Moot es una marca británica de ropa interior masculina alumbrada por Jules Parker (un extrabajador del metal reconvertido en diseñador) que en los últimos días ha copado múltiples flashes en su patria chica por sus anuncios excesivamente picantes para las redes sociales.
La firma ha visto cómo algunos de sus anuncios se han topado de bruces con la censura en Facebook. Uno de tales anuncios mostraba a un hombre en tanga sujetando una pelota de baloncesto y, aunque de naturaleza totalmente inocua, fue rechazado por vulnerar supuestamente los estándares de la red social.
No mucho mejor le ha ido a Moot Instagram, donde algunos posts de la marca han sido retirados sin explicación alguna. Además, en esta red social la marca se ha quedado compuesta y sin posibilidad de etiquetar productos para que el usuario pueda después comprarlos en su página web (una auténtica faena en vista de la importancia que ha cobrado el e-commerce en los tiempos que corren para los retailers).
Parker cree que la censura con la que se está topando de bruces Moot obedece claramente a una doble vara de medir en lo referente al juicio que merecen las imágenes de hombres semidesnudos y de mujeres semidesnudas. Mientras las marcas de lencería femenina no parecen tener problemas a la hora de mostrar piel desnuda, los sensores son mucho menos permisivos si lo que se muestra (o se simplemente se sugiere) atañe a las partes pudendas masculinas.
«Los problemas en los anuncios de ropa interior masculina están a menudo relacionados con la presencia de las ingles o la sugerencia a los genitales en las imágenes o con eslóganes de gran carga sexual», explica Shaun Cole, profesor asociado de moda en la Universidad de Southampton y autor del libro The Story of Men’s Undewear.
En 1996 la marca de ropa interior Brass Monkeys fue, por ejemplo, puesta en la mirilla del organismo de autocontrol publicitario en Reino Unido (ASA) por utilizar en sus anuncios el eslogan «Full Metal Packet». Sin embargo, Cole asegura que anuncios como estos no están en realidad más sexualizados que aquellos en los que aparecen mujeres en lencería. «Hay una todavía una doble vara de medir en la manera en que se representan los cuerpos semidesnudos en la publicidad», sostiene Cole.
Que la censura haya tenido a bien posarse en Moot no es en modo alguna una buena noticia para la firma. «El último año ha estado marcado por las restricciones y ahora no nos queda más remedio que considera si aún podemos continuar», apunta Anna Kilpatrick, portavoz de la compañía. «Sin presupuestos para grandes campañas de marketing y sin plataformas en la que puedan abrirse paso nuestros anuncios somos literalmente invisibles», se lamenta Kilpatrick.
Por su parte, Facebook e Instagram aseguran que, aunque la publicidad de lencería está permitida en ambas plataformas, «están excluidos aquellos anuncios que incluyen contenido adulto e imágenes enfocadas a partes individuales del cuerpo como las nalgas, aun cuando no sean sexualmente explícitas».
En cuanto a los anuncios de Moot, ambas redes sociales aseguran que algunos de ellos fueron rechazados correctamente, mientras que otros posts de naturaleza no comercial fueron retirados por error y ya han sido recuperados.|