La historia detrás del retrato del poder que condenó a Cabezas – Negocios & Política
 

A 25 años de su muerte |La historia detrás del retrato del poder que condenó a Cabezas

Su caso es un emblema de la lucha del periodismo argentino por la libertad de expresión. A 25 años de la muerte del fotógrafo que dejó su vida fotografiando a Alfredo Yabrán en las playas de Pinamar en 1996, vuelve a revivir y contar su historia. Los detalles.  
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Muchos esperarían que hubiera motivos más cruentos para eliminar a una persona. Pero en este caso solo una foto que fue tapa de la revista Noticias del 3 de marzo de 1996 significó el final del fotógrafo José Luis Cabezas. Aquel retrato del empresario Alfredo Yabrán, caminando junto a su esposa en las playas de Pinamar, simbolizó el poder de los años 90 y marcó para siempre al periodismo argentino.

"Mañana llega el tío", le dijeron a Gabriel Michi, compañero de trabajo y amigo de José Luis, para avisarle que Yabrán arribaría a la ciudad balnearia para comenzar sus vacaciones. "No lo querían llamar por el nombre y el apellido porque la gente tenía mucho miedo", recordaron.

Todo el periodismo estaba detrás del famoso empresario a partir de una denuncia que había realizado el entonces ministro de Economía del gobierno de Carlos Menem, Domingo Cavallo. "Hay una mafia enquistada en el poder y su jefe es Alfredo Yabrán", declaró en público el funcionario. La prensa lo buscaba pero no lo encontraba. No sabían cómo era su rostro. Su figura nunca había trascendido en los medios de comunicación.

De eso se mofaba el empresario: de que nadie tuviera sus fotos. E incluso divertido decía: "sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente", ni siquiera la Interpol la tenía. Pero Cabezas no era cualquiera. El golpe al talón de Aquiles del empresario fue similar a la primera bala que recibió el fotógrafo. Más allá de cubrir la temporada de verano en Pinamar, dejó al descubierto a un personaje que tenía una marcada vida oculta por los negocios entre el sector privado y el Estado.

Los dos primeros días de guardia frente a la casa del empresario, solo consiguieron instantáneas de su espalda. No les servía. Entonces averiguaron el parador adonde estaría y se enteraron que cerca de las cuatro de la tarde iría a caminar por la playa. "Yo estoy convencido de que es él pero necesito tu ojo fotográfico para ver si realmente es", le dijo Michi a Cabezas en el estacionamiento de un parador.

"Sí, es ese", dijo con su ojo de águila, mientras tomaba una nueva tanda de fotos en la que se veía a Yabrán sentado en una reposera. Las sacó con un lente largo apoyado sobre el hombro de su compañero. Pero faltaba una foto de frente. Un retrato claro de aquel hombre todopoderoso. Sabían que a Yabrán le gustaba caminar por la playa, entonces se cruzaron al balneario vecino donde lo vieron pasar junto con su mujer. En ese instante José Luis no tenía el ángulo para hacer una buena toma. Esperaron su regreso. Michi y su mujer se pusieron en pose, como si les estuviesen sacando una foto a ellos. Pero José Luis extendió el zoom y fotografió a Yabrán. Recién al segundo día logró tomar una imagen más de frente que fue la portada de la revista Noticias que llevó el título "Yabrán ataca de nuevo".

A partir de allí, corría el año 1996 y el fotógrafo no paraba de recibir amenazas. El 15 de diciembre de ese año arribó a Pinamar para iniciar una nueva temporada. El objetivo que tenían con Michi era conseguir una entrevista con Yabrán. Por esos días los dos periodistas de la revista tuvieron un diálogo escalofriante.

-Cabezas: "Che, sabés que una fuente nuestra me dijo que gente de Yabrán había estado tratando de averiguar mi dirección en Buenos Aires. Y otra cosa. ¿Sabés lo que me dijo Gómez, el comisario de Pinamar? 'Qué linda que es tu gorda', refiriéndose a mi hija Candela"

-Michi: "Sí, Candela es preciosa. Tiene cinco meses"

-Cabezas: "Sí, pero el tipo este no la conoce"

En los primeros días de enero José Luis encontró que una de las ruedas del auto en el que se movían estaba pinchada. Se la habían cortado intencionalmente. Fue una nueva señal que anticipaba el ataque final al fotógrafo. "Hicimos guardias y seguimientos sin saber que todos nuestros movimientos estaban siendo vigilados. Cada vez que nos acercábamos a Yabrán, explotaban los teléfonos de la custodia por las comunicaciones con la policía de Pinamar y el policía Gustavo Prellezo, el asesino de José Luis. Habían dado la orden de quitarnos del camino y nosotros no lo sabíamos", explicó Michi.

El 25 de enero de 1997 José Luis Cabezas fue asesinado. Lo ejecutaron de dos balazos en la cabeza y prendieron fuego su cuerpo junto al Ford Fiesta Blanco que utilizaba para trasladarse en Pinamar. Mientras la foto a Alfredo Yabrán en la playa marcó el final de su vida, la de su rostro se convirtió en un ícono de la libertad de expresión.

“¡No se olviden de Cabezas!”

Hace veinticinco años la sociedad elevaba con unanimidad sin grieta su clamor de dolor y reclamo de justicia por el asesinato del reportero gráfico José Luís Cabezas, cruelmente ejecutado por hacer su trabajo. La justicia comprobó que Alfredo Yabrán fue el instigador, porque al retratarlo el fotógrafo destruyó la invisibilidad desde la que manejaba el poder detrás del poder para consumar sus negocios denunciados como mafiosos.

José Luís tenía 35 años y Candela, la menor de sus tres hijos, apenas cinco meses de vida cuando en la madrugada del 25 de enero de 1997 lo secuestraron, lo golpearon salvajemente, lo arrodillaron con las manos esposadas en la espalda, le dispararon dos balazos en la nuca y lo incineraron con su automóvil en una cava de dos metros de profundidad, cerca de la entrada a la ciudad atlántica de Pinamar.

Cuando se consumó la represalia de corte mafioso faltaban veintiún días para que cumpliera un año la foto que conmovió a la Argentina desde la tapa de la revista Noticias. Diez años más tarde, de los cuatro policías, el ex militar y los cuatro civiles condenados a cadena perpetua por el crimen (uno de éstos murió en prisión) ya no quedaba ninguno en la cárcel. El castigo duró menos que las lágrimas y la vida de Norma Marotti, la mamá de Cabezas, que murió de dolor en 2017.

Carlos Menem, el presidente que quería perpetuarse con la re-reelección, lo había defendido a Yabrán casi hasta el final. Eduardo Duhalde, que quería reemplazar al riojano y sospechó que le “tiraron un muerto” para perjudicarlo, fue quien denunció personalmente al empresario ante el juez José Luís Macchi como instigador del crimen de Cabezas. Los dos perdieron la apuesta: la sociedad movilizada contra la corrupción y la impunidad expulsó al peronismo de la Casa Rosada, y en 1999 consagró presidente al radical Fernando de la Rúa, candidato de la alianza de centro-izquierda Frepaso.

La revista Noticias fue la que más veces investigó a fondo las denuncias sobre “delitos económicos” de Yabrán y su relación sucesiva con la dictadura militar; con altos funcionarios y legisladores de los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, y con la jerarquía de la Iglesia Católica encabezada por el cardenal Raúl Primatesta. Noticias también indagó en los vicios de la que bautizó como la “maldita policía” de la Provincia de Buenos Aires.|

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