Entre sus credenciales, Rodolfo Tecchi muestra su exitosa trayectoria como rector de la Universidad Nacional de Jujuy, que estuvo bajo su conducción durante ocho años, durante los cuales la casa de altos estudios se “animó” a salir de la capital provincial y extendió su presencia a doce localidades.
Biólogo, proviene del sector académico, y se propone como una alternativa para intentar disputarle la gobernación al oficialismo, conducido por el “presidenciable” Gerardo Morales.
El 7 de mayo, Jujuy votará a un nuevo mandatario, y pese a que los tiempos son inminentes, todavía los diversos frentes electorales se hallan en plena etapa de negociación. Incluyendo al espacio Jujuy tiene Futuro, que propone al ex rector y que nuclea a diversos sectores del peronismo y referentes de otros sectores.
De este proceso electoral, de los desafíos que enfrenta la provincia más norteña de nuestra geografía, de la explotación de los recursos naturales, de la justicia, y del proceso político que se avecina, habló Rodolfo Tecchi con Negocios & Política.
-¿Están trabajando buscando la unidad del peronismo, o más bien esperando a ver quién mueve primero?
La verdad es que es difícil, porque después de perder la gobernación en 2015, el peronismo terminó dividiéndose en tres o cuatro grupos diferentes. El resultado de esto ha sido en 2021 la peor elección del peronismo en la provincia, donde no llegó al 15% de los votos. Por eso, hay que entender desde dónde ser parte y qué se está buscando.
-¿Rige el principio de “unidad aunque duela”, o eso lleva a perder la identidad y la propuesta concreta frente al votante?
Hay que analizarlo con detenimiento, teniendo en cuenta las circunstancias de lo que pasa en el país y también en Jujuy: la gente está muy disgustada con los políticos. Entonces, el mensaje de que se unan o que no se unan, en realidad no tiene mucho impacto en la gente, que está enojada, incluso con los que se van a unir.
-¿Qué está pidiendo la gente?
El mensaje es que los políticos no se están ocupando de los problemas de la gente. Fijate en Jujuy: según una encuesta de una consultora salteña que trabaja con nosotros, la mitad de los jujeños te dicen que les gustaría que el próximo gobernador no provenga de ningún partido político. Por eso es que el tema de la unidad no tiene mucho impacto. Lo que la gente quiere saber es cuáles son las propuestas.
-Bien. ¿Y cuáles son sus propuestas?
En lo primero que pensamos es en la necesidad de una recomposición salarial para los empleados públicos. Jujuy tiene un número muy importante, y por eso el nivel del salario es un motor para la economía. El tema es que desde 2015 el salario ya acumula una pérdida del 50% del poder adquisitivo, según lo que marcan los gremios estatales. Eso, en una provincia como la nuestra, genera un impacto muy negativo.
-¿Alcanza con subirle el sueldo a los empleados públicos para reactivar la economía?
No. Porque el otro aspecto que es importante es el de los trabajadores de la economía popular. Jujuy es una de las provincias donde hay mayor informalidad laboral. Representa el doble de la cantidad de trabajadores registrados. Son 110 mil contra más de 200 mil trabajadores informales. Son feriantes, remiseros, vendedores ambulantes, artesanos… es un universo muy grande. Entonces el gobierno no puede estar ajeno y darle la espalda a uno de los sectores más importantes de la economía.
-¿Qué se debería hacer?
-Lo primero, es generar instrumentos de financiamiento para que esa gente pueda ir paulatinamente formalizándose. Buscar algún formato que te permita atenderlos, darles contención de salud, atender sus necesidades de financiamiento. Muchos ya están inscriptos en el registro nacional de la economía popular. Bueno, hay que generar otro tipo de apoyo a esta gente.
-¿Cómo planea gestionar la actividad del litio, que asoma como un sector clave para la economía, no sólo de su provincia sino del país?
Es un tema clave. Acá se lo extrae y se produce el carbonato de litio, que es el de peor calidad, el comercial o de “grado técnico”. Es el de precio más bajo. El problema es que eso se exporta, se purifica y se enriquece afuera, y termina en las baterías que luego importamos. Lo extraemos de acá, pero el valor agregado se lo dan los otros. Después vienen las compañías asiáticas, nos venden autos eléctricos o celulares, con baterías de litio argentino. Pero ese litio ya ni se acuerda cómo hablar español. Termina hablando japonés, chino o coreano.
-¿Entonces cómo se hace para salir de ese modelo meramente extractivista?
Nosotros en 2001, desde la Universidad, le llevamos una propuesta al gobierno, que la puso en marcha, para crear un mecanismo en el cual, todo proyecto de exploración y explotación de litio, tuviera que ser sometido a un mecanismo de análisis por parte de un comité técnico. El comité estaba formado por gente del Conicet, de la Universidad, y representantes técnicos designados por la Legislatura. Y tenía la potestad para recomendar mejoras o correcciones. Funcionaba muy bien, pero apenas asumió el gobierno de Morales, en 2015, lo primero que hizo fue anular el comité y aceptar los proyectos de las empresas tal cual lo traían. El sistema era muy bueno, porque permitía imponer a las empresas criterios sobre el tipo de extracción, las cuestiones ambientales, el uso del agua y otras cosas. Creo que eso debería volver.
