En un gesto simbólico que provoca más controversias hacia adentro del oficialismo que hacia las relaciones internacionales, la propuesta, pero nunca designada, embajadora argentina en Rusia Alicia Castro, presentó hoy su renuncia indeclinable al cargo que nunca asumió. Lo hizo a través de una carta dirigida al Presidente, a la Vicepresidenta y a Cancillería en la que aclara que su dimisión a la postulación no implica su salida del Frente de Todos.
La filosa misiva que llegó en la mañana del miércoles a los despachos oficiales, tiene términos muy duros sobre la política exterior del gobierno de Alberto Fernández, sobre la cual Castro sostiene que tuvo un "giro dramático" respecto de Venezuela y cuestiona el voto en línea con los países del Grupo de Lima. "El voto de Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de Macri", escribió.
La decisión se conoce un día después de que el Gobierno apoyara el informe de la Alta Comisionada ante el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, que condena violaciones a los derechos humanos en Venezuela. La postura argentina evidenció posturas muy distintas al interior del gobierno y malestar en el ala más dura del kirchnerismo.
Desde el Palacio San Martín afirman que la Castro "se termina yendo después de que trascendiera que el gobierno quería que se fuera" y sostienen que el envío del pliego a Moscú ya estaba congelado. Pero la ex dirigente sindical moyanista desmiente la versión oficial. Y ratifica que su nombramiento era inminente y que solo se había demorado por la imposibilidad de viajar a Rusia producto de la pandemia.
En otros párrafos de la carta, Castro ratificó su pertenencia a la fuerza política oficialista: "No me voy del Frente de Todos y Todas, al que el Kirchnerismo aportó tanta energía, tantos esfuerzos y la mayoría de los votos. ¡Y construyó con tantos sueños!". También aprovechó la despedida para marcar contrastes con los "tiempos felices" de los bolivarianos en Sudamérica: "Recuerdo ahora vívidamente a las masas de jóvenes y viejos militantes felices y conscientes en la histórica Cumbre de Mar del Plata, donde celebramos el rechazo del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el rotundo éxito protagonizado por los "tres mosqueteros", como llamó Hugo Chávez a su alianza indestructible con Néstor Kirchner y Lula da Silva".
Por último, aclaró por qué optó por adoptar esta drástica decisión: "No podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la Nación. Quiero actuar con responsabilidad y transparencia; que nadie se preocupe o perjudique por mis declaraciones, ni conocer preocupaciones en off por los medios de prensa comerciales".
Más allá del golpe que representa para una gestión que se ventilen los trapitos sucios, desde el entorno de Solá aseguraron a Negocios&Política que la renuncia "es un alivio". ¿Qué planteará el kirchnerismo duro a todo esto, más cerca del planteo efectuado la semana pasada por el embajador ante la OEA Carlos Raimundi que del informe Bachelet? Veremos, veremos y después lo sabremos.