No sólo de pandemia y guerra vive la inflación argentina, la más alta de los últimos 20 años – Negocios & Política
 

Economía & Gobierno |No sólo de pandemia y guerra vive la inflación argentina, la más alta de los últimos 20 años

Alimentos y combustibles se ubicaron previsiblemente sobre el índice inflacionario general de marzo difundido este miércoles por el Indec. Prendas de vestir y calzado casi duplicaron el promedio y la educación estuvo cerca de cuadruplicarlo. ¿Qué otros factores inciden en azuzar el proceso inflacionario? Costos, puja distributiva, tipo de cambio, tarifas y la situación de las materias primas e insumos derivados a nivel internacional forman parte de este peligroso cóctel.
Adrián Machado
Análisis
Adrián Machado
Análisis

No por previsible es menos impactante el dato de la inflación de marzo. Más de 16 puntos en un trimestre y de 55 medida de manera interanual ponen en serio riesgo la vida cotidiana de millones de personas, además -y esto es secundario, al fin de cuentas- torna inviable cualquier continuidad gubernamental, sin importar el adversario político

El escenario ha sido bastante difundido, excepto por quienes sostienen a la emisión monetaria como única vía inflacionaria: la invasión rusa trastocó los precios de commodities alimentarios y energéticos, los precios de las tarifas y combustibles se han movido, el tipo de cambio aumentó su devaluación al triple. Además, el componente inercial en la economía argentina es muy fuerte. 

El aumento de las tasas de interés dispuesto por el BCRA en los últimos meses es positivo en cuanto a ofrecer una opción de ahorro en pesos, característica que la moneda local ha perdido, mientras que encarece las opciones de financiamiento en la misma moneda. En el caso brasileño, por ejemplo, el rol fundamental lo jugó el BNDES -Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social-, cuando la tasa de interés se encareció fuertemente en medio de la última hiperinflación en aquel país. 

Ingresos y distribución

Un ancla inflacionaria que se mantiene hace seis años es el salario. El ejemplo reciente del espectacular crecimiento de la economía en 2021 es esclarecedor: casi no se observaron mejoras en la distribución del ingreso

La consultora PxQ, que dirige el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, ha señalado al respecto: “Tomando como punto de partida diciembre 2016=100, se observa que los salarios totales de la economía acumulan una pérdida de 20,2 por ciento de su poder adquisitivo. Por categoría, los empleos no registrados son quienes mayormente han sufrido las peores consecuencias (-31,9 por ciento), luego los empleos públicos (-20,5 por ciento) y, por último, los privados registrados (-15,3 por ciento). Si bien en la comparación anual los salarios han mostrado signos de recuperación, en la variación mensual de enero 2022 contra diciembre 2021, sólo el salario privado logró situarse por encima del nivel general de precios (+0,7 por ciento)”.

La mejora del mercado de trabajo, así como la caída de algunos puntos porcentuales de la pobreza, no hace mella en un aspecto central jaqueado por las altas tasas de inflación: el poder adquisitivo. 

La inflación de marzo fue del 6,7% e igualó la marca más alta de los últimos 20 años. El IPC tuvo el mismo alza que en abril de 2016. Ambos registros sólo son superados por el 10,4% reportado en abril de 2002. En lo que va del año, la escalada de precios alcanzó el 16,1%. La variación interanual fue del 55,1%.

La categoría que más aumentos registró fue educación con 23,6%; seguida por prendas de vestir y calzado, con 10,9%; vivienda agua, electricidad, gas y otros combustibles, con 7,7%; y alimentos y bebidas no alcohólicas, con el 7,2%.

“La suba de Alimentos y bebidas no alcohólicas fue la de mayor incidencia en todas las regiones. Dentro de la división se destacó el aumento de pan y cereales; leche, productos lácteos y huevos; carnes y derivados; y azúcar, dulces, chocolate, golosinas, etc.”, destaca el informe del Indec.

