Belleza, terror y la música de Santaolalla en The House – Negocios & Política
 

Ocio & Estilo |Belleza, terror y la música de Santaolalla en The House

Netflix lanzó el 14 de enero en su plataforma una obra de animación única que, además, está musicalizada por el consagrado ganador de los premios Oscar por “Secretos en la montaña” y adorado por los fans del videojuego “The Last of Us”. El filme aborda técnicas de animación en stop motion que contradicen la suavidad y la simpatía de algunos personajes con destinos oscuros y juegos de maleficio en una casa embrujada.
Juan Báez Nudelman
Cine y Series
Juan Báez Nudelman
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Netflix está logrando grandes aciertos, no sólo con las nominaciones a los Premios Oscar por las producciones de Don’t Look Up (No miren arriba) y The Power of the Dog (El Poder del Perro), sino también con la variadísima oferta de contenidos de calidad que trajo esta temporada. Entre los nuevos estrenos y lanzamientos como la filmografía de Pedro Almodóvar, se esconde una joya de animación en stop motion llamada The House (La Casa) que recuerda a Colarine por su temática oscura, pero que alcanza su propio universo estético.

The House une tres historias breves sobre situaciones tenebrosas que tienen en común una casa embrujada, que a través del tiempo envuelve a sus distintas víctimas en juegos malditos y pactos oscuros. Los cortometrajes que integran al film están dirigidos por Emma de SwaefMarc James RoelsNiki Lindroth von Bahr y Paloma Baeza. Cada uno aporta visiones y estilos diferentes a cada relato, y aún así todo encaja perfectamente dentro de esta realidad fantástica y terrorífica. El componente musical que agrega Gustavo Santaolalla suma una cuota de estímulo para olvidarnos por un rato que se trata de una animación.

Pero si hay algo en lo que se destaca este film es en el excelente cuidado de los materiales con los que se ha confeccionado cada cuadro, cada detalle y cada textura para dar vida a esta casa. La madera, el algodón, algo en la suavidad de las diferentes texturas y su interacción con los personajes aumenta el tono maduro de la obra. Sus protagonistas tienen tratamientos particulares, sin embargo, logramos una enorme empatía con lo poco que podemos ver de sus realidades en esa absorbente casa embrujada. La prolijidad extrema de combinar esa materialidad y volcarla en una paleta siempre ordenada, es todo un acierto y logra dejar en claro que no se trata de “simples dibujos animados”.

La expectativa de algo frívolo se deshace de inmediato con diálogos muy bien pensados, símbolos que acompañan el guion dejando mensajes encriptados entre los distintos cortometrajes, permitiendo elucubrar un posible sentido de unidad que a la vez permanece en la interpretación de quien lo mire. Así, dos niños ven cómo sus padres son influenciados por la casa para vivir en ella y terminar siendo parte de la decoración, como también observamos las frustraciones de un ratón y una gata que intentan levantarla mucho tiempo después. Todo esto parece algo difícil de encajar entre sí y, sin embargo, que el producto final sea tan asombroso vuelve al film una recomendación obligatoria.  |

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    3/9

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