Cynthia Liliana Hotton (52) es licenciada en Economía de la UBA, diplomática, y conoce el paño del Congreso: ocupó una banca en la Cámara baja entre 2007 y 2011. La fundadora de Valores para mi País, revelación de las últimas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias y con grandes aspiraciones en las Elecciones Generales Legislativas del 14 de noviembre. Aclara que nunca estuvo en la gestión de Mauricio Macri y que tampoco fue macrista. Se presenta como un “puente entre la grieta”, asegura quiere “hacer algo importante por Argentina” y se muestra optimista frente al futuro del país: “estoy convencida de que por algún lado las cosas tienen que mejorar”.
–No me había enganchado en la política hasta la crisis de 2001, con el “que se vayan todos” -relata–. En esos tiempos, como economista y diplomática de carrera, empecé a ver algunas cosas, analicé los números del país y del contexto internacional, y sentí que no había forma de tener una crisis como la que transitábamos, si no fuera por responsabilidad de los políticos que nos gobernaban en ese momento y los que nos habían gobernado antes. A mí, estando en el área de Exportaciones, me marcaron tres perfiles de políticos que entraban.
–¿Cuáles?
–Los ineficientes, porque entraban sin un cargo acorde a su formación, preguntándonos: “¿De qué se trata esto?”. Los que respondían a intereses partidarios e ideológicos que iban por encima del bien público y la eficiencia en la gestión. Y los atados a la corrupción. Aquello fue lo que derivó en el “que se vayan todos” –o muchos–. Y en medio de esa frase llegué yo. Aunque en realidad no se fue nadie: son los mismos, con otras caras… Dos décadas después, nada cambió, o cambió para peor.
–¿Cuánto, para peor?
–Los números de pobreza empeoraron. La inflación empeoró. La deuda externa empeoró. Nuestra inserción en el mundo empeoró. Todas las variables macroeconómicas empeoraron… Y nos siguen gobernando los mismos. Por eso entiendo que ahora que se necesita una revolución de los valores, de abajo hacia arriba. Lo que le está faltando a la política argentina son valores. Hay una deuda muy grande de los políticos hacia los argentinos. ¿Cuánta gente vota a los partidos de la grieta para que no gane el otro o porque, “bueno, es lo mejorcito dentro de lo que hay”, sin estar convencidos de elegir “al representante que realmente quiero”?
–Usted fue diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires entre 2007 y 2011, y ahora va por la provincia, a la inversa que la exgobernadora María Eugenia Vidal. ¿Por qué ahora apunta a Buenos Aires?
–Nací en Capital, pero siempre viví en provincia, entre La Lucila y Campana. Mi militancia política la transité en provincia. Pasa que, cuando elaboramos aquella lista de candidatos, como soy de Capital, me presenté por la Ciudad. Sí me gustaría aclarar, que era candidata del partido Recrear, con Ricardo López Murphy. Jamás estuve con el macrismo ni con el PRO, como algunos señalan. Pasa que ahí hicimos una alianza entre Recrear y Propuesta Republicana, y yo entré por el primero. Y en la Cámara de Diputados, cuando se disolvió Recrear, armé mi minibloque, de Valores para mi País. Pero no fui macrista y nunca estuve en la gestión de Macri.
–¿Qué es la política para usted?
–Un instrumento de transformación. Yo podría vivir sin la política y sin necesidad de trabajar. Soy sincera, en casa nos va bastante bien. Sin embargo, siempre trabajé por mi país. Fui economista para servir a mi país, fui diplomática de carrera para servir a mi país y ahora hago política por mi país. Quiero hacer algo importante por Argentina. Estoy convencida de que por algún lado las cosas tienen que mejorar.
–¿Cómo?
–Con un acuerdo, con políticas de Estado. Lo veíamos en el debate de Todo Noticias: los de la grieta no se escuchan, parecen construir su poder en contra del otro, y mientras tanto Argentina suma un cincuenta por ciento de pobreza, otro tanto de inflación anual, y ellos no nos resuelven los problemas.
–La receta suena sabrosas pero, ¿cómo se logra un consenso a largo plazo?
–Con confianza en el otro, y la confianza en el otro parte de los valores. Te pregunto a vos: ¿Qué piensa en general la gente de las instituciones argentinas? De los diputados o de los legisladores, que son ineficientes o vagos. De la Justicia, que es lenta y manipulable. Del Presidente, que miente. Del Ejecutivo, que es corrupto… Venimos mal. ¡Y es la idea que tiene la gente! La gente que construye el futuro, el que quiere invertir en un comercio, en un emprendimiento. Y este contexto, estas instituciones, no atraen a nadie. Entonces necesitamos la revolución de los valores, más que una nueva idea. Necesitamos gente que no mienta, gente que busque el bien común, la paz, el diálogo. Cuando me consultan sobre mi primer proyecto de ley, contesto “ser puente entre la grieta”. Porque acá no se trata de que yo lleve un proyecto de ley: el 10 de diciembre ya debemos ponernos a trabajar todos juntos para la gente. Necesitamos cimientos para construir encima.
