Filmado en Rosario, “Un encuentro con Malvinas” se estrenó en el anfiteatro de la ciudad, en reemplazo de la tradicional vigilia que realiza cada año el Centro de ExSoldados Combatientes en Malvinas en la víspera del aniversario del inicio del conflicto armado, suspendida por la pandemia de coronavirus.
“Hay una gran deuda social con ellos. Con la película quise sumarme a esa causa que es malvinizar, generar acciones donde se pueda mantener vigente la causa”, sostuvo Moreno.
La idea de bucear en “la cuestión Malvinas” surgió en la realizadora mientras filmaba “Historia de un emblema nacional” (2018), también protagonizada por Pablo Rago, que cuenta la historia de los 60 años del Monumento Nacional a la Bandera de Rosario y la vida del creador de la enseña, Manuel Belgrano.
“Los combatientes participaron en la reseña de la historia de la bandera de Malvinas que está en custodia en el Monumento, y que mucha gente no conoce”, relató Moreno sobre aquella experiencia que derivó en su primera cinta documental, en 2018.
“Me despertó la idea de hacer algo con ellos, porque conocerlos es muy motivador y hay una gran deuda social con ellos”, agregó la realizadora sobre lo que sintió al entrar en contacto con los miembros del Centro de Ex Combatientes.
En un registro semificcional, “Un encuentro con Malvinas” se inicia con la historia de una niña de 10 años que debe escribir, como tarea escolar, una carta para enviarle a un veterano de la guerra de las Islas Malvinas.
Su padre, interpretado por el actor Pablo Rago, la ayuda con el trabajo y recuerda que durante el conflicto bélico en las islas del Atlántico Sur, en 1982, él también tenía 10 años.
“Entonces se pregunta qué se sabía en ese momento y qué saben los chicos ahora”, contó Moreno, para añadir: “La respuesta odiosa es nada en aquel momento, nada ahora”.
Sobre esa idea de la escasez de información sobre lo ocurrido durante el conflicto -"La mayor parte de lo que se sabía, además, era mentira", recordó Moreno- y las derivaciones posteriores en el proceso de la incipiente democracia se montó la realizadora para encarar su proyecto documental.
Y siguió: “A partir de ahí se desarrolla toda la película: Pablo conoce el Centro de Ex Combatientes de Rosario y se encuentra con los testimonios más crudos de la guerra contados en primera persona”.
Para la directora, “no se puede ficcionar un veterano de guerra, nadie mejor que ellos para contar lo que sucedió”, por lo que decidió colocar la cámara y grabar la charla de los soldados con Rago, que rememoran sus vivencias durante un asado en la sede del Centro de Ex Combatientes local.
“Todos coinciden en lo mismo: fue más duro volver que el combate en sí; ahí comienza el proceso de desmalvinización que lleva a que el número de suicidios sea hoy mayor al de caídos en combate”, dijo Moreno.
La directora afirmó que “la película trata de invitar a encontrarnos con un capítulo de nuestra historia”, con el objetivo de “malvinizar” a las nuevas generaciones, en sentido opuesto a lo ocurrido tras la guerra, cuando en su opinión se produjo la invisibilización de los soldados.
El documental está filmado en 4K y el rodaje se realizó en junio de 2019, con el propósito de que fuera estrenada el 2 de abril de 2020, en el aniversario de la Guerra de Malvinas.
Sin embargo, la pandemia de Covid-19 deshizo los planes de Moreno, quien contó con los aportes de una convocatoria de la Secretaría de Cultura de Rosario y del Sindicato de Luz y Fuerza para financiar el proyecto.
“Las producciones del interior son así, hay que hacer todo a pulmón, y con los otros órganos también”, bromeó la realizadora, que también es licenciada en Comunicación Social y locutora.
Además de su estreno en el anfiteatro local, el documental se exhibirá por streaming en centros de ex Combatientes y de agrupaciones de hijos de soldados de Malvinas de todo el país.|