El 25 de noviembre de 2019 el sacerdote fue condenado a 42 años de prisión por abusos sexuales y corrupción de menores en el colegio de Carrodilla. En la misma fecha fueron condenados el también sacerdote Horacio Corbacho, de 59 años, y el jardinero Armando Gómez, de 49, quienes recibieron 45 y 18 años de prisión, respectivamente.
Tras conocerse el fallecimiento del cura Nicola Corradi, que fue condenado a 42 años de cárcel por abusos sexuales en el Instituto Próvolo, los ex alumnos de esa institución que funcionó en Carrodilla lamentaron en un mensaje a través de las redes sociales las dilataciones judiciales que tuvo la causa en La Plata, pero celebraron el fallo histórico que se dio en tribunales provinciales.
Además, responsabilizaron a la Iglesia Católica por "el papel ocultador", ya que Corradi hasta su muerte siguió con sus investiduras clericales, así como también recordaron los traslados que beneficiaron al cura a pesar de las denuncias sobre sus espaldas.
Este es el mensaje que publicaron en el "Colectivo por la Restitución de Derechos a Sobrevivientes del Próvolo".
"Hoy falleció Nicola Corradi, autor de muchas vejaciones contra niños, niñas y adolescentes en el Instituto Provolo de Verona, La Plata y Mendoza, siendo esta última residencia en donde fue enjuiciado en 2019 y condenado a 45 años de prisión. Desde este Colectivo queremos resaltar la importancia de que los juicios se desarrollen con celeridad y que sus procesos colaboren a la restitucion de derechos de sobrevivientes que aún aguardan por justicia. Lamentamos que las dilaciones y los reveses judiciales no hayan permitido que la causa prospere en La Plata y que Corradi fuera trasladado allí para ponerse a disposición de la justicia, lamentamos que tantas y tantos sobrevivientes a sus abusos y maltratos no tengan la posibilidad de verlo condenado por ello.
Celebramos la condena histórica que obtuvimos en Mendoza, que significó una ruptura a la impunidad de la que gozó por tantos años. No podemos dejar de señalar además el papel cómplice y ocultador de la Iglesia Catolica de la cual seguía formando parte, porque nunca le fue sustraída ni su función de cura, ni los privilegios de serlo que lo llevaron a ser reubicado en varios lugares para garantizarle impunidad.
Hoy más que nunca exhortamos a la memoria colectiva para que hechos como este no vuelvan a producirse. ¡Con nuestras manos y nuestras voces rompimos el silencio e hicimos historia condenando a Corradi!"
El cura atravesaba múltiples problemas de salud, a tal punto que durante toda la investigación en su contra se trasladaba en una silla de ruedas. Este sacerdote italiano había dejado su país natal en 1980, cuando ya las sospechosas de vejámenes se posaban sobre él en Verona, mientras estuvo a cargo del Próvolo de esa ciudad y en donde habría cometido sus primeros ataques sexuales contra los alumnos.
En 1998 llegó a Mendoza para transformarse en la "figura" principal del instituto Antonio Próvolo, el colegio de Luján al que asistían chicos sordos que fueron abusados sistemáticamente. Antes de que lo condenaran era la máxima autoridad de la escuela de Carrodilla y tras la primera denuncia, las víctimas lo fueron señalando sistemáticamente por los abusos habían sufrido estando en esa institución.
¿Cómo sigue la causa?
El caso Próvolo inició su proceso judicial en noviembre de 2016 y cuenta con más de 20 denuncias por hechos de violencia física, psicológica y sexual por parte de sacerdotes, monjas y personal administrativo del Instituto, perpetuados de manera sistemática contra niñas, niños y adolescentes sordos o hipoacúsicos.
En el primer juicio, que finalizó en noviembre de 2019, fueron condenados el sacerdote Horacio Hugo Corbacho, a 45 años de prisión; el cura italiano Nicola Corradi (83), quien recibió una pena de 42 años y el exempleado Armando Gómez, quien recibió 18 años de prisión.
La principal imputada por los abusos en el Instituto Antonio Próvolo en la localidad de Luján de Cuyo, la monja Kosaka Kumiko, declaró el pasado 1° de junio por espacio de 45 minutos y cuyo contenido no se dio a conocer públicamente por orden del Tribunal, informaron fuentes Judiciales.
Kosaka Kumiko es la única que llega a este juicio con prisión domiciliaria acusada de abuso sexual agravado, corrupción de menores y partícipe primaria por omisión. También estaban imputadas la representante legal Graciela Pascual (65), la cocinera Noemi Paz (63) y la psicóloga Cecilia Raffo (43), las ex directoras Edith Pinaca (66), Cristina Leguiza (50), Valeska Quintana y la monja Asunción Martínez (53).
“Me parecen totalmente aberrantes, increíbles. No puedo creer que hayan hecho ese tipo de denuncias. Todavía no salgo de mi asombro. ¡Tantas calumnias, tantas humillaciones y no comprendo por qué!”, había dicho en el juicio.
Kosaka hizo hincapié en su inocencia ante las acusaciones y resaltó que los años en que estuvo en el Próvolo desempeñando sus distintas funciones (entre 2004 y 2012) no tuvo ningún inconveniente con nadie. Incluso, los catalogó como parte de los “mejores años de su vida”. Perteneciente a la Congregación de las Hermanas del Huerto, estuvo en el Próvolo mendocino entre marzo del 2004 y marzo del 2012, fecha en que la Congregación se retiró del instituto. Junto con la monja Asunción Martínez (otra de las imputadas en este juicio, aunque no como autora sino como partícipe) se desempeñaron en el albergue de mujeres del Próvolo.|