Madeleine Albright, la mujer de corazón europeo y de los mil broches que sacudían al mundo – Negocios & Política
 

Despedida |Madeleine Albright, la mujer de corazón europeo y de los mil broches que sacudían al mundo

Campeona incansable de la democracia y de los derechos humanos, falleció este miércoles la ex secretaria de Estado de los Estados Unidos, tras una larga lucha contra el cáncer. El ojo crítico de una mujer diplomática y los accesorios que inquietaban a los estadistas en cada negociación.
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“Me tomó bastante tiempo desarrollar una voz, y ahora que la tengo, no voy a quedarme callada”, dijo durante una entrevista en 2010. Albright una internacionalista cuyo punto de vista fue moldeado por sus antecedentes personales, marcó su diplomacia y ojo crítico ante diversas situaciones políticas.

De corazón europeo, (su familia huyó de Checoslovaquia en 1939 cuando los nazis se apoderaron de su país y pasaron los años de la guerra en Londres), siempre consideró a Estados Unidos en estado de desorden y abogaba por que ambos lados del Atlántico se mantuvieran unidos. Nacida como Marie Jana Korbel en Praga el 15 de mayo de 1937, era hija de un diplomático, Joseph Korbel. La familia era judía pero se convirtió al catolicismo cuando ella tenía 5 años. Tres de sus abuelos judíos murieron en campos de concentración.

“Una amorosa madre, abuela, hermana y amiga”, así como a una “campeona incansable de la democracia y los derechos humanos”, cumplió funciones como secretaria de Estado entre 1997 y 2001, durante el mandato del demócrata Bill Clinton. Durante todo ese periodo, fue la mujer de más alto rango en la historia de los EEUU. Sin embargo, no estaba en la línea de sucesión a la presidencia porque era nativa de Checoslovaquia. Albright había nacido en la ciudad de Praga.

Siempre tuvo una apariencia de declaración patriótica, a pesar de que muy pocas de sus palabras sonaran como una promesa de lealtad al comandante en jefe de su país de origen.  En 2012, el presidente Barack Obama le otorgó a Albright la Medalla de la Libertad, el mayor honor civil de la nación, diciendo que su vida fue una inspiración para todos los estadounidenses. Albright se mantuvo activa a través de los años. Después de dejar el cargo, cuestionó al presidente George W. Bush por usar “el impacto de la fuerza” en lugar de las alianzas para fomentar la diplomacia y dijo que Bush había alejado a los líderes árabes moderados y creado el potencial para una ruptura peligrosa con los aliados europeos.

Así jugó su papel relegado durante la gestión de Donald Trump. Le preocupaba las políticas que implementaba. “Gracias a Donald Trump, el mundo es "aún más caótico hoy". Pero Albright no era una proveedora de histeria: “se hacen muchas promesas durante las campañas que, en última instancia, nunca se cumplen una vez que el candidato asume el cargo y se enfrenta cara a cara con los desafíos asociados con su puesto”.

Para ella, a veces le parecía una especie de "parca" que mantenía "alianzas difíciles" con la derecha política: “Su admiración abiertamente profesada por Lenin "no es un enfoque estadounidense". Se pregunta si es prudente permitir que una persona así se siente en el Consejo de Seguridad Nacional. Estaría encantado de que yo esté en un país extranjero llamándolo peligroso", dijo Albright.  

“Estados Unidos es un líder mundial, pero uno que "necesita alianzas". Estados Unidos es lo suficientemente grande: no necesita crecer más, "especialmente no a expensas de otros", recordaba, mientras señalaba a la vez, la base inestable que presentaba la UE en aquella época con sus políticas de estado.

Para ella, Merkel era una luz brillante en la oscuridad. Tenía un gran respeto por la canciller alemana. Cuando se enfrentó a la difícil situación de los refugiados, simplemente hizo lo que tenía que hacer. Más tarde, sus palabras adquirieron un tono enfáticamente elevado: "Ella es una heroína", enfatizó Albright.

En un programa televisivo, la ex secretaria de Estado de los Estados Unidos, hizo referencia a sus mensajes en alfileres: el uso de sus accesorios en la ropa para re significar situaciones. A lo largo de su carrera diplomática, utilizó accesorios aparentemente pequeños como estos para inquietar a algunos estadistas. Ese día tenía un de oro y representaba un águila, el animal simbólico de Estados Unidos. Consultada por cual broche elegiría si la invitaran a reunirse con el presidente Trump. Albright no necesitaba mucho para pensar: "Tengo uno que se parece al pato Donald".

Estos broches servían como “suaves instrumentos de diplomacia, herramientas de enseñanza y una forma diferente de comunicación”, dijo. “La mayoría de las veces, transmiten sentido del humor, que a menudo es necesario en las negociaciones”.

Antes de la reunión de Albright con el líder iraquí Saddam Hussein en 1997, el poeta residente de Hussein la llamó “una serpiente sin igual”. Ella respondió con la elección de una joya. “La idea de utilizar broches como herramienta diplomática no se encuentra en ningún manual del Departamento de Estado ni en ningún texto de la política exterior estadounidense”, comentó. Después de aquella ocasión, Albright elegía broches antes de las reuniones con dignatarios extranjeros para señalar su posición diplomática.

Durante la cumbre del año 2000 en Moscú entre Estados Unidos y Rusia, Albright cuenta que el presidente Vladimir Putin le dijo a Clinton que “habitualmente comprobaba qué broche llevaba y trataba de descifrar su significado. Cuando me preguntó por qué llevaba mi broche de los tres monos Hear No Evil, Speak No Evil, See No Evil’ (ni ver, ni oír, ni hablar del mal), le respondí que era por el enfoque de mano dura de Rusia en Chechenia, que incluía importantes violaciones de los derechos humanos.

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“Putin se puso furioso, el presidente Clinton me miró con incredulidad y yo temí haber arriesgado la cumbre”, continuó. “Mirando al pasado, estoy orgullosa de haber llevado los broches del ‘mal’“. Albright llegó a coleccionar más de 200 broches, que, tras ser expuestos en 22 museos y bibliotecas presidenciales, forman ahora parte de la exposición del Museo Nacional de la Diplomacia de Estados Unidos, “Read My Pins". 

¿Y sus broches favoritos? Solo eran dos, un pin con forma de corazón hecho por su hija, Katie Albright, cuando tenía 5 años, y otro de un superviviente del huracán Katrina. Albright recibió este último pin en un acto celebrado en Nueva Orleans, un año después de que el huracán devastara la ciudad. Un joven le dio un broche que su padre, que había ganado dos medallas Corazón Púrpura luchando contra los nazis en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, le había regalado a su madre, que murió durante el huracán. Su madre era una admiradora de Albright, dijo, y habría querido que lo tuviera. “No suelo quedarme sin palabras, ni llorar rápidamente, pero este regalo me llevó al límite”.|

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