirigió al Hospital de San Fernando para presenciar la autopsia. De los testimonios recogidos en el ámbito de la sede fiscal se concluyó lo siguiente: la última persona que lo vio con vida fue su sobrino el día martes a las 23.
Cuando Maradona murió estaban en la casa su sobrino, su asistente, un empleado contratado para su seguridad física, una enfermera y una cocinera. A las 11.30 llegaron el psicólogo y la psiquiatra personales de Maradona, quienes comprobaron que Maradona parecía dormido y no respondía. Su sobrino y el asistente intentaron despertarlo y al no observar, en principio, la existencia de signos vitales pidieron la presencia de la enfermera y la psiquiatra quienes le realizaron maniobras de RCP sin éxito.
En ese momento pidieron ambulancias de distintas prestadoras y en ese lapso llegó un cirujano vecino del barrio, quien también intentó maniobras de reanimación. Luego llegaron las ambulancias a cargo del medico clínico de la prestadora médica e intentaron revivirlo con ampollas de adrenalina y atropina, pero no lo lograron.
Y este domingo el periodista de Clarín Martín Voogd escribió:
Un puñado de días antes del final, a la espera de esa alta que se demoraba tras la cirugía en la clínica Olivos, Maradona había imaginado un plan de escape entre siesta y siesta por la sedación. Pidió intercambiar la ropa con la persona que lo estaba cuidando para dejar la habitación. Y, ante la negativa, Diego pensó en voz alta a la espera de una respuesta.
-¿Vos qué harías si fueras Maradona?
-¿La verdad, Diez? no me gustaría ser ni un segundo Maradona, le respondió con una honestidad extrema tras tomarse un poquito de tiempo para elegir bien las palabras.
-Eso mismo me pasa. Me gustaría tomarme vacaciones de Maradona.
Todos los que lo frecuentaban en los últimos tiempos coinciden en que Diego se había cansado de ser Maradona y un poco de todo lo que lo rodeaba por ser Maradona. Deseaba disfrutar de cosas simples que iban a contramano de su vida de rockstar tiempo completo. Pero Maradona ya se había apropiado de Diego. Y a los 60 años, esos que cumplió el pasado 30 de octubre, ya era difícil alterar el funcionamiento de esa maquinaria que lo llevó a ser el mejor de los mejores y el más famoso de los famosos. La prueba fue el impacto de la noticia de su muerte que no deja de doler.
La la insuficiencia renal que acabó con su supuesta inmortalidad sucedió en algún momento de la mañana del miércoles 25 de noviembre de 2020. Fue en su habitación de la casa ubicada en la unidad 45 del barrio privado San Andrés, en el norte del Gran Buenos Aires. Fue ahí, pero pudo haber pasado hace dos décadas en Punta del Este cuando casi le explota ese corazón que empezaba a dar señales de debilidad. O hace 16 años en la Suizo Argentina. O en pleno Mundial de Rusia. O hace menos de un mes en la cancha de Gimnasia. O antes de que llegara a la Clínica Ipensa de La Plata. También pudo suceder durante la operación del hematoma subdural crónico en la clínica Olivos. O en el posoperatorio. O mañana. O dentro de 10 o 20 años.
Pero su corazón se apagó mientras dormía. Falló. Y no hubo tiempo para otro milagro.
Y punto.
Final.