El 27 de octubre de 2002, 18 años atrás, Norberto Glennon vestía uniforme de guardia de seguridad y cumplía sus funciones en el country Carmel. Después de que María Marta García Belsunce fuera asesinada, según él, le ordenaron que se quedara custodiando, desde afuera, la casa del horror
En su primera declaración, Glennon manifestó haber visto que Carrascosa salió a la puerta, marcó un número y dijo: “La negra está muerta. Prepará los papeles”. La segunda vez que declaró dijo que no recordaba haber escuchado y visto al viudo.
“Pasaron 18 años y sigo viviendo una pesadilla. A veces sueño que me meten preso por un crimen que no cometí. Es un calvario y yo no tuve nada que ver, no hice nada”, dice Norberto Glennon, de 55 años, a Infobae. Es la primera vez que habla con un medio. Nunca lo hizo en casi dos décadas, su testimonio tampoco está en Carmel, el documental de Netflix sobre el caso que se convirtió en furor en las últimas semanas, suscitando amores y odios con sus protagonistas, convertidos en stickers de WhatsApp. Glennon, por su parte, es una pieza clave.
El ex vigilador, junto a su colega José Ramón Ortiz y Nicolás Pachelo, el ex vecino de Carrascosa, fueron acusados por el crimen de María Marta e irán a juicio oral por los delitos de robo agravado y homicidio criminis causa, en un expediente investigado por el fiscal Andrés Quintana. Serán juzgados por el Tribunal Oral en lo Criminal de San Isidro Número 4, integrado por los jueces Osvaldo Alberto Rossi, Federico Guillermo Ecke y Hernán San Martín, en un proceso que se esperaba para agosto de este año y fue suspendido por la pandemia.
Hay pruebas. No concuerdan lo que declararon sobre ese día. Y además pesa la modalidad de robo que había en el country y que señalaba a algunos de los imputados como parte de eso. En la hipótesis del segundo juicio, no creemos que ninguno de los vigiladores haya apretado el gatillo porque por la cercanía del disparo se hubiesen manchado la camisa blanca con sangre”, dijo a Infobae una fuente judicial. El abogado de Glennon, Sergio Lotto, dice que la acusación no tiene fundamento y que no hay pruebas ni indicios de la participación de su defendido en el crimen.
“Hace 18 años que estoy con esto. Esto es una pesadilla para mí y mi familia. Hasta que no se empiece y termine ese juicio, va a ser una pesadilla. Y todo por trabajar ese domingo”, continúa el ex guardia de seguridad.
-¿Qué recuerda del día del crimen?
-Ya lo declaré. Está en el expediente. No tengo más que decir. Yo trabajaba en la cooperativa Cazadores. Y ahí teníamos que acumular horas para ganar más y tener un sueldo digno. Yo ese domingo 27 de octubre tenía franco, pero acepté tomar la guardia del country Carmel porque necesitaba unos pesos. Andaba con problemas económicos. Hice un rondín. No se me permitía usar arma porque no tenía portación. Era un día tranquilo. Eso parecía. Pero sucedió todo esto.
Glennon declaró dos veces ante el fiscal. El 21 de julio de 2003 y el 8 de noviembre de 2007; en sus dos declaraciones hay diferencias. En la primera dijo que Ortiz le comunicó, después de entrar en la casa de Carrascosa, que “la vieja se estaba bañando, se cayó de cabeza y se cagó muriendo”. “Me parece que vamos a pasar una noche de mierda”, le respondió Glennon según sus dichos. Y luego contó que se quedó apostado frente a la casa donde había ocurrido todo y vio salir a Carrascosa, abrir la tapita de su celular, llamar a alguien y decir: “La negra está muerta, prepará los papeles”.Pero cuando volvió a declarar, hubo algunos cambios. “Acá pasó algo raro”, le dijo Ortiz según contó en esta versión. Y le pidió que se quedara vigilando la casa. Estuvo dos horas en esa posición y dice no recordar haber visto o escuchado a Carrascosa hablar por teléfono. “Apareció una mujer que entró diciendo: 'mi mamita, mi mamita, mataron a mi mamita'”. Esa mujer habría sido Irene Hurtig, la hermana de la víctima.
Glennon dijo que él no portaba armas y apuntó a Ortiz, a quien dijo conocer en el country Martindale. “Se decía que él entraba en las casas. Yo por eso me distancié. Yo era nuevo. Y ese día, el que mataron a María Marta, era mi franco pero trabajé porque necesitaba hacer unos pesos. En el Carmel era un secreto a voces que alguien robaba las casas”, continuó.
Sobre Pachelo, aclaró que lo conocía de vista y que cada tanto invitaba a los vigiladores a comer asados o les compraba cigarrillos.
“Yo no tenía relación con Pachelo”, dice ahora Glennon: "Hacía mi laburo, cuidarlo a él y a los demás, informar adónde se movían. Hola y chau. Yo no le daba pelota a nadie. Hacía mi trabajo las doce horas ahí y al final me iba a mi casa. No tengo nada que ver con el crimen.
-¿Por qué cree que está imputado entonces?
-Me comí un garrón. Declaré dos veces. Hice el ADN, me tomaron las huellas. Hice todo lo que me pidieron. Y ahora en este juicio me ponen como si yo hubiera hecho una cosa que nada que ver. No conocía a Carrascosa ni a la señora María Marta. Yo era nuevo en ese momento.
-¿Vio el documental sobre el caso?
-Lo estuve mirando. La verdad no se qué quieren hacer con ese documental, no entiendo. No se explica quién fue el asesino ni nada. Mucho tampoco no lo quiero ver porque no quiero saber nada. Lo miré por arriba. No le presté mucha atención.
-La acusación contra usted es por ser presunto cómplice de Ortiz, su ex compañero, y Pachelo...
-Es falso. A Ortiz no volví a verlo. Solo me lo crucé en los tribunales. Esto es un calvario para mi familia. No puedo laburar bajo relación de dependencia porque me salta que estoy imputado en un crimen. Es terrible para mí. Y ahora estoy esperando que salga todo a la luz. Que termine todo esto. Laburo de changas. Tengo una casa que la estoy haciendo a duras penas. Por esto me quedé sin laburo. Hace 18 años que no puedo laburar.
-¿Quién cree que mató a María Marta?
-Lo que sucedió ahí no sabría decirte, qué sé yo. No sé lo que pasó. Soy sincero. No sé porqué se me acusa de cosas que no tuve nada que ver. Me estoy comiendo un garrón tremendo. Y si me preguntan quién fue, ni idea. No conocía a casi ninguno de los propietarios. Poco y nada. Más nada que poco. Más de esto no puedo decir. Espero que se solucione lo antes posible. Nosotros no podemos vivir así. Mi familia está hecha pelota. No tuve nada que ver. No me voy a cansar de decirlo.
-¿Sus vecinos qué le dicen?
-En la calle muchos no me quieren ni saludar. “Vos la mataste”, me dicen. “Vos la mataste”. Me lo dicen como cargándome, pero vivo un calvario por esta falsa acusación. Es una porquería esto. Pero no tengo nada que ocultar. Soy un laburante que se la rebusca con su mujer. Ya se darán cuenta la clase de persona que soy.