Para seducir a los votantes de clase media en un año electoral, el gobierno centrará su estrategia en aumentar salarios y ofrecer más créditos al consumo junto a préstamos hipotecarios. En la Casa Rosada ya dieron instrucciones para que se reduzca el ajuste de tarifas y aumenten la presión sobre los formadores de precios. Un nuevo impulso al PROCREAR, créditos blandos para las Pymes, baja de impuestos para los trabajadores y beneficios fiscales para empleadores.
En el Gobierno afirman que si el 2020 fue el año en que se evitó un colapso total de la economía a través de programas como el IFE y el ATP, el 2021 apunta a ser el año de la recuperación del salario.
Al ministro de Economía, Martín Guzmán, el más fiscalista del equipo que rodea al presidente, se le dijo hace unos quince días que con un crecimiento esperado de cerca el 5%, la mejora del salario real es más importante que cumplir con las metas de inflación en el Presupuesto. En los hechos, eso se vio expresado en el acuerdo salarial firmado por los docentes. La paritaria de los maestros van en línea con lo que Guzmán les decía informalmente a los sindicalistas que el solo podía moverse "entre un 5 0 6% de la inflación presupuestada para 2021, que es del 29%".
Guzmán no fue el único que sufrió un "baño de realidad" política. El ministro de la Producción, Matías Kulfas, recibió directamente de boca de Alberto Fernández instrucciones en materia de precios: que bajen, pero no a costa del beneficio empresario.
La economista y vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, explicó en una reunión del gabinete económico que lo que había que buscar es una reducción de los márgenes sobre los costos que será compensada con una suba en las cantidades vendidas. O dicho más simplemente: bajarle la carga impositiva para que los empresarios no puedan trasladar al precio final de los bienes y servicios una mayor inflación que será convalidada por la mejora en los salarios.
Si bien la idea de Todesca es buena, según dicen muchos economistas que trabajan en el Palacio de Hacienda, en los hechos el aumento en las ventas por la suba en las cantidades facturadas tampoco va a dar lugar para una recuperación muy significativa de los ingresos reales en el corto plazo, pero deja una sensación de bienestar y progreso económico ideales para encarar las elecciones legislativas de medio término.
La duda surge en qué medida ese 5% de crecimiento se traslade a los salarios y no termine en otras manos. Esas "otras manos", dicen en el Instituto Patria, deberían ser mucho más monitoreadas, apuntando así los cañones de la crítica al ministerio de Kulfas.
Hay indicios que el Gobierno ya ha elegido el camino de la recomposición salarial como motor del crecimiento para el 2021. Dicen los más optimistas que eso se nota en las negociaciones colectivas del sector público. Sostienen, con los números en la mano, que los salarios de los empleados públicos son "salarios testigo" de la economía, y explican que, de los 12 millones de trabajadores registrados, apenas un 48% pertenecen al sector privado mientras que el 30% dependen del sector público. El resto son trabajadores independientes autónomos o monotributistas —3,2 millones de asalariados y 360 mil monotributistas sociales—.
Por lo que las paritarias de los empleados a los que les paga el sueldo el Estado son centrales para comprender cómo será la dinámica de precios y salarios en los próximos meses. |