El extenista devenido empresario Nasser Al-Khelaifi, que es actualmente dueño del París Saint Germain y la compañía de comunicaciones beIN Sports, es el nuevo apuntado en las investigaciones enmarcadas en el caso FIFA Gate. La fiscalía suiza pidió 28 meses de prisión para él, y 35 meses para el ex número dos de la FIFA, Jerome Valcke, en un proceso en apelación por derechos televisivos.
Al-Khelaifi, de 48 años, y Valcke, de 61, establecieron un "arreglo corrupto", afirmó la magistrada Cristina Castellote, quien a diferencia del 2020 cuando fueron absueltos, no pidió esta vez prisión con una parte de la pena condicional. La justicia suiza investiga desde 2015 una serie de escándalos del fútbol mundial, pero hasta ahora solo han salido a la luz algunas multas de menor carácter.
Según la agencia suiza Keystone ATS, el presidente del PSG le había pagado una importante suma de dinero a Valcke a espaldas de la FIFA para asegurarse los derechos de TV y toda la operación habría estado maquillada en la compra de una villa en Cerdeña. Ambos habían salido limpios de la primera acusación sobre esta misma causa. Sin embargo, recientemente se reabrió el juicio y según Le Monde podría haber nuevas pruebas para demostrar la gestión desleal.
Como la acusación, el Tribunal había estimado en el primer proceso que Valcke había recibido por su apoyo a la cadena beIN una lujosa casa en la Costa Esmeralda sarda, comprada para él por 5 millones de euros a finales de 2013 por una sociedad que fue brevemente propiedad de Al-Khelaifi.
El exsecretario general de la FIFA había solicitado la ayuda del dirigente catarí para financiar la "Villa Bianca", unos meses antes de la firma en abril de 2014 de un contrato entre beIN y la instancia del fútbol por los derechos en África del Norte y en Medio-Oriente de los Mundiales de 2026 y 2030.
En el juicio civil, los magistrados habían incluso calificado de "soborno" el depósito por la casa sarda. Pero, a nivel penal, el tribunal no podía condenar por "corrupción privada" y la FIFA retiró su denuncia en enero de 2020 tras un acuerdo con Al-Khelaifi, cuyos términos nunca fueron hechos públicos.
Aún quedaba la acusación de "gestión desleal", que necesita probar que el acuerdo entre los dos hombres perjudicó a la FIFA. "Nada indica que la FIFA habría podido obtener un contrato más ventajoso" que el firmado con beIN por 480 millones de dólares para dos Copas del Mundo, un 60% más que para los Mundiales de 2018 y de 2022, cuando la cadena era la única en liza, señaló el tribunal.
No obstante, la fiscal calificó este martes como "pura especulación" el argumento de un contrato favorable a la FIFA, reclamando por tanto la condena de los dos dirigentes. La audiencia continuará el miércoles con los argumentos de la defensa.|