“No hay que tenerle miedo a la soledad, lo malo es darse cuenta de que uno está solo. Hablo del silencio y de escuchar su sonido, es el tiempo perfecto para ubicar las ideas, alejar los malos pensamientos”, consideraba Norberto Oyarbide, uno de los tres jueces más denunciados en la historia argentina. Desde su despacho en Comodoro Py moldeó la Justicia a su antojo y la convirtió en un instrumento de poder.
Luego de casi dos meses de internación en el Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (IADT) tras contagiarse de coronavirus, murió a los 70 años. Fuentes de su círculo cercano confirmaron que el ex magistrado falleció luego debido a una complicación de la neumonía bilateral que lo afectaba. Desde un coqueto sillón rojo, con galera y bastón y un galante Frank Sinatra de fondo aportaba controvertidos comentarios en la columna que manejaba al momento de su muerte, en el programa Fuerte al medio, el programa que conduce Coco Sily en Radio 10.
Un pasado excéntrico
Corre 2009 y él es el juez federal que concentra las causas más sensibles contra el poder. Está a punto de indagar a Mauricio Macri en la causa de las escuchas ilegales de Ciro James y de sobreseer al matrimonio Kirchner por enriquecimiento ilícito. Está en el apogeo de su carrera. Pero avanza por la alfombra roja con una diva de los setenta de un brazo y una rubia despampanante del otro. Es la noche de la inauguración del festival de cine de Mar del Plata. La gente lo reconoce y él saluda orgulloso. No es un actor, aunque se mueve frente a los flashes como si lo fuera.
Tres años después, en 2012, Roger Federer y Juan Martín Del Potro juegan un partido de exhibición en Tigre. Un laser rojo encuentra al juez en la zona de los asientos VIP y el estadio estalla: “Oyarbide botón, Oyarbide botón, sos un hijo de...”. El resiste estoico unos minutos, pero finalmente se levanta y se va.
Oyarbide no estaba dispuesto a cambiar, pero su carrera había entrado en una decadencia irreversible, alimentada por relaciones promiscuas con el poder político y un largo historial de escándalos que mezclaban noches de copas en Esperanto, bailes con la Mona Jiménez, joyas impagables y denuncias de mal desempeño.
Pero su explosión mediática se remonta a abril de 2016, cuando con su renuncia puso punto final a una carrera de más de 40 años en el Poder Judicial y 21 como juez federal. Días después, se viralizó un baile en el sindicato de taxistas, en una coreografía al ritmo de “La flor más bella” del grupo Memphis La Blusera que generó un raid mediático que amagó en posicionarlo en ShowMatch, el gran show de la televisión argentina. “La vida es tan fantástica que propone cosas nuevas todos los días. Todo lo que venga conectado al arte le hace muy bien a mi cuerpo”, dijo por aquel entonces, luego de reconocer que había recibido un contacto del propio Marcelo TInelli para sumarlo a su programa.
A pesar de las críticas, Oyarbide paseaba con orgullo su coreografía por los canales de televisión y se animó a hacerla en vivo con Georgina Barbarrosa, Victoria Onetto y Lola Morán en el programa Desgeneradas (El Nueve). De este tema habló también en lo de Mirtha Legrand, en su histórica mesa de El Trece. “¿De dónde sacó esa coreografía? Es horrible lo que bailó, espantoso”, objetó la Chiqui mientras proyectaban las imágenes del juez, que no respondió.
Entonces, la conductora redobló la apuesta: “¿Es un actor frustrado, un artista? Porque usted recita también, le gusta cantar, bailar...”. “Sí, toco el piano también. Vengo de una familia que le gustaba la canción, el arte, la pintura. Gané una beca para Bellas Artes, pintaba muy bien cuando tenía 18 años”, señaló en una mesa en la que estaban el recordado Cacho Castaña, Eduardo Feinmann y Guillermo Cóppola.
Precisamente el ex representante de Diego Maradona fue coprotagonista días después de otro video viral del juez. En esta oportunidad, junto a los directores técnicos Héctor Bambino Veira y Ricardo Caruso Lombardi improvisaron una coreografía de “Tirate un paso”, el hit que catapultó a los Wachiturros hace diez años.
Al final de ese mediático 2016, Oyarbide fue sorprendido bailando alocadamente en la fiesta de casamiento de la modelo Natalia Fassi y el empresario Fabián Carballo: la postal es la típica de estos festejos. Una ronda desprolija, frenética y divertida al ritmo de “All Night Long”, el clásico de Lionel Richie.
Años antes de esta raid mediático, cuando todavía estaba en funciones, el afán artístico de Oyarbide casi le juega una mala pasada, cuando fue denunciado por “actos ofensivos al decoro de la función judicial y que podrían comprometer la dignidad de su cargo”. En abril de 2009, Oyarbide había subido a un escenario de Carlos Paz junto a Carlos “La Mona” Jiménez. Cantó y bailó con el cuartetero el hit “Beso a beso” y después tocó el piano y entonó el tango “La última curda”. Por mayoría, el plenario del Consejo de la Magistratura consideró que la conducta formaba parte de su vida privada y no afectaba su función en la Justicia.
Otras imágenes virales las compartió Daniela Cardone. Se trata de una gran fiesta que organizó la madre de Brenda Gandini para despedir el 2014, que incluyó baile en el caño y paseo en yate. Fue la propia actriz la que filtró las fotos en su cuenta de Instagram, y el juez aparece en dos postales. Uno de espaldas junto a la modelo y otra de frente, donde también se la ve a Liz Fassi Lavalle.
Una de sus últimas apariciones en televisión fue en noviembre de 2020 como panelista invitado en Polémica en el bar. El conductor Mariano Iúdica lo acompañó hasta su asiento y elogió la elegancia de su look de frac y levita. “El oscuro es para fiestas. Esto no es para el Mercado Central pero es para una tarde interesante. Es una media tarde importante”, afirmó el juez en un guiño para el programa.
A lo largo de su carrera tuvo 43 pedidos de juicio político. Es uno de los tres jueces más denunciados en la historia. Pero todas las causas que cosechó ante el Consejo de la Magistratura fueron frenadas. Entre los escándalos más recordados está el que lo involucró con el prostíbulo Spartacus, donde fue acusado de proteger una red de trata a cambio de miles de dólares mensuales.
Desde su despacho en Comodoro Py moldeó la Justicia a su antojo, la convirtió en un instrumento de poder. No serían pocos los que le deben favores y silencio. Sin embargo, Oyarbide sorprendió con la revelación que realizó luego de declarar por los cuadernos de Oscar Centeno: "El tema que yo expliqué fue el de las personas que me apretaron el cogote para que sacara la causa de los Kirchner. Ya se van a enterar… ya se van a enterar".|
