La bici con más responsabilidades de Países Bajos tiene el percentil ideal – Negocios & Política
 

Bonita, salgamos a dar una vuelta |La bici con más responsabilidades de Países Bajos tiene el percentil ideal

Es ligera, práctica, pesa 16 kilos y cuesta 1.300 euros. La utiliza el primer ministro Mark Rutte todos los días para ir a trabajar mientras el BMW oficial junta polvo y el chofer realiza otras tareas.
Imane Rachidi
Tendencias
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La del liberal Mark Rutte es la bicicleta con más responsabilidades de Países Bajos: le ha trasladado a lo largo de la pandemia de reunión en reunión, allá donde se decidían las restricciones, le llevó en enero a presentar su dimisión ante el rey Guillermo Alejandro, y con ella fue a votar por su reelección como primer ministro.

Combina azul y negro, y no es la típica bici de ciudad con la que circulan los neerlandeses de a pie. Tiene apariencia de resistente al paso del tiempo y a los baches, tanto como su propietario, que se ha ganado la fama de “teflón” neerlandés, por salir ileso de todas las polémicas.

“¿Es eléctrica?”, le preguntó un transeúnte cuando salía de votar el miércoles. “¡Eso es terrible! No, por supuesto que no es una bici eléctrica”, exclamó Rutte, ofendido.

A él le gusta pedalear y así es cómo va a todas partes por su ciudad natal. Saca a relucir sus genes neerlandeses y, llueva o haga sol, no falta a su cita mañanera saludando a los de vecinos de Benoordenhout, un barrio acomodado de La Haya en el que Rutte vive desde hace décadas, en su casa de siempre, mismos metros cuadrados, porque no necesita más: vive solo y nunca se le he conocido pareja.

La bicicleta es de una marca nacional fabricada por una empresa del municipio de Heerenveen, en la provincia de Frisia. “Deportiva y práctica a la vez, bonita y ligera, y también de bajo mantenimiento”, describe el fabricante.

Pesa 16 kilos, y cuesta 1.300 euros, un precio razonable para las bicis de ciudad en Países Bajos. “La compró en una tienda en las cercanías de La Haya, cerca de su casa”, explicó Debbie de Wagenaar, de la marca, que habló del “efecto Rutte” porque, desde que la exhibe el primer ministro, se ha “disparado la demanda” de este modelo.

La prensa local también tiende a aplaudir la costumbre de Rutte de vivir como un neerlandés más, e incluso lo comparó con el expresidente estadounidense. “Donald Trump se mueve en The Beast, un coche blindado de 1,5 millones de dólares, y el primer ministro neerlandés conduce nuestra bici y es nuestro abanderado”, les dijo De Wagenaar.

El fabricante ha hecho su agosto desde comienzos de la pandemia, y hay incluso quien les ha preguntado en redes sociales si le han regalado la bici al primer ministro por ser quién es, pero aseguran que “él mismo pagó” el producto.

Esta bici ya era famosa, pero ha hecho más kilómetros que nunca en esta emergencia sanitaria. Ha estado expuesta a todas las cámaras cuando Rutte la conducía hasta Catshuis, su residencia oficial en La Haya, donde ha estado recibiendo a su equipo cada domingo para hablar de los contagios y las restricciones.

Pero su momento de gloria fue el 15 de enero: Rutte dio una rueda de prensa en el centro de La Haya para anunciar la dimisión en bloque de su gobierno, y después agarró su maletín azul, se puso sus guantes negros por las temperaturas bajo cero y se subió a su Koga, sujetando el manillar con una mano y comiéndose una manzana con la otra, sin perder la sonrisa, a pesar de todo.

Había puesto rumbo, pedaleando, a Huis ten Bosch, donde vive el rey, para entregarle su carta de dimisión. Su entrada épica, atravesando un camino vacío que lleva a la puerta del palacio, fue la anécdota más comentada de esa jornada en la que había asumido responsabilidades por un escándalo de ayudas sociales que dejó en problemas a decenas de miles de familias con hijos, la mayoría de origen extranjero.

Podría haber pasado desapercibido si hubiera usado su coche oficial, un BMW que siempre está a su disposición, pero prácticamente nunca lo usa, ni siquiera cuando hay visitas oficiales de jefes de Estado o Gobierno, que suelen llegar a las reuniones en caravanas de coches blindados y rodeados de agentes en moto.

La bicicleta de Rutte es testigo directo de sus mejores y peores momentos desde hace tres años. Antes llevaba una bici de ciudad algo más destartalada y oxidada, quizás tan antigua como su coche personal, un Saab de segunda mano aparcado a las puertas de su casa y con el que ha posado en varias ocasiones, desde que tenía rostro de un joven treintañero.

Los ejemplares más baratos de Saab cuestan 1.000 euros, menos que su bicicleta. Por eso, quizás, nunca la deja aparcada sin asegurarse de que el candado está bien echado. |

EFE.  |

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