Todo comenzó el 2 de abril de 1982 cuando las Fuerzas Armadas argentinas desembarcaron en lasislas Malvinas, en lucha por la recuperación del territorio ocupado por las fuerzas británicas en el año 1833. Con un grupo de hombres prácticamente desarmados ante la fuerza inglesa y sin preparación física ni psíquica, la guerra dejó como saldo 650 soldados argentinos muertos y más de mil heridos.
Muchos de ellos fueron atendidos por 14 enfermeras de la Fuerza Aérea en un hospital móvil ubicado en Comodoro Rivadavia. Los soldados llegaban en grupos de 30 o 40 y ellas se encargaban de retirar y tratar heridas de bala, fracturas expuestas y pies de "trinchera", congelados por la angustia y el dolor, además del frío de temperaturas bajo cero que oscilaban entre los -5° y -15°.
Más allá de las tareas curativas, las enfermeras hacían todo lo posible por aplacar los llantos, gritos y lamentos en una época y un contexto en el que una de las frases e imposiciones militares que resonaban en las cabezas de estos hombres era “¡Se guardan las lágrimas porque acá lo que hay que mostrar es fortaleza!”.
"Nosotras también estuvimos"
Nosotras también estuvimos es el nombre del documental dirigido por Federico Strifezzo, quien aseguró: "Para mí la guerra era un tema de hombres, sobre todo en lo relacionado a Malvinas”. Hasta que un día conoció a Alicia Reynoso y decidió crear el documental para hacerla protagonista junto a Stella Maris Morales y Ana Masitto; tres de las 14 enfermeras que estuvieron presentes durante el Conflicto del Atlántico Sur en el Hospital Reubicable de Comodoro Rivadavia, quienes tres décadas más tarde volvieron al lugar para relatar su historia caminando por el descampado todavía hostil, vestidas con uniforme, borceguíes y gorro.
Otro material que describe la historia de estas mujeres es el libro “Mujeres invisibles” publicado en el año 2015 por la periodista y escritora Alicia Panero, a través de la experiencia y los relatos de Alicia Reynoso.
El dolor del silencio y el olvido
Estas tres mujeres, además de aquella cruda experiencia, compartieron “el dolor del silencio y del olvido al que fueron condenadas después del 82”, remarca Strifezzo. “A nosotras nos negaron doblemente, por lo que sabíamos, y por ser mujeres. Acá hay una deuda de honor y lealtad hacia el género. El Militar es un ambiente muy machista, y la guerra pareciera ser una cosa de hombres”, recordó Alicia.
En 1982 eran jóvenes enfermeras de entre 21 y 26 años que apenas iniciaban sus carreras en nada más y nada menos que en uno de los escenarios más crudos y sangrientos de la historia argentina. El 2 de abril, cuando se desató el conflicto, les avisaron que serían enviadas a Comodoro Rivadavia para recibir y atender a los combatientes heridos en un hospital que se montó junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto. Desde aquel día y durante más de tres meses el trabajo de curación y contención parecía no tener fin e incluso a veces parecía tarea imposible, ya que muchos de aquellos hombres se entregaban a la muerte porque no veían otra salida.
Hace 39 años, e incluso hasta hace muy poco, la televisión hablaba de los "valientes soldados", los "hombres de la patria", "nuestros muchachos". Mientras que las revistas de la época escribían artículos titulados "perfume de mujer", "lápices de labios", entre otros relatos sobre los vínculos “exclusivos” de la mujer con el hogar y la familia.
En ese entonces, una sola vez se les permitió hablar con la prensa a las mujeres que estuvieron presentes ejerciendo un rol que no fue menor durante la Guerra de Malvinas.
Sin embargo, ninguna de estas 14 enfermeras fueron reconocidas oficialmente como veteranas de guerra y tampoco pudieron acceder a la pensión que cobran los veteranos de Malvinas.|