Sergio Massa, el RR.PP. de la unidad peronista – Negocios & Política
 

Tercera vía |Sergio Massa, el RR.PP. de la unidad peronista

Las relaciones personales con propios y ajenos del presidente de la Cámara de Diputados lo posicionan como un jugador esencial para las aspiraciones del Frente de Todos en la carrera al 2023, pero también subyace la idea del resurgimiento de la “ancha avenida del medio” que deje de lado la grieta.
Federico García
Política
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Cuando Cristina Fernández de Kirchner “eligió” a Alberto Fernández para que sea su compañero de fórmula y, de esa manera, derrotar a Mauricio Macri, a la nueva unidad peronista se le sumó una pata que hasta ese momento había dividido votos con el Justicialismo pingüinista: el Frente Renovador de Sergio Tomás Massa.

Al nacer el Frente de Todos, el ex director de Anses, intendente de Tigre y jefe de Gabinete de la propia CFK, debió relegar sus aspiraciones presidenciales, en pos de asegurar la victoria de una coalición que pusiera fin a los días de Cambiemos en la primera magistratura de la Argentina.

Desde ese momento, además, la figura de Massa fue creciendo hasta convertirse en una pieza fundamental y, por qué no, en el aceite que hace girar las ruedas del frentetodismo sin que hagan demasiado ruido. Eso, sin contar que, en su función de presidente de la Cámara de Diputados, ejerce un rol esencial como negociador con los opositores de todas las bancadas.

Su recorrido desde la Ucedé de Álvaro Alsogaray, que luego se introdujo en el PJ comandado por Carlos Saúl Menem en los 90, y su consecuente desembarco en el peronismo hicieron que, hoy por hoy, el relacionista público (RR.PP.) del gobierno nacional tienda puentes personales y políticos con un amplio abanico de dirigentes de distintas ideologías y miradas.

Desde el kirchnerismo duro, empezando por el mismísimo Néstor, quien lo ratificó en la Anses tras su desempeño en el gobierno de transición de Eduardo Duhalde, pasando por Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, con quien comparte la ascendencia siciliana del sur de Italia, hasta el ala libertaria comandada por José Luis Espert y Javier Milei, los aceitados vínculos del tigrense lo acercan a una posición de poder que pocos pueden ostentar en la vida pública nacional, llena de grietas y chicanas.

Esa facultad por arrimarse a propios y ajenos con la blanca sonrisa de un coordinador de Bariloche es resaltada por el arco político en su conjunto.

Cristian Ritondo, del PRO, y Gerardo Morales, presidente de la UCR y gobernador de Jujuy, fueron sólo algunos de los que, en el marco de la votación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional resaltaron el papel conciliador del tigrense, quien dijo de sí mismo que el apoyo logrado es “producto de tener un sistema de vínculos personales con dirigentes de la oposición”.

Ancha avenida

Además, los halagos del mandatario norteño para con el abogado bonaerense despertaron nuevamente la idea de la “ancha avenida del medio” por la que Massa bregaba antes de que, finalmente, terminara fagocitado por la grieta.  

Si a eso se suma la radicalización de los sectores más duros del Frente de Todos, es decir, La Cámpora de Máximo y los soldados de Cristina, un gobierno de unidad nacional que, por consiguiente, deje afuera a los Halcones de Juntos por el Cambio, comienza a dibujarse con más nitidez en el horizonte del centro dialoguista.

En ese espectro, claro, hay lugar también para Alberto Fernández, de sabida buena relación con el radicalismo de centro encarnado en la figura del Emperador Morales y cada vez más alejado de la influencia de la vicepresidenta, cuyos fieles no hacen más que horadar al oficialismo y promover la división de la coalición y, con ello, la vuelta del macrismo al Sillón de Rivadavia. 

Por eso mismo la figura de Massa cobra relevancia vital para mantener la unidad del Frente de Todos, que por otro lado no ha sido ratificado institucionalmente, tarea emprendida en los comienzos de la gestión por el relacionista público y Máximo Kirchner, un tándem que se desdibujó tras la salida de la jefatura del bloque del heredero K.

Con los jugadores dispuestos de esa manera, la pregunta es en qué sentido se moverá el líder del Frente Renovador, que tiene en sus manos abroquelar la unidad peronista y plantar bandera como candidato superador de la fragmentación interna, o bien volcarse de lleno a recrear la tercera vía. Esta última es la opción más difícil, pero es, al mismo tiempo, un sueño postergado por la necesaria coalición de 2015 que podría refrescar las opciones democráticas hacia el futuro y, tal como lo definió el RR.PP., “superar la enfermedad de la grieta".|

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