La crisis que generó la pandemia puso en debate diversas cuestiones vinculadas al mundo del trabajo, desde la intensificación en la incorporación de tecnología, las modalidades de trabajo remoto, hasta la escasez de talento preocupan en distintos niveles de las organizaciones.
Mientras las empresas planean la vuelta a la normalidad con distintos esquemas laborales, y con la campaña electoral en marcha, los gremios desempolvaron proyectos que apuntan a llevar la semana laboral a 4 días para mejorar la productividad y la vida de los trabajadores. Nada está definido aún, pero se propone iniciar los lunes hasta los jueves o de martes a viernes.
La iniciativa, que tiene aval de sectores del oficialismo, se enmarca en una discusión que trasciende las fronteras de la Argentina. “Desde hace décadas una continuada innovación tecnológica, sustentada en el trabajo de la ciencia, el esfuerzo de los trabajadores y la experiencia laboral concreta, con la creciente incorporación de procesos de automatización, robotización, informatización, inteligencia artificial y digitalización, vienen reduciendo la carga laboral, los tiempos de producción y el empleo en el ámbito mundial”, apuntó en un comunicado Sergio Palazzo, titular de La Bancaria.
Desde el gremio marcan como antecedente que hace 75 años se fijó en la Argentina la jornada laboral bancaria en 7.30 horas y, entre las negociaciones más recientes, la carga laboral de 6 horas para la rama “call center”.
En busca de una nueva conquista, en el año 2020, la Diputada Nacional, Claudia Ormachea, referente de la agrupación bancaria, presentó un proyecto en la Cámara de Diputados que, en concreto solicita que el Congreso debata de forma “urgente” reducir la jornada laboral, en general, “para aumentar las posibilidades de empleo digno para quienes no lo tienen, en las actuales circunstancias”, justifica la propuesta.
Y explica que “la reconversión en curso del sistema financiero, acelerada por efectos de la pandemia, demanda que las entidades financieras accedan a este reclamo, que por otra parte se revertirá, como ya se ha demostrado, en experiencias recientes, en un aumento de la productividad y de una mejora en la salud de los trabajadores”.
Días atrás, el precandidato a integrar la Cámara baja y secretario general del sindicato de bancarios, Sergio Palazzo, anticipó que dará un fuerte impulso a la iniciativa desde su banca, ya que consideró que "la disminución de la carga horaria garantiza trabajo para la mayor cantidad de argentinos posible".
¿Es posible en Argentina?
En Argentina, según la ley 11.544, la jornada laboral legal máxima es de 48 horas semanales, se trata de una de las más altas a nivel mundial, aunque la jornada laboral efectiva ronda entre las 38 y las 40 horas.
En los últimos días, el senador Mariano Recalde hizo que el tema escale en la agenda al retomar experiencias de otros países. “Trabajar 4 días no es menos trabajo. Es repartir mejor el empleo. Es aumentar la productividad. Es disminuir los accidentes de trabajo. Y es el futuro”, indicó.
Por su parte el titular de Trabajo, Claudio Moroni, durante la presentación del programa “Te sumo”, que apunta a fomentar la inserción laboral en pequeñas y medianas empresas de jóvenes de 18 a 24 años, sostuvo que “el mejor modo de inclusión es el trabajo” y respaldó el debate al opinar que la reducción de la jornada laboral “es uno de los modelos posibles”.
El Ministro destacó que “el mayor periodo de creación de empleo fue desde el 2007 al 2011. El empleo depende del modelo de desarrollo. Las otras cosas son para distraer, son discusiones que no tienen sentido en las que ni siquiera voy a entrar porque no están en nuestra agenda”.
En cuanto a la posibilidad de aplicar la jornada laboral de 4 días no fue determinante ya que indicó que “Argentina está en una situación muy heterogénea y es muy difícil predecir que con una simple reducción de jornada suceda, sino que tenemos que ir viendo por sectores cómo se puede ir haciendo. Pero es uno de los modelos posibles”. “En Europa se está discutiendo mucho, pero Argentina todavía tiene una posibilidad de creación de empleo muy grande y tenemos que ir viendo sectores por sectores”, explicó.
