Hablar desde la experiencia es el valor agregado que hace más atractiva la propuesta de una charla, de un escrito o la ponencia de algún conferencista y, cuando de emprendimientos se trata, se potencia esta premisa porque el facilismo cultural y consuetudinario nos inclina siempre a buscar espejos pero con la inusual característica que pretendemos otro reflejo y no el que la realidad cruda nos muestra. Desde mi último libro quiero no solo ser una ayuda para nuevos emprendedores sino romper el mito de creer que copiando modelos a rajatabla llegaremos a donde queremos.
En la primera parte de “El éxito del fracaso” tratamos de proponer la idea que emprender es justamente lo contrario a encasillarse en modelos estrictos, porque iniciamos este camino viendo las señales que nos marca la vida y para ello tenemos que ser libres, justamente el antónimo de seguir algo a pie juntilla.
Una vez entendido que si nos pasa algo no muy agradable en la vida posiblemente es porque tomamos una decisión equivocada, llegaremos inexorablemente a mirar el desafío que tenemos por delante y ahí, creo que mínimamente debemos enfocarnos en los positivo, encontrar un propósito y junto con él aferrarnos a lo que nos hace bien y sobre todo llenarte de emociones nuevas sabiendo que si quiero que me pasen cosas diferentes, necesito hacer cosas diferentes; el cambio nunca es malo. Lo mejor que podemos hacer en esta vida es evolucionar, cambiar para mejor, dejar que la novedad nos sorprenda.
En esta primera parte deberíamos entonces tener en cuenta que el emprender es un eterno inicio y para que este camino se vaya formando es importante tener buenos amigos cerca, que tengan situaciones similares, porque esto te va a llevar a transformar ese fracaso que tuviste en una nueva oportunidad.
Otras sugerencias en este momento es rodear los obstáculos, cambiar de sentidos y regresar porque cuando decides que estás listo no podes dejar que nadie te valle el camino y, fundamental, descubrir tu intención. Nuestra mente puede controlar todo y, si tenemos un propósito definido, no habrá nada que nos motive más que eso para comenzar de nuevo.
La premisa ahora no es como llegamos a este punto, lo importante es que siempre podemos cambiar lo que no nos guste y salir de situaciones que son dañinas para nosotros.
Revertir las cosas que no nos gusten quizás ni siquiera sea lo más difícil, sino seguir viviendo con ellas por creer que no podemos hacer nada. Cambia para ser feliz.
*Matías Sebely. Abogado, empresario, especialista en liderazgo y emprendedurismo.