Guillermo Nielsen dejará de ser el presidente de YPF en las próximas horas. No hay potencial en la frase porque la decisión está tomada, solo resta la formalidad de la renuncia que se instrumentará en las próximas horas. Se trata de la salida más sensible del armado de Alberto Fernández, dentro de la coalición oficial.
Su sucesor ya está definido. Quien tiene todo listo para asumir la responsabilidad de conducir la petrolera estatal es el diputado nacional por Santa Cruz, Pablo González. El santacruceño es un histórico ladero de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner y tiene un largo y nutrido recorrido dentro de las filas kirchneristas. Fue vicegobernador y ha ocupado distintos cargos dentro del gabinete provincial.
Junto a él llegará también a YPF, Matías Bessi, falta definir su cargo. Se trata de otro pingüino de pura cepa, que actualmente ocupa el cargo de representante del estado santacruceño en el directorio del Banco de Santa Cruz. Bessi tiene llegada directa y una relación personal, con el jefe de bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner. Ambos se sumarán al ya director de YPF, Ignacio Perincioli, actual ministro de economía de Santa Cruz.
Nielsen no supo conseguir el apoyo necesario para poder realizar los cambios que él creía necesarios dentro de la petrolera. No solo no lo consiguió, sino que abrió una fuerte batalla interna contra sus políticas o intento de políticas.
Su plan de ajuste significaba hacerse cargo de que el balance de YPF había sido “dinamitado” por la gestión macrista y la herramienta para ese plan era simple y duro: despedir una importante porción de la masa de empleados. En el discurso público, Nielsen planteaba “reconstruir” la empresa “con la gente adentro”, pero en los hechos lejos se estaba de eso. Vaca muerta era su pleno en la ruleta, pero el contexto mundial paralizó esa expectativa.
Su modelo de negocios quedó trunco o nunca nació, y en el medio quedó su nula relación con el CEO, Sergio Affronti, un hombre del petróleo y de la familia ypefiana. Nielsen no solo no formaba parte del mundo petrolero, sino que su visión estaba a kilómetros de distancia de la mirada de la cada vez más importante, Cecilia Todesca, vicejefa de ministros de la Nación. Affronti y sus laderos tuvieron hace algunas semanas una reunión con ella: Nielsen no participó.
Un K de paladar negro
González arrancó de muy joven dentro del entonces, Frente para la Victoria Santacruceña, pero mantuvo un lugar técnico hasta que saltó a la pelea política, apadrinado por el propio Néstor Kirchner. Arrancó en el área legal de la empresa de energía provincial y llegó hasta ser Fiscal de Estado de la provincia, cuando Kirchner asumió la presidencia. En ese lugar aprendió a codearse y pelearse con los intereses mineros y petroleros.
En 2007 fue ministro de Gobierno y ese mismo año debutó en una lista como alfil del kirchnerismo duro en la legislatura provincial. Fue el eslabón más fuerte en la pelea con el que fuera gobernador y, luego se enfrentaría al kirchnerismo, Daniel Peralta. Fue senador nacional e integró el Consejo de Magistratura de la Nación y es congresal del Partido Justicialista.
Si algo sabe un hombre de Santa Cruz es de petróleo y mucho más si forjó su vida dentro de ese terruño. Ese es el caso de González, un hombre respetado dentro del kirchnerismo y que goza de algo que no muchos pueden ostentar: la confianza máxima y plena de CFK. Abogado, amante del basquet y cultor absoluto del bajo perfil, el diputado nacional pedirá licencia ante las autoridades de la Cámara de Diputados. Según confirmó N&P ante una de las principales autoridades del Congreso, el trámite administrativo ya fue iniciado.
A González le toca una difícil tarea, en una YPF cada vez más devaluada. La banca política la tiene, solo resta ver si puede aportar su muñeca dirigencial y pingüina, eso está por verse.