La noticia anticipada por el presidente Alberto Fernández conmovió el inicio de la semana: el gobierno anunció que dispuso la compra de 25 millones de dosis de vacunas rusas que llegarían al país entre diciembre de 2020 y enero de 2021. La información ya había trascendido durante el fin de semana, pero la confirmación de boca del mismísimo primer mandatario en entrevista con una agencia noticiosa de Rusia, generó un gran revuelo.
Carla Vizzotti, la viceministra de Salud de la Nación, viajó a Rusia en una misión reservada con el objetivo de ver en el terreno cómo funciona la vacuna contra el coronavirus que desarrolló el gobierno de Vladimir Putin. "No fue secreta, fue discreta, porque necesitábamos constatar en el terreno el trabajo que se estaba haciendo en el desarrollo experimental", confió una alta fuente del ministerio de Salud.
Varios señalaban a Cristina Kirchner como una pieza clave en las negociaciones. Sugestivamente la vicepresidenta recibió el jueves pasado en su despacho del Senado al embajador de la Federación Rusa Dmitry V. Feoktistov. Sin embargo, nadie desde el gobierno pudo confirmar, ni desmentir el rol de CFK en los acercamientos con los rusos. "Todo pudo haber sumado, pero no fue el factor determinante", le dijo a Negocios&Política el informante con acceso al despacho presidencial.
Lisandro Bonelli, jefe de Gabinete del ministerio de Salud de la Nación, quien aseguró que “esto es parte de un proceso de negociación que se viene dando entre los Estados y las empresas”. A su vez, resaltó que, como bien dijo Fernández, el compromiso es que sean 10 millones de dosis en diciembre y otros 15 millones en enero para completar un total de 12,5 millones de tratamientos, ya que para la inmunización completa se requieren dos dosis.
Como se dijo desde un principio, el objetivo es inmunizar inicialmente a los más de 11 millones de personas que integran los grupos de riesgo, mayores de 60 años, personal de salud y sanitario. "Y los rusos afirman tener una capacidad de producción muy importante como para garantizar esas cantidades antes de fin de año, ahora una cosa es lo que dicen y otra es que cumplan, por lo cual vamos a esperar a diciembre para saber si realmente llegan", agregó otro funcionario consultado.
Y aclaró algo fundamental: "tanto en el caso de esta vacuna como en el de las otras con cuyos estados y/o laboratorios hemos suscripto acuerdos, la efectivización de la compra está supeditada al cumplimiento de la Fase 3 de investigación".
Ensalada Rusa
Rusia fue el primer país que dijo tener una fórmula efectiva disponible, lo que despertó dudas sobre su fiabilidad en el mundo occidental, donde las vacunas más avanzadas, las desarrolladas en Estados Unidos por la empresa Moderna y los Institutos Nacionales de Salud, y en Reino Unido por la compañía AstraZeneca y la Universidad de Oxford, aún se hallan en fase de pruebas.
La Sputnik V recibió el visto bueno de las autoridades sanitarias rusas el pasado mes de agosto antes de que se hicieran públicos los resultados de las primeras dos fases de ensayos clínicos -que no revelaron efectos secundarios graves y sí una importante respuesta inmunológica en los 76 participantes- y ya la está aplicando localmente entre voluntarios pertenecientes a grupos en riesgo.
Las pruebas se iniciaron el 18 de junio en la Universidad Séchenov (Moscú), bajo el mando del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya (Ministerio de Salud de la Federación Rusa). Sputnik V fue la primera vacuna inscripta por el gobierno ruso en agosto. En aquel momento, Vladimir Putin ya se proponía un desafío ambicioso: fabricar millones de dosis desde diciembre hasta enero, 500 millones anuales y desplegar su producción hacia naciones de latinoamericanas.
De inmediato, generó ilusiones en una parte del globo, pues podría comenzar a escalarse industrialmente en los próximos meses, y al mismo tiempo despertó sospechas en una parte de la comunidad científica occidental. Hasta la propia OMS, a través de su vocero Tarik Jasarevic, planteó en rueda de prensa que "acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad".
El eje de disputa que se le criticaba a la candidata rusa es que no había completado con el tradicional ciclo de fases por la que deben pasar todas las vacunas para poder ser, primero, seguras (no tóxicas ni generar efectos secundarias) y luego efectivas en grandes poblaciones. Frente a ello, el ministro de Salud, Mijail Murashko, afirmaba que las críticas a Sputnik V eran “absolutamente infundadas” y las atribuía a la “competencia” que hay en el mercado internacional por encontrar una solución a la pandemia de covid-19.
A comienzos de septiembre The Lancet publicó los resultados de las fases 1 y 2 de las pruebas clínicas. Allí confirmaron la seguridad y la eficacia. Los ensayos iniciales, del que participaron civiles y militares se desplegaron en el hospital militar de Burdenko y en la Universidad Sechenov, de Moscú.
Por su parte, Tomas Orduna, infectólogo y asesor del Gobierno, le dijo a este medio que “todavía no tienen información oficial y que se están enterando por distintos medios”, aunque darán detalles técnicos “cuando reciban los datos oficiales del Ministerio de Salud”. “Sabemos que está terminando su fase 3, pero no sabemos las compras y los detalles a tener en cuenta. Cuando tengamos todos los datos, seguramente daremos mayores precisiones”, agregó.
En off, un diputado nacional le agregó a este medio que "si en diciembre la vacuna rusa aprobó todas las fases, vamos a estar en lista de privilegio para acceder a esa cantidad de dosis".
Sin embargo, de acuerdo a lo que indican varios investigadores y con la propia voz del Gobierno, la adquisición de estas dosis recién se harán efectivas “cuando terminen exitosamente la Fase 3 de experimentación”.
¿Qué es la Fase 3?
Daniel Stecher, jefe de Infectología del Hospital de Clínicas, explicó que se trata de un estudio donde una vacuna que demostró que produce anticuerpos y que es segura, se empieza a probar en poblaciones más grandes. Allí se comparan a aquellos que reciben la vacuna con los que reciben 'placebos'.
En este método, se analizan tres cosas: el porcentaje de personas que lograron prevenir la enfermedad usando la vacuna; si efectivamente se desarrollan los anticuerpos demostrados en las fases anteriores; y si la misma ver el perfil de seguridad por posibles efectos adversos de la vacuna.
Una vez que se completa esto, se puede decir que supera la fase 3 y que es efectiva y eficaz. Posteriormente la estrategia de cómo suministrar las dosis corresponden a las decisiones de los diferentes países. Y un detalle no menor es que cuando pasa la fase 3, distintos auditores corroboran su desarrollo.