El debate se cuela con más fuerza en los ámbitos políticos, por eso, la opinión del titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, un hombre formado en el derecho laboral representante de la argentina ante la Organización Internacional de Trabajo, durante varios ciclos, no se dilató más. "En todo caso el tema del tiempo de trabajo y su distribución en el sector privado es prioritariamente materia de los convenios colectivos, dentro de los limites en la Argentina de la legislación ya vigente", declaró a NA.
"La cuestión de tres turnos de 8 horas en trabajo continuo o 4 turnos de 6 horas tiene que ver con la organización de la producción y del trabajo y ésta es una facultad empresarial según la propia Ley de Contrato de Trabajo que se ajusta o adecua – en todo caso - en los contratos individuales o colectivos", agregó.
El titular de la UIA afirmó que "además de no haber evidencia empírica general sobre la materia, es la casuística la que permitiría dar contestaciones particulares y no afirmaciones apriorísticas o generalizaciones". Y aclaró: "En todo caso, reducir la jornada implicaría también proporcionalizar el salario, con su pertinente reducción".
Respecto a la prueba piloto que se llevó a cabo en Islandia con "éxito", según los investigadores que realizaron el experimento, Funes de Rioja remarcó que "no hay experiencia internacional que permita afirmar su conveniencia u oportunidad".
"Lo que Argentina necesita es más empleo, más producción, más productividad y empleabilidad. Esto no se resuelve repartiendo el trabajo formal que hoy existe, sino generando más y mejor trabajo, utilizando las nuevas tecnologías y la digitalización de la economía como vías para un desarrollo sustentable e inclusivo con trabajo registrado y socialmente protegido", dijo el dirigente industrial.
Respecto a la viabilidad de que la reducción de la jornada laboral avance en la Argentina Juan Pablo Chiesa, abogado especialista en Derecho del Trabajo y asesor de la OIT sostuvo que “estamos muy cerca” de lograrlo. Además, explicó que en el plano internacional se está perfeccionando el convenio 47 para la reducción de la jornada laboral a 4x3. “Ganás mayor productividad, bajar costos, esparcimiento y recreación para el trabajador”, aseguró y recomendó “terminar de inmunizar la relación del trabajador bajo el constante control del patrón".
En tanto Cynthia Benzion, titular de la Asociación de Abogadas y Abogados Laboralistas (AAL) explicó que “nuestro país tiene altísimos índices de desempleo desde hace años que no han podido ser revertidos por ninguno de los últimos gobiernos y cuando se piensan políticas de empleo se escuchan siempre los mismos argumentos empresarios que sostienen que para aumentar el empleo es necesario flexibilizar las normas laborales como si la culpa del desempleo fuera del derecho laboral cuando ya se ha comprobado que lo que genera empleo tiene que ver con variables macroeconómicas y que en nuestro país la flexibilización laboral trajo más desempleo y la duplicación de las indemnizaciones puso freno a los despidos permitiendo mantener los niveles de empleo en las distintas etapas”.
La especialista señaló que “claramente” hay menos puestos de trabajo que trabajadores por lo que redistribuir las horas de trabajo que se consideran necesarias para mantener los niveles de producción y de ganancia de las empresas, “no puede tener consecuencias negativas ni en los trabajadores ni en los empleadores”.
En ese sentido, indicó que “no sólo sería deseable que se implemente como una forma de contribuir a generar más puestos de trabajo, sino que impactaría positivamente en los trabajadores”.
“El trabajo asalariado –agregó Benzion- tiene una significativa cuota de padecimiento inherente a la naturaleza de ese vínculo de dependencia por lo que reducir ese padecimiento disminuyendo las horas de trabajo va en consonancia con los derechos humanos de las personas de trabajo a quienes las normas nacionales e internacionales les reconocen el derecho a una vida digna, con salario suficiente para atender sus necesidades y tiempo de descanso y de ocio, todas condiciones a las que la mayoría de los asalariados no tiene acceso en nuestro país”.|