Protagonista de varios escándalos y denuncias, dejó de existir, Norberto Oyarbide, uno de los tres jueces más denunciados en la historia. Desde su despacho en Comodoro Py moldeó la Justicia a su antojo, la convirtió en un instrumento de poder. Cuando se conoció la noticia de su internación, allegados al ex juez federal indicaron que su contagio pudo haberse dado en un almuerzo que realizó junto a sus amigos para celebrar su cumpleaños, el 22 de junio pasado. La decisión de intubarlo para ofrecerle asistencia respiratoria evidenciaba la evolución de la neumonía bilateral.
Oyarbide inició en febrero pasado una nueva etapa como columnista del programa de radio que conduce el humorista Coco Silly. En su vuelta al ámbito público, el ex juez reveló una versión muy distinta de lo que fue su renuncia en abril de 2016, jaqueado por presiones del gobierno de Mauricio Macri y con un juicio político avanzando en el Consejo de la Magistratura.
"Macri no me compró porque yo no cotizo en Bolsa, pero tuvo intención directa de hacerlo", aseguraba. "Me pidió que me inhiba en sus casos; yo tuve la causa de las escuchas ilegales donde él, siendo jefe de Gobierno (de la Ciudad de Buenos Aires) utilizó la Inteligencia del Estado con (Jaime) Stiuso a la cabeza. Ya siendo Presidente no había nadie que se le interpusiera, tenía todo el aparato del Estado para llevar adelante su obra extraordinaria", advirtió a quienes lo escuchaban.
Oyarbide renunció al cargo que ocupó durante 21 años, tras una reunión con el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano, y el secretario del área, Santiago Otamendi. "Jamás tuve ningún tipo de presión, me voy porque todo en la vida tiene un principio y un final, necesito otras cosas para mi vida", había explicado poco después al presentar su renuncia, con el trámite de jubilación en curso y también pedidos de juicio político en el Consejo de la Magistratura.
Norberto Oyarbide nació en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay un 31 de diciembre allá por 1941. Se hizo de abajo y fue escalando hasta componer el personaje dantesco que hizo de la ostentación un estilo de vida en los últimos 25 años.
Fue protagonista de varios escándalos y denuncias, por ejemplo, por haber cantado y bailado junto a la Mona Jiménez; por lucir un carísimo anillo valuado en unos 250 mil dólares –que dio origen a una causa por enriquecimiento ilícito–, y por frenar casi todos las causas en la que estaban involucrados funcionarios del kirchnerismo.
A lo largo de su carrera tuvo 43 pedidos de juicio político. Es uno de los tres jueces más denunciados en la historia. Pero todas las causas que cosechó ante el Consejo de la Magistratura fueron frenadas. Entre los escándalos más recordados está el que lo involucró con el prostíbulo Spartacus, donde fue acusado de proteger una red de trata a cambio de miles de dólares mensuales.
En aquel momento, Oyarbide fue acusado de irregularidades y fue suspendido por el Senado. Sin embargo, con el apoyo del peronismo en la Cámara alta logró permanecer en su cargo. Allí comenzó a domesticar y a convertir a la Justicia en su mejor arma para sobrevivir.
En los pasillos de los Tribunales dicen que siempre supo trocar protección política por amparo judicial. Hoy eso quedó confirmado por él mismo. "Se van a enterar quiénes me apretaron el cogote para sacar las causas de los Kirchner", dijo al salir del juzgado de Claudio Bonadio, quien lo citó a prestar declaración indagatoria en la megacausa de los bolsos con dinero.
Oyarbide fue protegido hasta el hartazgo por el kirchnerismo, que durante la gestión tanto de Néstor como de Cristina Kirchner cerró denuncias clave por supuesto mal desempeño de sus funciones. Fue una devolución de favores. A cambio, Oyarbide se erigió como uno de los garantes de la impunidad K, frenando las principales causas por hechos de corrupción sucedidos durante la "década ganada".
Por nombrar algunos casos, el ex juez intervino en la causa de "la mafia de los medicamentos". También en la investigación contra los parricidas Sergio y Pablo Schoklender por la construcción de viviendas sociales de la fundación Madres de Plaza de Mayo. Pero la causa más polémica en la que le tocó actuar fue aquella en la que se acusó al matrimonio Kirchner por presunto enriquecimiento ilícito, a quienes a fines de diciembre de 2009 sobreseyó en un fallo exprés. En ese momento consideró que no hubo delito en el incremento del patrimonio (en 158%) del matrimonio presidencial.
Además, Oyarbide quedó a cargo del caso Skanska, en el que se investigaban sobreprecios pagados por la empresa para ganar una licitación. Allí absolvió a todos los funcionarios. Declaró nulo todos los mails que probaban la corrupción de Ricardo Jaime. También salvó al ex vicepresidente, Amado Boudou, por presuntas irregularidades en el manejo de fondos cuando se desempeñó como titular de la Anses y por el canje de bonos de deuda –en 2010– cuando se realizaron supuestas maniobras fraudulentas.
Otra de las causas en las que estuvo involucrado fue para frenar un allanamiento a una financiera por pedido de Carlos Liuzzi, mano derecha de Carlos Zannini, quien en ese entonces era el Secretario de Legal y Técnica del gobierno kirchnerista. Poco tiempo antes, Oyarbide cerró también en tiempo récord contra aquel funcionario.
Desde su despacho en Comodoro Py moldeó la Justicia a su antojo, la convirtió en un instrumento de poder. No serían pocos los que le deben favores y silencio. Sin embargo, Oyarbide sorprendió con la revelación que realizó luego de declarar por los cuadernos de Oscar Centeno: "El tema que yo expliqué fue el de las personas que me apretaron el cogote para que sacara la causa de los Kirchner. Ya se van a enterar… ya se van a enterar".
Oyarbide, que aparece en varias páginas de los cuadernos redactados por el ex chofer de Roberto Baratta, aseguró que se lo investiga por presunta asociación ilícita y que dio todos los detalles sobre su conocimiento de las personas involucradas en el escándalo.|