En una segunda vuelta, el líder del Partido de los Trabajadores se impondría también al resto de contrincantes; 54%-30% sobre Bolsonaro, 52%-28% sobre Moro y 51%-24% sobre Gomes. La encuesta se basó en 2.000 entrevistas presenciales entre el 3 y el 6 de febrero en 120 municipios del país. El nivel de confianza de la encuesta es de 95% y el margen es de dos puntos porcentuales.
En un discurso por el 42 aniversario del Partido de los Trabajadores, Lula llamó a que los brasileños tengan, al menos, tres comidas al día, tengan educación y salud de calidad, reciban un salario digno y tengan un contrato formal. “La gasolina, el diésel, el gas para cocinar, la electricidad, la cerveza fría y los asados de fin de semana tienen que estar de vuelta en los bolsillos de los brasileños”, afirmó.
¿Cuál es el contexto?
2021 fue el año con más inflación desde la crisis económica de 2015. Con 10,06% superó al 4,53% de 2020 en medio de la pandemia, muy lejos del estimado por el Banco Central (3,75%). Las principales razones de la suba fueron los elevados costos de la energía eléctrica, el combustible y los alimentos que consumen el 30% del salario del trabajador promedio. En el caso de la gasolina, en un año, aumentó un 47%.
Jair Bolsonaro, junto con el gabinete, promueve un recorte de impuestos a los combustibles para bajar el costo de la gasolina. Durante la pandemia, los subsidios entregados por el Congreso, a los que se opuso, le valieron una suba en su imagen positiva. De la misma forma, el mandatario intenta medidas efectistas que lo acerquen a su principal contrincante en las preferencias electorales.
En contraposición, Lula Da Silva anunció que considera como candidato a vicepresidente a Gerardo Alckmin, cuatro veces gobernador de San Pablo, del Partido Socialista Brasileño, una fuerza de derecha que en varias ocasiones se presentó como alternativa al PT con el propio Alckimin como candidato.
Este parece ser un nuevo intento de Lula de correrse al centro y acercarse a la burguesía industrial de San Pablo, representada por Alckmin, para tener una coalición viable de gobierno.
¿Qué puede pasar?
El pasado 10 de febrero, Bolsonaro puso en duda la confianza en las urnas electrónicas que serán usadas por el Tribunal Supremo Electoral en las elecciones del 2 de octubre. Para Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales, el mandatario sigue el mismo guion que Donald Trump en las presidenciales de 2021: cuestionar el sistema electoral para calificar de fraudulenta una posible derrota en las urnas.
Desde este punto de vista, es posible que la campaña esté cargada de descalificaciones por parte de Bolsonaro, dirigida a galvanizar a sus seguidores. Sobre todo, si el presidente no levanta en las encuestas. Por eso, la alianza propuesta por Lula apunta a blindar un acuerdo, que lo exceda, para tener gobernabilidad ante los eventuales ataques de Bolsonaro.
En el plano internacional, la llegada de Lula puede dinamizar las relaciones con Argentina y el Mercosur en una apuesta por posicionar a Brasil, de nuevo, como actor global. En gran medida, la intensidad de cualquier iniciativa internacional dependerá del volumen político de Lula a lo interno de su país. |
* Bruno Sgarzini, periodista y analista internacional.