El Gobierno se preocupó y actuó rápido cuando tres referentes de los movimientos sociales salieron a criticar la Tarjeta Alimentaria y a reclamar medidas más enérgicas frente a la falta de trabajo y el aumento de desempleo. Lo primero que hizo fue buscar el apoyo de la CGT, luego convocó a las agrupaciones para calmar las aguas. La cita todavía no tiene fecha y hora, pero fuentes oficiales aseguraron que será antes del próximo viernes.
Juan Grabois, dirigente de la CTEP con red en el Vaticano; Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, y Esteban “Gringo” Castro, secretario General de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), fueron los mosqueteros que pidieron más acción del Gobierno para frenar la pobreza que avanza al ritmo de la pandemia. Los tres son aliados a la Casa Rosada y ningún dirigente del amplio círculo de los movimientos sociales alzó la voz en contra.
Mientras tanto, según los datos actualizados por el Indec, la pobreza alcanzó al 45,3% de los habitantes del país al concluir el 2020 y afectó a unos 20,5 millones de personas. El último informe del organismo la había ubicado en el 42%, pero restaba la difusión de un reporte complementario, que responde a los denominados "micro-datos" de la Encuesta Permanente de Hogares. Esos datos permitieron comprobar que el escenario económico y social era aún peor de lo previsto cuando cerró el primer "año de la pandemia".
Arroyo, el malabarista que concilia
Ayer el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, cerró un encuentro denominado "Economía Social, economía popular y creación de trabajo. ¿Cómo avanzamos?". Participaron de manera virtual referentes de movimientos sociales, sindicatos, cooperativas, cámaras empresariales, iglesias y el sector académico.
"No vinimos a aguantar, vinimos a transformar. El año pasado nos tocó aguantar, pero tenemos que transformar y para eso hay que tener políticas a la altura de las circunstancias", dijo el funcionario antes de prometer que se seguirá “trabajando en estos foros para rediseñar las políticas públicas. Tenemos que avanzar en tener crédito no bancario a escala para cuatro millones de personas y poder transformar el sistema productivo desde abajo".
Pérsico y Castro, participaron del foro. Grabois no estuvo, pese a que fue invitado, según confirmaron fuentes del ministerio de Desarrollo Social.
Entre su característica labia, el tono acelerado y el rostro conciliador con el que camina por la vida, Arroyo no despertó críticas. El distante ambiente que generan las teleconferencias también pudo haber ayudado.
En la misa sintonía de las quejas que se habían escuchado de los tres dirigentes sociales, como quien acompaña la ola para no termine revolcado por ella, el ministro dijo que el foro fue creado para "generar cambios estructurales en las políticas públicas y el foco es cómo generar trabajo y cómo fortalecer la economía popular en este contexto de pandemia".
Hábil y sutil, Arroyo siempre termina surfeando la ola con una sonrisa. "Tres grandes desafíos: crédito no bancario para maquinar y herramientas para llegar a 4 millones de personas, hoy llegamos a 400 mil personas, masificar el crédito no bancario; nos falta productividad para aumentar la escala de producción; y masificar las políticas públicas que tenemos", lanzó sin respirar.
La CGT salió a marcar la calle
El cotitular de la CGT, Carlos Acuña, dijo que la asistencia social que está dando el Gobierno nacional en la pandemia "está bien aplicada". Sin embargo, aprovechó para pedir que se vuelva a implementar el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y se pronunció a favor de continuar con la "prohibición de los despidos".
"No estamos como el año pasado que estaba todo parado", afirmó Acuña ayer en declaraciones a la radio AM 750 y aseguró que "de alguna forma hoy la economía está funcionando mejor que el año pasado, hay más posibilidades".
De todos modos, el sindicalista pidió que se siga aplicando la "prohibición de los despidos" en el marco de la pandemia y explicó que "la ley anti despidos es una contención para que no haya ceses laborales injustos".
Acuña siempre está dispuesto a ponerle el hombro al Gobierno, especialmente si hay que hacerlo para despejar la calle de quienes no están debajo del paraguas de la CGT.
"Primero hay que poner en marcha el país y después sacar la ley anti despidos", afirmó y consideró que hay sectores que no invierten toda la riqueza que hicieron en el país".
En ese sentido, sostuvo que "los más poderosos son los que no están aportando nada" y dijo que "con el Gobierno anterior hubo aumentos de tarifas impresionantes, hasta del 1000 por ciento".
"Ese fue un Gobierno (el de Mauricio Macri) que nos endeudó y ahora somos los trabajadores los que tenemos que pagar los platos rotos para generar riqueza y cumplir con esas deudas que han tenido estos gobiernos anteriores", manifestó. En ese contexto, sostuvo que "los trabajadores estamos en peor situación que antes" y aseguró que "tiene que haber mea culpa de sectores empresarios y colaborar".
"La asistencia social que está dando el Gobierno está bien aplicada", aseguró el dirigente gremial y observó que debe “asegurarse que esa ayuda llegue bien". Pese a eso, reclamó: "desde la CGT queremos que continúe el ATP, porque hay realidades que se pueden manejar".
Por otra parte, señaló que "el Gobierno pronostica un 29% de inflación, que ya se ve que no va a ser así" y dijo que "por eso muchos gremios cerraron aumentos mayores a 30%, con la posibilidad de una revisión, una rectificación con respecto a como está la inflación anual para recomponer lo que pueda faltar".
"La plata que piden los trabajadores no es para llevársela a las Islas Canarias, es para invertir en los gastos cotidianos, o comprarle un par de zapatillas a su hijo...es para consumo", explicó.
Acuña destacó que "acá tenemos que colaborar todos: los empresarios tienen que eliminar a sus intermediarios porque, si no, tenemos cuatro o cinco vivos que se llevan todo". |