La Dirección de Investigación y Estadísticas dependiente de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación realizó un análisis al respecto. Utilizaron como objeto de estudio hombres y mujeres de entre 18 y 66 años que residen en zonas urbanas del país. Detalles en la nota.
Con el objetivo de describir los cambios en las experiencias de consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales durante el periodo del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la Dirección de Investigación y Estadísticas dependiente de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar) emprendió un estudio.
Según el informe, los cambios abruptos en el trabajo, en los espacios de sociabilidad, en los comportamientos y protocolos en los ámbitos públicos y privados, o el acceso a la conectividad, implicaron modificaciones en las prácticas relacionados a los consumos de sustancias.
Las modificaciones relacionadas al consumo de bebidas alcohólicas variaron según el rango etario.
Las modificaciones en la vida cotidiana producto del ASPO implicaron cambios en la frecuencia, usos y espacios de consumo.
La mayor permanencia en el espacio doméstico modificó los momentos y lugares, tanto entre:
La falta de abastecimiento de tabaco durante el comienzo del aislamiento, debido a una interrupción en el funcionamiento de la industria tabacalera, ocasionó, según lo observado por los/as entrevistados/as desde las agencias, escasez, encarecimiento, dificultad en el acceso y cambios en los modos de consumo de esta sustancia (“buscaron fumar armados, se fueron a otros tipos de productos, derivados del tabaco”).
Este acceso coartado a las drogas consumidas -no sólo fue mencionado el tabaco sino también la marihuana y la cocaína- conllevó cambios en las prácticas de consumo, así como el agregado de una serie de riesgos de contagio y de seguridad de las personas.
Con respecto al consumo de THC, hubo algunas variantes:
El consumo de medicamentos con o sin prescripción se presentó mayormente ligado a intentar aliviar dolores o malestares. Algunos factores fueron la “desorganización del tiempo” y la readecuación de las rutinas que les generaron cansancio y más responsabilidades, principalmente a las mujeres. Entre los principales motivos figuran:
Por otro lado, la automedicación con relajantes musculares estuvo referida a dolores físicos diversos, relacionados con los cambios en las rutinas, las tareas de cuidados o las formas que se llevaron a cabo las tareas del trabajo en el hogar e hicieron referencia al uso automedicado de fármacos de venta libre como Ibuprofeno, Sertal o Migral para distintos malestares físicos.
Se ejercieron nuevos hábitos para la adquisición de diferentes sustancias, principalmente de bebidas alcohólicas, cigarrillos y medicamentos de venta libre. Pedidos de “delivery” mediante conocidas aplicaciones o por teléfono con entrega a domicilio.
El “stockeo” o acopio de sustancias, que reduciría la posibilidad de quedarse sin reservas, se manifestó como estrategia ante la sensación de escasez, incluyendo el alcohol o los cigarrillos junto a las compras de otros productos.
Esta estrategia estuvo relacionada con malestares y vivencias en las que el faltante, sobretodo de cigarrillo, provocaría mayor “ansiedad”.
• Autorregulación del consumo: en este sentido, hubo relatos que subrayaron intentos de moderación circunscribiéndolo a ciertos momentos, días y horarios, por ejemplo: sólo los fines de semana, y limitando las compras de bebidas alcohólicas.
• En relación a los cuidados de y con otras/os, se mencionaron distintas formas de generar contención a distancia con familiares y amigas/os, como respuesta a la pérdida o debilitamiento de las redes de contención. Estos cuidados aparecieron vinculados a situaciones de consumo en “exceso” o consideradas un problema en personas cercanas.
• La puesta en práctica de nuevas modalidades de atención remotas o virtuales implicó un proceso de adaptación de los espacios terapéuticos, luego de una suspensión momentánea al inicio. Esto trajo dificultades diversas para comenzar o para sostener los tratamientos, debido a las diferencias con lo presencial, la falta de intimidad en la casa, desconocer al profesional personalmente, problemas de conectividad, entre otros motivos.|