Entre los precios regulados se destacó el aumento de cigarrillos, que impactaron en la división bebidas alcohólicas y tabaco (5,7%); la cuota de la medicina prepaga, dentro de Salud (5,0%); los combustibles, en Transporte (5,5%); y el servicio de telefonía móvil, dentro de Comunicaciones (3,4%).

Como se observa, no todos los fuertes incrementos se registraron en mercancías afectadas por la guerra en territorio ucraniano: los casos de Educación y de prendas de vestir y calzado ilustran el argumento. Por ejemplo, la paritaria adelantada de la industria textil alcanzó poco más del 53% de aumento, contra un incremento de casi del 70% interanual en sus precios. 

Otro informe difundido por el Indec días previos es el que describe como se repartió el Valor Agregado Bruto -VAB- durante 2021. El trabajo asalariado tuvo una participación del 43,1%, mientras que el excedente bruto de explotación -el saldo contable de las empresas- captó el 47%, contabilizando un aumento de 4 puntos. Además, en el reporte se consigna que la mayor parte del incremento del empleo lo conforman trabajos informales y contrataciones precarias. 

La caída durante los últimos seis años de la participación de los asalariados en el VAB, señala Luis Campos -Coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA autónoma-, fue sistemática. “Pasó del 53,9% a fines de 2016 al 44,6% a fines de 2021. En el mismo período el excedente subió del 38,6% al 46,4%”, expresa Campos.

Si se desglosa por sectores, el agropecuario presenta una fuerte desigualdad: el sector asalariado participó con el 17,1% del VAB, mientras que las empresas lo hicieron con el 66,9%. Claro que no es el único rubro en ese estado: “exploración de minas y canteras” presenta un cuadro similar, los asalariados participaron con el 23% y los privados se quedaron con el 77% de la torta. En cuanto a la industria manufacturera, de mayor crecimiento que el promedio de la economía, las empresas tomaron el 45,5% del VAB y los asalariados el 29,3%.

Inflación importada

A la alta inflación local se le suma en los últimos meses un periodo inflacionario récord a nivel mundial. Hay que retroceder décadas para encontrar valores similares. Esta situación golpea la endeble posición argentina, y también enciende las luces de alarma de una posible suba de las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense. El antecedente de la catastrófica decisión de Paul Volcker, que desató la crisis de deuda de los países emergentes a fines de los ’80, vuelve a la palestra.         

EEUU registró en marzo una inflación de 8,5% interanual, el número más alto desde diciembre de 1981. El aumento de febrero había sido de 7,9%. Solo el combustible se disparó 18,3% con respecto al mes anterior, lo que explica casi la mitad del aumento de la inflación. Los precios totales de la energía crecieron un 11% en comparación al mes anterior.

En Alemania, se registró la inflación más alta desde la reunificación en 1990, con una medición interanual de 7,3%, mientras que en febrero había sido del 5,1%.

Otros países de alta inflación interanual fueron Turquía -5,4%-, Holanda -4,6%-, España -3%-, Chile -1,9%-, Brasil -1,6%-, Francia -1,4%-, Italia -1,2%-.

En este receso de Semana Santa los precios de los commodities de energía a nivel global son los siguientes, según el especialista Javier Blas:

  • El barril de crudo Brent: 110 USD
  • La tonelada de diesel europeo: 1.150 USD
  • El galón de combustible para aviones en el puerto de Nueva York: 5,25 USD
  • El mBTU de Gas Henry Hub: 7,25 USD
  • El mBTU de Gas TFF: 30,5 USD
  • Energía alemana -tomada en el periodo de un año-: 200 euros por MWh
  • Carbón API2 en Europa: 350 USD por tonelada.

El último Monitor de Precios de Precios Internacional del Centro de Estudios para la Producción -CEP XXI- brinda, entre otros datos, la evolución de los insumos difundidos y commodities en el primer trimestre de 2022. Analizaron 17 bienes clave: petróleo, harina y aceite de soja, maíz, fertilizantes, trigo, acero, carbón, mineral de hierro, aluminio, cartón, cemento, piedra caliza, polietileno, polipropileno, PET y PVC.

