Mientras la política argentina debate con una sulfurada vehemencia el futuro de las clases presenciales, los gobernadores tiran por lo bajo un misil tierra aire con un nombre particular: paritarias.
Muy temprano, en la mañana de hoy, un comunicado de CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación) también disparó su munición. En el texto firmado por los dirigentes gremiales, Sonia Alesso y Roberto Baradel, se exige que el retorno de la presencialidad sea debatido con los gremios en la “paritaria nacional convocada para febrero” y que las gobernaciones llamen “sin demora” a las paritarias por distrito.
Según CTERA, la paritaria nacional “definirá aspectos centrales en relación no sólo al salario, sino a las condiciones laborales en la que se desarrollará el próximo ciclo lectivo, como lo fue en el año 2020”. “El Estado Nacional y los Estados Provinciales deben garantizar el cumplimiento y desarrollo de esos marcos, así como las definiciones en cuanto a las realidades específicas en cada una de las jurisdicciones, para lo cual es necesario e indispensable la apertura de Paritarias Provinciales”, remarca el mismo comunicado.
En el nuevo entramado y al margen de la discusión sanitaria, el Consejo Federal de Educación (CFE) es fundamental. ¿Qué es el CFE? Es un organismo que reúne al ministro de Educación de la Nación junto a los integrantes de su Gabinete y a los titulares de las carteras jurisdiccionales con el objetivo de debatir sobre las políticas educativas a través de un “trabajo federal articulado”.
Además, el CFE dicta el funcionamiento de la Comisión Federal de Evaluación de Estudios a Distancia, la implementación del Fondo Nacional de Incentivo Docente y del Programa de Compensación Salarial Docente. Entre los jefes de Educación, corre el mismo discurso: “Es probable que muchas provincias estén en condiciones de implementar el regreso presencial pero lo que nadie se pregunta es si están en condiciones económicas de hacerlo”, le explicó a N&P un integrante del CFE.
“No solo se trata de las paritarias, sino también de la inversión en infraestructura que hay que hacer. ¿Se hizo algo?”, agregó la misma fuente. Un integrante de la primera línea del Ministerio de Educación porteño fue más claro: "Por Covid o salarios, las clases no empiezan".
Malas noticias desde la provincia
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti aseguró que en su provincia volverán las clases presenciales. “Se reiniciarán paulatinamente, o sea, arrancaremos con un sistema combinado”, declaró ante los medios y desde los gremios le recordaron que no será todo tan fácil.
“El año pasado perdimos 11 puntos del poder adquisitivo” explicó, Zulema Miretti, secretaria adjunta de UEPC (Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba). Todavía no hubo un llamado para la discusión salarial, aunque se presume que la muñeca política de Scharetti no tendrá problemas para resolverlo.
En Santa Fe se adelantaron y creen estar cerca de un acuerdo. La provincia ofreció un 10% promedio de aumento por los meses de diciembre, enero y febrero, conformando un piso de ingresos para cada docente de 3.600 pesos mensuales. El Gobierno considera que la propuesta que se hizo hace dos semanas es buena pero la discusión sigue abierta.
En Mendoza, el escenario es oscuro. Oficialmente las clases empiezan el 1° de marzo, pero la resistencia gremial al inicio del ciclo lectivo es total. El gobierno de Rodolfo Suarez intenta acercar posiciones con los sindicatos con menor representación para presionar al SUTE, la principal asociación que representa al grueso de los docentes. El Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE) mendocina deslizó que empezaba a prepararse para el "no inicio de clases" ante la negativa oficial a una superadora oferta salarial.
En la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof todavía no realizó el llamado a la paritaria de docentes y estatales, pero todo indica que esa será la madre de todas las batallas. El jefe bonaerense analiza con su mesa chica el costo político de dos decisiones: el no regreso de las clases presenciales o el regreso y la posible complicación sanitaria.
Con un panorama absolutamente complicado, la vuelta a clases pende de un hilo y no solo por la pandemia. Detrás se esconde una verdad un poco más terrenal “es la economía, estúpido”.