–Usted asegura que hace política por su país. ¿Le “duele” su país?
–Mucho. A mí no me interesa la política per ce: no, me lleva mucho tiempo, me desgasta. Veo a una Argentina que se va cayendo. Me duele cómo está mi país y nuestra gente, y por eso hago este esfuerzo.
–Pedir derogar la ley del aborto es una convicción suya y un reclamo controversial que le significa, suponemos, grandes críticas…
–Y no negocio convicciones a favor de la vida. Porque la vida también es pensar, para el caso, en aquellos con problemas de adicciones. Hoy en día no hay una ley de adicciones. Lo vimos con lo que le sucedió a Chano. Hay jóvenes y no tan jóvenes, familias destruidas por el tema, sin una ley que los contenga. Nosotros la vamos a proponer. Cuando estamos a favor de la vida, también lo estamos de las personas que tienen problemas de discapacidad y están invisibilizados. Y pensamos en los niños sin hogar, por lo cual necesitamos una ley de adopción rápida que les resuelva el problema… Son varios temas. Y cuando decimos a favor de la vida, hablamos a la vez de los derechos humanos que abarcan también la educación, que debería ser esencial. Por ninguna razón un gobierno puede dejar de lado el derecho de los niños a ser educados. Y a la fecha hay un montón sin escolaridad. Después de todo lo que pasó –pandemia de Covid-19 incluida–, ¡hay colegios que desde hace un año y medio se mantienen cerrados!
Cabeza de Valores para mi País –que en las PASO del 15 de septiembre superó el piso del 1,5% de los votos (131.308)–, permitiéndole acceder a las elecciones del próximo domingo 14 de noviembre, Hotton (quien recorrió toda su escolaridad de manera pública, recibiéndose como licenciada en Economía en la Universidad de Buenos Aires y culminando la carrera diplomática en el Servicio Exterior de la Nación) afirma que “el nuestro es un partido que va por la vida, la familia, la educación y la libertad, pero no sólo eso!”, subraya, antes de ampliar: “Además aspiramos a otros valores que le faltan a la política: verdad, honestidad, solidaridad y, lo más importante, la búsqueda del bien común. Si no buscás el bien común y priorizás otras cosas no lográs ‘el encuentro’. ¿Viste que el papa Francisco habla de la cultura del encuentro? Si los responsables de tomar las decisiones, el rumbo de este país, no lo hacen buscando el bien común, jamás saldremos adelante. No sirve ajustar con parches, a corto plazo, de acuerdo a cómo vienen las elecciones o fueron las PASO. Sucedió en este gobierno, en el anterior, protagonistas de movimientos pendulares que se traducen en oportunidades pérdidas. Lo que necesitamos es una política de Estado que trascienda. Hasta que no hagamos eso, seguiremos igual o peor. Bah, siempre pensamos que tocamos fondo, y nunca tocamos fondo, siempre hay algo más abajo”, redondea Cynthia.
–¿A qué números cree que usted y los suyos pueden acceder en las generales?
–Sabemos que los que nos votan están convencidos porque el nuestro es un partido chico, y cuando alguien elige un partido chico elige lo más directo a sus valores y a quienes los representan. De allí que no hay nadie más optimista que yo… Mirá, cuando me dijeron que no superaba las PASO, sostuve que los votos estarían dentro de las urnas, y estaban. Soy optimista pero además trabajamos mucho sobre la realidad. Ya entablamos acuerdos con sectores que no pasaron las PASO: gente que ya ha decidido votar partidos chicos, que representen sus valores y no la grieta. Por ejemplo, el Partido Celeste, cercano a nosotros; el Partido Federal, de integración del campo; la Nueva Unión Ciudadana; el Partido Popular. La sumatoria ya nos da 2,9 por ciento de los votos, un diputado nacional. Y además existen varios espacios peronistas no conservadores que nos ven a nosotros como opción. Porque, como nuestra plataforma se basa en la misma Doctrina Social Cristiana que inspiró al Justicialismo, cuando yo hablo de bien común o justicia social, muchos de sus componentes se sienten representados. “¡Ah, pero sos peronista!”, me plantean.
–¿Y lo es de alguna manera?
