Si no hay un milagro electoral el próximo domingo y los resultados de las PASO se mantienen, el Gobierno nacional perderá el control del Senado, quedará aún más lejos del quorum propio en Diputados y con esto la incógnita del futuro Gobierno de Alberto Fernández, que se verá obligado a entablar el diálogo con todos los sectores políticos para los dos años de gestión que restan.
De un lado están Santa Fe, Chubut y La Pampa, distritos en los que el oficialismo inesperadamente va camino a perder sus senadores por la mayoría. El Frente de Todos aspiró durante los últimos dos meses a dar vuelta la elección en al menos dos de estos tres distritos, para así retener su mayoría propia en la Cámara alta, pero el objetivo se anticipa difícil. En paralelo, en Córdoba, casi con seguridad, el Gobierno perderá su senador por la minoría.
Con este panorama, la vicepresidenta Cristina Kirchner manejará en el Senado un bloque de entre 35 y 36 bancas, lejos de las 41 actuales que le permiten aprobar los proyectos sin mayor dificultad.
Respecto a lo que pueda suceder en Diputados, lo determinante será obviamente el resultado en la provincia de Buenos Aires, “la madre de todas las batallas”, en la que se elige casi un tercio de las bancas en juego y en la que el Gobierno perdió por casi 5 puntos. Córdoba, aunque sea solo por una cuestión numérica, también le jugará en contra al oficialismo.
En la Cámara baja, de mantenerse la tendencia de las PASO, el oficialismo se quedaría con 117 bancas, solo una más que Juntos por el Cambio. Con ciertos alineamientos, podría incluso perder la primera minoría.
Como dato adicional, pero no menos importante, hay una provincia que elige gobernador: Santiago del Estero, en la que todo indica que Gerardo Zamora revalidará su cargo con comodidad.
Chubut
En las PASO, Juntos por el Cambio derrotó al Frente de Todos en la elección de senadores por 39,5% a 26,6%, una diferencia de 13 puntos. Aunque se trata de un distrito con poca población, un tercio del padrón no fue a votar, lo que a priori aumentaría las chances de dar vuelta el escenario, aunque esto no parece fácil para el oficialismo.
El escenario en la Patagonia en general no resultó favorable al Gobierno en los últimos dos meses, sobre todo luego de que la Casa Rosada decidiera desentenderse a medias del conflicto con grupos mapuches, que abarcaron no solo a Río Negro sino también a la provincia que gobierna Mariano Arcioni: si bien Alberto Fernández mandó fuerzas federales de refuerzo, consideró que era un problema que cada provincia debía resolver por su cuenta.
Si se repite el resultado de las primarias, el Frente de Todos perderá dos de los tres senadores que actualmente tiene por esta provincia, ya que, además de ganar la mayoría en 2015, logró incorporar al bloque a Alfredo Luenzo, quien quedó esa vez en segundo lugar.
La Pampa
El peronismo gobierna allí ininterrumpidamente desde 1983, por lo que el Frente de Todos ya la daba por ganada. Sin embargo, el 12 de septiembre perdió por 10 puntos, con un 38% contra el 48% de Juntos por el Cambio. Al igual que Chubut, se trata de una provincia chica y en la que solo votó el 68% del padrón.
En 2015, el Frente de Todos había ganado por un margen estrecho, de unos seis puntos, lo que le alcanzó para quedarse con los dos senadores por la mayoría, de los cuales ahora podría perder uno.
Santa Fe
Las elecciones en Santa Fe suelen resolverse por algunas décimas debido a la división política en tercios que hubo en las últimas ocasiones, peleadas entre el peronismo, Juntos por el Cambio y el socialismo. Sin embargo, en las PASO el oficialismo también quedó 10 puntos por debajo de Juntos por el Cambio, un 39% contra un 29%, con lo que la coalición opositora revirtió el resultado adverso de 2015 en el que quedó en segundo lugar.
Córdoba
El oficialismo nacional no esperaba ningún buen resultado en Córdoba, gobernada por el peronismo autónomo de Juan Schiaretti y en la que Macri hace de profeta. Los resultados reflejaron eso. El Frente de Todos, con un magro 11%, quedó en tercer lugar después del 24% del scharettismo y el arrasador 47% de Juntos por el Cambio.
Esto no alivia en el Gobierno las consecuencias de la derrota, que le hará perder el senador por la minoría, Carlos Caserio, que había obtenido en 2015. Otro tanto sucede en Diputados. De repetirse el resultado de las PASO, el FDT solo ganará una de las ocho bancas en juego en esa provincia, la segunda del país que más influye en el número final del Congreso.
Provincia de Buenos Aires
El resultado bonaerense será, de repetirse, el que más influirá en que el Frente de Todos quede más lejos del quorum propio en Diputados. Son 35 las bancas en juego en el distrito. Mientras que el oficialismo esperaba incrementarlas, de no variar la proporción de votos perderá dos, ya que entrarían solo los 15 primeros en la nómina.
La ilusión del Gobierno parecía ya un poco descabellada. No solo porque el kirchnerismo perdió en la Provincia sus cuatro últimas elecciones legislativas intermedias, y encima ahora le pesaba la pandemia. Además, ponía en juego las 13 bancas que obtuvo hace cuatro años del cristinismo de Unidad Ciudadana más las cuatro que ganó en esa elección el massismo.
La Casa Rosada espera, en el mejor de los casos, revertir aquí los 5 puntos que separaron a Victoria Tolosa Paz de las listas de Juntos y dejar la imagen de un triunfo en al menos uno de los cinco distritos más importantes. Esto significaría, también, que las medidas de los últimos dos meses repercutieron rápidamente en el bolsillo de la gente, dando más esperanzas a las chances de una fuerte recuperación de acá a 2023.
Santiago del Estero
Santiago del Estero es desde hace más de 15 años un bastión kirchnerista. En las PASO, el Frente de Todos obtuvo un 55% de los votos. Juntos por el Cambio quedó en segundo lugar, a 40 puntos de distancia.
De todos modos, los comicios locales tendrán su peso propio porque se definirá el domingo la elección del gobernador, con un calendario desfasado del de las demás provincias (salvo Corrientes) por la intervención federal de 2004.
Todos los pronósticos indican que Gerardo Zamora será reelecto en su cargo, logrando su cuarto mandato al frente de su provincia, tras haber gobernado dos veces entre 2005 y 2013. Junto a su esposa Claudia Ledesma Abdala, mandataria provincial entre 2013 y 2017, ambos lograrán que la hegemonía del Frente Cívico por Santiago se extienda durante 20 años ininterrumpidos.|