El diputado Fernando Iglesias, una de las usinas intelectuales y mediáticas más importantes de la derecha en la Argentina, profundiza cada vez más su campaña por sacudirse de encima todo lo que se parezca al peronismo o que, incluso, haya tenido contacto estrecho con ese mal contagioso que, según considera, choca las ideas de democracia y república.
En una nota publicada en el diario La Nación, el profesor de vóley desarrolla, al mismo tiempo, una postura interior y exterior de su rechazo. La segunda es pública y conocida, pues el mismo legislador por la Ciudad de Buenos Aires se encarga de destacarla cada vez que se sienta de panelista en un programa de televisión.
Con la campaña electoral en el horizonte, la arremetida de Iglesias contra la pata peronista de Cambiemos no es para ignorar. De hecho, le valió la respuesta tuitera del máximo representante del justicialismo conservador, el ex candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto.
Para el pensador Iglesias, la comparación entre las elecciones de 2017 y 2019 es el claro ejemplo de que a Macri le fue mejor con el peronismo lejos. La posibilidad de que los pejotistas “buenos” dividan el voto en tres opciones mejora las posibilidades de la alianza PRO-UCR frente al kirchnerismo duro, que ya probó que “sin Cristina no se puede, pero sólo con ella no alcanza”.
Además, el periodista plantea un razonamiento básico que roza la paradoja: si Cambiemos adopta a los republicanos, no será posible una renovación del peronismo y, por ende, la grieta seguirá existiendo: “¿No conduce esa estrategia a regalarle el peronismo al kirchnerismo?”, pregunta, en una retórica que apunta a sus mismos partidarios.
Iglesias concluye que, basado en la realidad, idear un peronismo republicano no es más que un “deseo imaginario”, ya que, al fin y al cabo, como dice el refrán, peronistas son todos. Así, destaca “la densa trama de relaciones, amistades, identidades, complicidades y pactos que ligan a los peronistas con los peronistas, y no con Juntos por el Cambio”.
En contraposición, el orador reconoce la imposibilidad de ganar elecciones y de impulsar reformas sin el apoyo de, al menos, un sector del PJ y, de hecho, no le cierra la puerta de Cambiemos, “pero esto no es el Pejota”, remarcó.
De Macri somos todos
Al sentirse directamente aludido, el ex senador Pichetto lanzó su defensiva, en medio de la lucha dialéctica del espacio que hoy debate su liderazgo interno, crubicado desde la derrota en primera vuelta frente al peronismo unido de Fernández-Fernández.
El rionegrino aludió al discurso del diputado Iglesias como una “arenga integrista y polarizada” que sólo tendría lugar en el marco de una interna política.
Si bien el actual auditor general de la Nación deslizó que “fui parte de Cambiemos”, defendió su lugar en el espacio opositor, al cual -destacó- “aporté mi visión, ideas y proyectos”.
Pichetto se animó además a exponer la incidencia histórica real del legado de Juan Domingo, lo que (alguien podría pensar) le daría la razón a Iglesias cuando sostiene que, al fin de cuentas, peronistas son todos: “En los últimos 100 años, el peronismo gobernó menos de 38. Debemos dejar de sacudir antinomias poco útiles y que no reflejan la realidad”, exigió.
Al igual que su rival en el ágora cambiemita, el ex senador se despegó del kirchnerismo duro y, por ello, descartó de plano volver al modelo de “avenida del medio” y señaló fuertemente a Iglesias de buscar la pureza ideológica del espacio: “Qué fatal arrogancia señalar quién sí y quién no puede estar en una formación política”, arremetió en su hilo de Twitter.
Mientras Iglesias apuesta a la división del Justicialismo como estrategia electoral, Pichetto pone sus fichas a la unidad frentista de la diversidad, fiel a la doctrina del general. Finalmente, plantó bandera en Cambiemos y aseguró que “no seré yo el que divida ese trabajo mancomunado” y llamó a Iglesias a trabajar para sumar: “En política el que resta es funcional a los intereses de este oficialismo”. |