Los discursos de odio continúan su paso por internet ante un sistema educativo sin reacción – Negocios & Política
 

La otra pandemia |Los discursos de odio continúan su paso por internet ante un sistema educativo sin reacción

El flagelo tuvo su mayor pico durante el período de confinamiento por lo que resultó propicio para un estudio que reveló las edades más frecuentes y las provincias donde existe mayor aceptación de estas expresiones. En tanto, las redes son las principales plataformas en las que se generan y difunden estos mensajes de tinte racista, xenófobo, homófobo, negacionista, entre otros. Los detalles.
Valeria Druckmann
Sociedad
Valeria Druckmann
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El sociólogo e investigador del CONICET Ezequiel Ipar fue el encargado de reunir y dirigir a un grupo de investigadores a través del Laboratorio sobre Estudios de Democracia y Autoritarismo (LEDA) para indagar acerca de cuán propensos son los argentinos a reproducir en la esfera pública enunciados que promueven la discriminación y deshumanización de personas con distintas identidades sociales. Esto fue metodológicamente posible a partir de la elaboración de un índice de discursos de odio (DDO) basado en una encuesta que involucró al Instituto Gino Germani y la Universidad Nacional de San Martín.

A través de la investigación titulada “Discursos de odio en la sociedad argentina” constataron que un número importante de encuestados se mostró a favor de estas expresiones discriminatorias, siendo los millennials (nacidos entre mediados de los 80´ y el 2000) y los baby- boomers (1946-1964) los más propensos a reproducirlos contra distintas identidades sociales, un fenómeno que fue creciendo en el ámbito público fomentado por la masividad de las redes sociales y la crisis educativa.

Los detalles

“El concepto ‘discursos de odio’ se acuña para nombrar las expresiones de discriminación hacia un otro en función de su pertenencia a un grupo social, racial, político diverso, expresiones que pueden incluso legitimar la violencia en redes”, explicó la investigadora y doctora en Ciencias Sociales, Lucía Wegelin, entrevistada por Horacio Solá en su programa para la Fundación Medifé.

El estudio reveló que el 26,2% de los argentinos promovería o apoyaría discursos de odio y a un 17%, le resultan indiferentes. Al observar cómo se correlaciona la aprobación de los DDO con la región geográfica del país en la que se reside, se ve que el apoyo de este tipo de expresiones se intensifica hacia el centro de la Argentina (donde un 30,7% de los encuestados los promueve) y al noroeste del país (30,4%), y exhibe los niveles más bajos en la Patagonia (20,5%).

Tanto en el interior de la Provincia de Buenos Aires (PBA) como en el conurbano bonaerense, el nivel de aprobación con el que cuentan es un poco más bajo que entre la población de Argentina en general, siendo del 24,6 %y 25%, respectivamente. Algo similar ocurre en la Ciudad de Buenos Aires (22,6%) y en Cuyo (23,8%). En el noreste el grado de apoyo que tienen los DDO (26,1%) es casi igual al que tienen entre la totalidad de los encuestados (26,2%).

Respecto a los grupos etarios Wegelin explicó: “Los millennials puntúan muy alto (31,1% de aceptación y una menor predisposición a desaprobarlos o criticarlos en un 51%) y eso es interesante por cómo cambió, ya que habitualmente se suele asociar a las posiciones más conservadoras con las generaciones mayores”.

Si bien los mayores de 75 años le siguen en las estadísticas a los millennials, son quienes menos apoyan los DDO (19,6%), así como quienes más los desaprueban (64,3%). Los porcentajes vuelven a ascender entre los más jóvenes (centennials de entre 15 a 24 años), pero si bien la aprobación de los discursos de odio (26,5%) está un poco por encima de la que tienen en la población en general (26,2%), la desaprobación (61,5%) es muy alta, y son los menos propensos a mantenerse indiferentes (12,3%).

Los DDO y las nuevas tecnologías de comunicación

Actualmente, las expresiones discriminatorias de tinte homófoba, racista, xenófoba, entre otras, se producen libremente y sin titubeos, principalmente en la esfera digital a partir de la masividad generada por internet y los espacios de debate en las redes sociales.

Los millennials están más expuestos que generaciones anteriores a una cultura de internet en la que hoy priman los DDO. Twitter, por ejemplo, es una red social muy popular entre los millennials, y ha sido caldo cultivo, en los últimos cinco o seis años, para la emergencia de nuevas culturas políticas que dan lugar a este tipo de expresiones de odio”, afirma Lucas Reydo, becario doctoral del CONICET.

El dato más sorprendente de la encuesta es que los enunciados elegidos eran muy extremos: había un enunciado racista, segregacionista, un discurso sobre el colectivo LGTB, y otro deshumanizador, que comparaba a personas de origen boliviano con ratas”, subrayó Wegelin.

DDO y antisemitismo

El estudio también mostró el alarmante nivel de antisemitismo de la sociedad argentina. Al ser consultados sobre el vínculo entre la comunidad judía con el origen de la pandemia de coronavirus, el 46,7% de los encuestados afirmó estar ‘de acuerdo’ con esa afirmación y el 30% ‘muy de acuerdo’.

En medio de un contexto de recesión y el hartazgo social acentuados por la pandemia, los investigadores advirtieron sobre el debilitamiento de las instituciones democráticas que deberían servir para canalizar este tipo de puja ideológica hacia dentro de la sociedad, en especial en lo relativo a los conflictos morales, políticos e ideológicos. 

Otras variables con las que el informe buscar correlacionar los DDO son las opiniones sobre el rol de Estado en relación con la inmigración, las posturas sobre al aborto, el grado de acuerdo con que la policía actúe más allá de los procedimientos legales para resolver ciertos crímenes y las preferencias de vacunas.

“El contexto en el que hicimos esta primera encuesta fue el de la pandemia y eso por ahí explica la intensidad de algunas posturas. Lo que queremos ver en futuras encuestas es si la aprobación de las DDO baja o sube sobre el total de encuestados, pero también, por ejemplo, cómo se modifica por regiones, por grupo etario o por ocupación”, concluyó Ipar.|

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