–No, yo represento a la Doctrina Social Cristiana, que no es llevar la religión a la política, sino plantear esos valores. Como Angela Merkel, que en Alemania pertenece a un partido como la Democracia Cristiana, con valores cristianos, porque ella es cristiana. Esas son nuestras convicciones, y generan distintos tipos de apoyo. Así que si me preguntás, creo que lograremos dos o tres diputados nacionales. Con el 4,8 por ciento de los votos, si tomamos el sistema D'Hondt (método que pertenece a la familia de los sistemas electorales proporcionales y busca asignar escaños en función de los rendimientos electorales por parte de cada lista competidora), llegaríamos a ese número… Por ello vengo trabajando.
–¿Cuánto repercute tal trabajo en el seno familiar?... Formar parte de la arena política no debe ser una cuestión sencilla, ¿verdad?
–Verdad. Cada vez que empiezo una nueva campaña, mi marido me plantea: “Decíme que es la última”. Julio es mi ayudante, colaborador, asesor y quien me cuida y se calza los guantes cuando se queman las papas. Resulta difícil, porque, como lo nuestro es a pulmón, a la política le debés dedicar mucho tiempo, esfuerzo y recursos. Ayer yo filmé videíto de TicToc, porque me esperaba una reunión en el Centro, había un piquete, llegaba tarde, tuve que dejar el auto a nueve cuadras y empecé a contar que estaba yendo, para que supieras que iba tarde. Ponerle el cuerpo así produce un gran desgaste personal y para la familia.
–¿Qué lleva en ese auto?
–Folletos, remeras, maquillaje, zapatillas. Es mi búnker con ruedas. Lo político siempre lo desarrollé sola. Fue una decisión personal. No tengo ni tuve ningún mentor. Sí, una enorme fe. En esta elección ya presentamos, con mucho esfuerzo, 1.500 candidatos propios en la provincia de Buenos Aires.
–¿Sus hijos cómo la acompañan?
–Se meten con mis redes sociales. Al principio me lanzaban: “Son muy aburridas”. Les fuimos poniendo onda. A través de ellos también veo la realidad. Por ejemplo, mi hija Dominic (27; melliza de Nicole, que vive en casa y estudia francés), quien se recibió de periodista y a la que le costó muchísimo, ¡pero muchísimo!, conseguir trabajo. Recién ahora lanzó su primer emprendimiento, para poder vivir: una línea de ropa en Instagram. Se casó en marzo y, te aseguro, a ella y su pareja no les alcanza la plata. Veo también esa realidad en los jóvenes y pienso: “Qué triste que un país no les dé la posibilidad a dos profesionales que se esfuerzan, tienen dos sueldos y no les alcanzan para vivir ni proyectar”. Como también siento la ausencia del hijo Agustín (25), que se recibió de arquitecto y, aunque lo quise retener, partió a vivir a Estados Unidos. Y te estoy hablando de jóvenes con posibilidades, que han estudiado. Ahora, ¿cuántos otros jóvenes no cuentan con familias que puedan abrirles puertas? ¿Cómo su tierra no les da esas oportunidades? ¡Aparte Argentina es un país rico! Es por la irresponsabilidad de los políticos. Los argentinos no lo merecen. En lo que esté a mi alcance voy a seguir aportando mi ayuda. Esa intención siempre la cargué conmigo.
–¿Siempre?
–Desde adolescente, por mi trabajo comunitario desde las iglesias, siempre vi el esfuerzo de las Organizaciones No Gubernamentales por contener a los caídos del sistema. Pero cada vez hay más caídos del sistema. Por eso a lo largo de los años entendí que había que hacer el salto y entrar dentro del sistema para hacerlo más justo e inclusivo. Desde las ONGs no alcanza. Y muchas veces a las ONGs les cuesta entender la importancia de la política. Como diciendo: “No, con la política no nos metamos”. Pero bueno, ahí estamos. Estoy convencidísima de que en la Argentina ética y moral es lo que se necesita para cambiar. Es el puntapié.
–¿Tiene algún hobby, una pasión, un recreo a la política?
–De todo... Correr. El otro día iba a sumarme a un medio maratón, me cambié pero me llamaron que mi papá estaba grave y no pude ir… Sí, me gusta correr, jugar al fútbol mixto, cantar (siempre lo hice en coros), las cartas, lo lúdico.
–¿Qué le pasó a su padre?
–Mi papá se nos fue hace diez días. Tenía 78 años. Falleció de neumonía bilateral. Había tenido un cáncer. Muy doloroso… Yo estaba bien apegada a él. Todo en medio de la campaña. Igual, me da fuerzas desde arriba.
–Usted ora, ¿verdad?
–Sí, cuando desayunamos leemos la Biblia con mi marido o algunos de los chicos.
–¿Y qué le suele pedir a Dios?
–Mucho por la familia, mis padres, mis seres queridos, y, claro, para que mi país de una buena vez esté mejor.
Fotos: Fabián Uset y gentileza C.H.| Agradecemos a Celeste Germoglio