-No hay dudas de que el litio genera un potencial económico muy grande. De lo que sí hay dudas es en que esto pueda dejarles beneficio a las provincias o a las poblaciones locales. ¿Cómo se debería hacer para activar algo parecido a un “efecto derrame”?
En Argentina tenemos un sistema de explotación minera fijado, entre otras cosas, por el Código Minero Argentino, que es muy malo. Prácticamente le das licencia a la empresa minera para que haga lo que quiere, a cambio de que paguen un 3% del valor de boca de pozo. Y esto a veces incluso se compensa con devolución de las exportaciones.
-Casi que les estamos pagando para que se lleven nuestras riquezas…
Exacto. Entonces, para que también sea rentable para la gente, para que haya un retorno real, hay que reconfigurar todo y establecer una cadena de valor del litio en Argentina. Si desde afuera tanto desean el litio, entonces que inviertan en toda la cadena de valor. Desde la extracción hasta la fabricación de baterías.
-Por otro lado, la extracción genera polémica con los ambientalistas y los productores agrícolas, debido a las grandes masas de agua que consume. ¿Hay formas de lograr que esta actividad no se lleve puesto el medio ambiente?
Claro. En el mundo ya existen sistemas de extracción de litio sin la necesidad de desperdiciar semejantes cantidades de agua. Acá se utiliza el método más barato, que es el de las famosas piletas de evaporación. Pero ya existen otros sistemas, que si bien son más costosos, no consumen tanta agua. Igual, estas empresas no ganan dos pesos, así que, si están interesadas, deberían actualizar sus métodos.
-¿Tenemos espalda para acceder a esa tecnología o para exigírselas a las mineras?
Creo que sí, vía políticas de comercio exterior. La Nación puede decir: “Yo te cobro menos impuestos si vos producís con tal tecnología”. Y también: “Yo te cobro más impuestos si vos exportás lo que a mí no me conviene”. Por eso, el comercio exterior puede jugar poniéndole límites a los tipos de productos y a la tecnología que utilizás.
-¿Es utópico pensar que en Argentina se fabriquen baterías, es decir, que se logre consumar todo el proceso?
No, para nada. De hecho la empresa Y-TEC, conformada entre YPF y el Conicet, tiene un proyecto para fabricar baterías en Catamarca. Es totalmente posible. Lo que pasa es que tenés que ver qué tipo de baterías fabricarías para poder insertarte en el negocio internacional. Va a ser difícil que logremos fabricar baterías para celulares o computadoras, porque estarías compitiendo con los chinos o los coreanos. En cambio, grandes baterías de litio, por ejemplo para los equipos petroleros de YPF, eso sí podés fabricar a partir de un acuerdo que te garantice mercado. Entonces, sí, se pueden fabricar baterías en Argentina, pero hay que planificar dónde las vamos a colocar.
-Le llevo la discusión para el lado de la justicia. Durante el gobierno de Morales ha habido un fuerte cuestionamiento, desde la misma ampliación del Tribunal Superior apenas asumió, pasando por todo el proceso con Milagro Sala. ¿Cuál es su posición?
Yo creo que en Jujuy, al igual que en todo el país, el principal problema de la Justicia es que está ausente del territorio. Está ausente del barrio, donde tenemos graves problemas de inseguridad, de violencia, de violencia doméstica. Hay una ausencia total, entonces la gente ni si quiera se molesta en hacer denuncias porque no pasa nada. Por esoo, más allá de los casos resonantes del Tribunal Superior de Justicia y todas esas cuestiones, para nosotros la principal asignatura pendiente de la Justicia es llegar a la gente. Y hoy por hoy la Justicia no está donde tiene que estar.
-¿Y cómo harían para implementarlo?
Con una fuerte inversión en el área, que permita dar la posibilidad de los fiscales y el resto del aparato judicial estén presentes en el territorio, en los barrios, en todas las localidades de Jujuy. No puede ser que una persona tenga que hacer 100 kilómetros para que le tomen una denuncia porque le desapareció una hija o una hermana.
-¿Qué se debería hacer con Milagro Sala?
Con Milagro Sala yo tuve vinculación cuando fui ministro de Educación en le Provincia, entre 2011 y 2014. Después no he tenido más contacto. Lo que yo entiendo, es que todavía hay situaciones que tiene que resolver la Justicia. Y en todo caso, situación que deberá resolver el presidente de la Nación o el gobernador de la provincia. Yo, como precandidato, no me voy a hacer cargo de una situación en la que tienen que resolver otras instancias.
-Para cerrar, ¿cuál es su argumento para pedirle el voto al ciudadano jujeño?
Nosotros basamos esta propuesta en el hecho de que podemos generar esperanza. Darle esperanza a la gente, sencillamente porque nosotros tenemos gestión para mostrar: lo que hicimos en la Universidad, que creció en toda la provincia. En 2012 sólo estaba en la capital, y hoy está en más de 12 localidades. Aumentamos las carreras, aumentamos las sedes, abrimos la escuela de oficios. Mostramos una gestión que hicimos, y ahí está la esperanza que le podemos dar a la gente. Porque estamos trabajando para que las cosas cambien, para que haya desarrollo, crecimiento, educación, que son las cosas que nos están faltando en la provincia. Por eso nuestro espacio se llama Jujuy Tiene Futuro, porque nosotros creemos que en la esperanza está la diferencia.