Pandemia y guerra alteraron fuertemente los precios de los bienes mencionados, puesto que se interrumpió la oferta y hubo divergencias en los ritmos de recuperación de cada país y en cada cadena global de valor. Específicamente en cuanto al conflicto en tierra ucraniana, el informe del CEP XXI afirma lo siguiente: “por un lado incide en los costos energéticos y por ende, en la producción de alimentos y el transporte; y por otra parte, realimenta el mayor costo del transporte de mercaderías”.

Observemos el desempeño de tres insumos clave: petróleo, fertilizantes y trigo. 

El petróleo Brent rondaba los USD 60 por barril a inicios de diciembre de 2021. A fines de febrero de 2022 trepó a USD/barril 100 por primera vez desde 2014. El 22/3 llegó a USD/barril 115,6. 

A inicios de 2021 los fertilizantes nitrogenados habían recuperado el terreno perdido durante la pandemia y cotizaban USD/tn 307,5, niveles similares a 2019. Desde entonces subieron ininterrumpidamente y en febrero de 2022 llegaron a USD/tn 696, +37% del récord previo de sep-2008

Esto limita la potencial reducción en los precios de los commodities agrícolas como el maíz y podría a su vez impactar sobre la inflación de alimentos a nivel global.

El precio del trigo viene subiendo desde 2016 y es uno de los cereales menos afectados por la pandemia. Tras el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, pasó de USD/tn 293 a USD/tn 403 el 17/3; y al 30/3 se sostenía en USD/tn 373. No alcanzaba estos niveles desde noviembre de 2012. 

Una propuesta

Caídas las posibilidades de bonos, sumas fijas e incrementos salariales por decreto, así como la no consideración de implantación de retenciones móviles a productos agropecuarios mientras duren los efectos de la guerra, el Gobierno nacional se enfoca en el adelantamiento de paritarias y bonos a jubilados y pensionados, de las becas PROGRESAR y el aumento del monto de la Tarjeta ALIMENTAR. Acciones a todas luces escasas para recomponer los ingresos

El programa del FMI se observa en las metas fiscales, monetarias y de inflación, así como en la idea de que un tipo de cambio alto promueve las exportaciones, por lo tanto, continuará siendo un elemento inflacionario. 

Resta esperar la decisión en materia de subsidios a la energía, otro punto de interés del FMI, que exige metas de déficit y gasto. Con fuertes subas en las tarifas domiciliarias, no hay que ser un especialista para vislumbrar el futuro cercano.

Una propuesta para mejorar la distribución del ingreso sin subir un nuevo escalón en el índice inflacionario la realiza el economista y docente de la Universidad Nacional de Moreno Enrique Aschieri: “Para evitar la crisis, el Estado debe intervenir mediante una política que rehaga el poder de compra de los salarios, que no impacte en la inflación y que vigile las pulsaciones en las cuentas externas del país. ¿Misión imposible? Al contrario: totalmente factible y sin sustitutos. Para que el aumento de salarios (estamos hablando de uno fuerte, no moneditas) pase de largo de los costos, el Estado debe prestarle a las empresas a cambio de un bono bullet (se paga en la fecha de vencimiento del bono) a largo plazo, los fondos para hacerlo efectivo y durante no más de tres o cuatro meses. Las empresas estarían un cuatrimestre después de que se inició esta política, en vista del crecimiento operado, en condiciones de pagar esas nóminas salariales sin aumentar los precios y ya sin recurrir al préstamo. Además, porque el presumible golpazo hacia arriba de la producción hunde los costos por escala. La base del préstamo es lo que depositan las empresas en ANSES como cargas sociales, que al ser un porcentaje de los salarios definen el monto del crédito”.  |

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