El presidente Alberto Fernández volvió a culpar a su par de Brasil, Jair Bolsonaro, por la tala de árboles en la Amazonia y su impacto en el caudal del Río Paraná, al remarcar que "en algunos lugares del mundo prefieren sembrar soja y avanzar con la deforestación". Lo dijo durante la presentación de la reedición del programa PreViaje en el Parque Nacional Iguazú, en la provincia de Misiones.
"Días atrás estuve con el responsable del Consejo de Seguridad norteamericano (Jake Sullivan) y hablamos del tema ambiental y sobre el problema de la Amazonia. Si no cuidamos los pulmones del mundo, el mundo se deteriora y se degrada y nosotros vivimos peor", sostuvo el mandatario.
Luego se preguntó: "¿Cuánto de la deforestación del Amazonas habrá incidido para que el Río Paraná tenga la bajante que tuvo?, porque ha cambiado todo el régimen de lluvias como consecuencia de esa deforestación".
En ese sentido, el presidente subrayó que "el precio de cuidar esa selva es en beneficio de todos nosotros y la sociedad tiene que hacerse cargo del cuidado de eso y tiene que hacerse cargo económicamente".
Por otra parte, también alertó sobre los incendios forestales, un drama que año a año consume miles de hectáreas de bosques nativos en varias provincias del país. "A veces el cambio climático favorece el fuego que se inicia porque un inconsciente prende una llama y después no lo puede controlar", señaló.
Deforestación y producción de soja
Europa es uno de los principales continentes que depende de las importaciones de soja y Brasil es uno de los mayores proveedores, ya que produce un tercio de la soja mundial con un promedio de 75 millones de toneladas de granos, según la cosecha de 2018/2019.
Sin embargo, esta sobreproducción trae aparejado un impacto ambiental. Durante años se deforestaron grandes extensiones de la selva amazónica para ganar terreno donde cultivar soja y así satisfacer la creciente demanda mundial, pese a que en los últimos años se ha intentado ejercer presión para conservar el denominado ‘pulmón del mundo’.
Esta última actividad no obtuvo buenos resultados y en junio de este año, la deforestación de la Amazonia brasileña batió su cuarto récord mensual consecutivo y arrasó en los primeros seis meses del año con 3.609 kilómetros cuadrados (km2), un 17% más que en el mismo periodo de 2020, según datos arrojados por el sistema de observación por satélites Deter del Instituto Nacional Investigaciones Espaciales.
Bajante del río
Desde el Gobierno nacional, Alberto Fernández declaró la emergencia hídrica en la cuenca del Paraná a través del Decreto 482/2021, mientras que desde el Consejo Federal de Gestión del Riesgo y Protección Civil definieron líneas de acción ante la situación que a atraviesan las poblaciones ribereñas de Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; incluyen alertas tempranas, mapas dinámicos y datos de organismos científicos.
Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), consideró que: "Brasil tiene todavía algunas reservas en los embalses de la alta cuenca y del río Iguazú, y ha descargado parte de esas reservas de manera tal que el caudal que entra al territorio argentino todavía no es tan bajo como lo que hubiésemos esperado".
En este sentido, indicó que la solución sería "esperar a que se normalicen las lluvias", pero indicó que por el momento no se avizora la normalización de las precipitaciones.
Respecto a las consecuencias de la bajante, el ingeniero explicó que "el impacto que provoca hoy una bajante como esta es mucho mayor del que provocó la marca histórica de 1944". Y precisó: "Argentina es cada vez más Paraná-dependiente, y afecta la navegación, la fauna íctica, las tomas de agua, no solamente en cantidad de agua sino en calidad también".
Por último, sostuvo que la situación actual de la cuenca del Paraná es "la manifestación más evidente del cambio climático en nuestra región”.|