El equilibrio de poder es complejo en las coaliciones políticas. Desde que comenzó la administración del Frente de Todos el loteo de los ministerios y las secretarías se mostró evidente. A diferencia de Juntos por el Cambio en donde el Pro se adueñó de los cargos más relevantes, el albertismo tuvo que ceder, por fuerza política, bastantes lugares al cristinismo.
Pero el cristinismo nunca dejó de avanzar en busca de todos los lugares. El viernes último, Cristina Fernández de Kirchner volvió a irrumpir con una frase que apuntó directamente al corazón de la Casa Rosada. Luego de hablar de "funcionarios que no funcionan" la vicepresidente llamó miedosos a algunos de los miembros del gabinete nacional.
Sin nombrarlos, todo el mundo tiene más o menos definido a quienes se refiere. En el sector económico, un número puesto es el ministro de Desarrollo, Matías Kulfas, a quien no le cuestionan su actividad actual sino su libro en donde señala que la gestión económica del gobierno de CFK fue un desastre.
Pero los lugares en donde más ruido hace los dardos de Cristina son dos: jefatura de Gabinete y el ministerio de Justicia.
En el Instituto Patria no ven con buenos ojos el rol de Santiago Cafiero como Jefe de Gabinete, quieren alguien más confrontativo con la oposición, alguien que salga más seguido a pelearse con las Bullrich y los Iglesias de la política nacional y que no sea tan permeable a los llamados de los periodistas de las corpo.
Para este lugar la vicepresidenta tiene un candidato al cual hace poco alabó públicamente, cosa muy poco común en ella. "Ella quiere en ese lugar a Leandro Santoro. Ya lo tienen adentro de la Casa Rosada y tiene una buena relación con Alberto, sabe hacer equilibrio entre los dos", explica una fuente del FdT.
Pero Cafiero está desde el comienzo con Alberto Fernández y lo sabe comprender, y en un mundo donde las lealtades son pocas, se le reconoce que sobrellevó con dignidad cuando trabajando para Florencio Randazzo perdió contra Cristina ya que nunca hizo un comentario al respecto, ni en público ni en privado.
El otro ministerio que miran con una lupa es también muy caro a los sentimientos del presidente Fernández. En el Patria siguen de cerca el accionar de la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo. La socia y amiga del presidente no logra "agradar".
Quizás por eso es que la ministra que no suele tener muchas apariciones públicas, ayer estuvo en un acto en Sunchales, provincia de Santa Fe, en donde la empresa Sancor Seguros inauguró un nuevo edificio y prometió inversiones por u$s 200 millones.
"No tiene nada que ver con sus temas, pero la idea era sacarla en un lugar amigable en donde no tenga que hablar de la Corte, las causas de Cristina o el lawfare que tanto le pide el kirchnerismo. Tenía que salir, mostrarse, hablar y lo hizo, desde un lugar más simple pero siendo la ministra de Justica", dice una voz autorizada de la Casa Rosada.
En el Gobierno esperan que las fiestas aplaquen un poco la creciente ansiedad de los sectores del kirchnerismo por los cambios de gabinete y llegar a enero con mayor aire y poder mostrar mejoras como, por ejemplo, la recuperación de las reservas del Banco Central. "Una vez que tengamos un poco organizado el tema de las vacunas y de los dólares, vamos a empezar a mostrar que no tenemos miedo", se envalentonó uno de los ministros que responde al Presidente de la Nación.