La jefa de epidemiología del Hospital Garrahan, Rosa Bologna, informó que las salas para pacientes con coronavirus están ocupadas "al 100 por ciento" en ese centro de salud, con 39 niños y adolescentes internados, de los cuales tres se encuentran en terapia intensiva.
"Hoy tenemos a 39 niños y adolescentes con Covid, de los cuales tres están en la unidad de cuidados intensivos, el resto en la sala de cuidados intermedios", expresó, tras lo cual indicó: "La mayoría de nuestros pacientes tiene una enfermedad de base". Los tres pacientes de terapia intensiva son uno de 18 años y dos de 7 años. Los tres tienen enfermedades de base, uno fibroquística, uno con enfermedad neurológica y otro con una enfermedad genética".
Además manifestó: "El año pasado tuvimos alrededor de 600 en total y desde que se inició la pandemia hubo alrededor de 1.100 casos. Lo que es nuevo es el número que se incrementó a partir de la segunda semana de marzo y tuvimos un pico en la primera semana de abril".
"Los contagios se dan en lo que es el entorno de los lugares por donde circulan los niños", dijo, a la vez que comentó que la mitad de los contagiados "son adolescentes" y señaló que "los internados son de AMBA, parte del Conurbano y parte de la Ciudad de Buenos Aires".
Bologna también brindó una conferencia de prensa este jueves en las puertas del Hospital, en la que dijo que la ocupación en la sala de terapia "es mayor del número que teníamos habitualmente el año pasado" ya que representa el 80 por ciento de las camas destinadas a pacientes con coronavirus. "Las salas que están destinadas a Covid son casi como terapias intermedias", indicó.
Durante la conferencia, la médica habló también sobre el lugar en el que se pueden producir los contagios y dijo que los pacientes de entre 10 y 19 años, "en reuniones sociales, en la escuela, son los que más circulan" y precisó que "el grupo de 6 a 9 años en el que la escuela sí podría ser el lugar de transmisión", pero aclaró que "no está específicamente documentado".
Lo que está pasando
Después de varios meses de calma, la segunda ola de coronavirus empezó a golpear súbita e implacablemente a Argentina. En abril se triplicaron los contagios respecto al mes anterior y varios referentes del sector sanitario empezaron a advertir sobre un posible colapso del sistema de salud si el crecimiento exponencial del virus continuaba.
Fue en este contexto, después de varios días en los que se rompió ampliamente el récord de casos de covid-19 de 2020, con más de 25.000 contagios diarios, que el presidente Alberto Fernández anunció una serie de restricciones.
Primero, el 7 de abril, prohibió la circulación nocturna entre las 0 y las 6 horas, y las reuniones sociales en domicilios particulares, limitando los encuentros al aire libre a 20 personas, medidas que fueron bien recibidas por gran parte de la población. Pero a partir del lunes 19 de abril se cerrarían los colegios del AMBA por dos semanas.
La inesperada decisión provocó una inmediata ola de indignación, con cacerolazos en muchos puntos de la capital y la provincia de Buenos Aires. Mientras las redes estallaban con comentarios de padres enfurecidos, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el opositor Horacio Rodríguez Larreta, convocó a una conferencia de prensa para pronunciarse en contra del decreto presidencial: "Los chicos y las chicas de Buenos Aires tienen que estar el lunes en las aulas, el aula más peligrosa de todas es la que está cerrada".
¿Por qué ha causado tanto revuelo el cierre de colegios por dos semanas, cuando varios países del mundo, incluyendo naciones vecinas, han aplicado medidas similares e incluso más extensas?
En la mayoría de los países donde se cerraron las aulas, primero se declaró una cuarentena y los colegios fueron los últimos en cerrar y los primeros en abrir, cuando la emergencia sanitaria amainó. Sin embargo, en Argentina ha ocurrido al revés. Los colegios han sido cerrados a pesar de que no se ha declarado una nueva cuarentena como la del año pasado, que terminó siendo la más larga del mundo.
Hoy no hay restricciones a la circulación de día, los comercios y empresas siguen abiertos e incluso están permitidos los encuentros al aire libre de hasta 20 personas entre las 6 y las 20, llevando a algunos a advertir que los niños y adolescentes podrían reunirse fuera de las escuelas, donde no se puede garantizar que apliquen medidas de distancia social.
Ante la enorme polémica suscitada por su decisión de cerrar los colegios sin consensuarlo con sus ministros y sin explicar sus motivos, el mandatario convocó a una nueva conferencia de prensa el viernes, en la que reconoció que los colegios no son una fuente de contagio del virus.
"Todos los datos científicos con los que contamos dan cuenta de que el problema no ocurre, efectivamente, en los colegios", admitió. "Lo que sí ocurre", explicó, "es que detrás de la presencialidad de los alumnos, en los colegios, se genera todo un movimiento social, que incrementa mucho la circulación ciudadana".
"Algunos dicen que representa el 25; otros el 30; otros hablan de más del 30 por ciento, de la gente que circula y el riesgo de contagio crece", agregó.
El mandatario también correlacionó la presencia en las escuelas con el aumento de casos de covid. "Lo que nosotros venimos viendo y que, desde el día que las clases han vuelto, es que la curva de contagios ascendió precipitadamente", dijo, destacando que, en la capital, "el mayor incremento de casos se da entre las personas, de entre 9 y 19 años".
Consultado sobre si las escuelas reabrirán sus puertas el 3 de mayo, dijo que haría "todos los esfuerzos" para que "la presencialidad pueda volver" en dos semanas, pero aclaró que ello ocurrirá si el cierre tiene el efecto deseado.
"Confío llegar al día 30 (de abril) y que hayamos ganado tiempo necesario para parar los contagios, para vaciar las camas y para volver a poner al sistema hospitalario en funcionamiento", señaló.
Sin embargo, con la llegada del otoño y los días cada vez más fríos, muchos se preguntarán, con preocupación, qué hará el presidente si los casos siguen aumentando.|