Cristina Fernández de Kirchner busca aliados en el Senado para fortalecer posiciones y evitar el avance del interbloque de Juntos para el Cambio. Tal como se venía observando desde que afloró el resultado de las elecciones primarias de septiembre, el oficialismo perdió el quorum propio en la Cámara alta y la cómoda mayoría; ahora deberá crear alianzas circunstanciales para poder sesionar con cierta tranquilidad.

El oficialismo, además, podería el manejo de la mayoría de las 27 comisiones. Algunas, de suma importancia para los delicados nervios de un Gobierno debilitado por el resultado de las urnas, la compleja situación económica y las continuas internas del Gobierno. 

Las comisiones de Presupuesto y Hacienda, Acuerdos, Asuntos Constitucionales, Justicia, y Relaciones Exteriores y la bicameral de control de los organismos de inteligencia, son estratégicas. Todas ellas están encabezadas por senadores y senadoras del oficialismo. 

Como consecuencia de los seis escaños que perdió en las elecciones generales, el Frente de Todos se quedó con 35 senadores. Del otro lado de la grieta, el interbloque de Juntos por el Cambio sumó cinco bancas, lo que eleva su número de legisladores a 31.

Después quedan seis votos que serán de sumo interés del oficialismo cuando sea necesario aprobar una ley. Los monobloques de Juntos Somos Río Negro, Hacemos por Córdoba, Frente Renovador de la Concordia de Misiones y el Movimiento Neuquino, cuentan con un voto por cada uno, y el interbloque Parlamentario Federal, aliado de la oposición, suma dos más.

Acuerdos individuales

Un inteligente conocedor de acuerdos y desacuerdos en el Senado observó que los seis senadores que no conforman ninguna de las dos mayorías votarán “conformes a las conveniencias política o de sus provincias”. “Son votos individuales”, agregó en diálogo con N&P. El oficialismo ya comenzó a mantener charlas con algunos de ellos.

A principios de la semana pasada, el senador Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) viajó hasta Misiones para reunirse con el líder del Frente Renovador de la Concordia, Carlos Rovira, con el objetivo de sumar fuerzas en el Congreso para armar un interbloque que marque una tercera posición frente a la grieta. Legisladores de Neuquén, Chubut, San Luis, y posiblemente Salta y Córdoba, se sumarían a la partida.

La alquimia parlamentaria que incentivó Rovira junto a otros líderes territoriales no tendría el mismo efecto en la Cámara alta como en la de Diputados. El juego que se hace en el Senado corresponde al de otra liga, donde las individualidades tienen mayor protagonismo.

En cuestiones vinculadas a la gobernabilidad, más allá de cuestiones personales, Weretilneck siempre apoyó al gobierno de Alberto Fernández. Lo mismo hizo Magdalena Solari Quintana, representante de la única banca que tiene el Frente Renovador de la Concordia de Misiones en el Senado. A la senadora siempre le gustó fotografiarse con CFK y ambas mantienen una buena relación. La misionera fue una de las pocas que visitó al exministro Julio De Vido cuando se encontraba preso en Ezeiza.

El senador equilibrista 

El 9 de diciembre será una jornada larga. Ese día será la última sesión ordinaria del año en la que participarán los senadores cuyos mandatos se vencen y prestarán juramento los nuevos. Una vez realizado el recambio de legisladores, se renovarán las autoridades de la Cámara y los bloques.

Los cargos más importantes del organigrama del Senado son la presidencia provisional, actualmente ocupada por la oficialista santiagueña Claudia Ledesma Abdala de Zamora; la vicepresidencia, en manos del radical Martín Lousteau; la vicepresidencia primera, a cargo del misionero Maurice Closs (FdT); y la vicepresidencia segunda, en poder de la cordobesa Laura Elena Rodríguez Machado (JxC).

De los cuatro puestos, el único nombre que no se tocaría, en principio, sería el de Ledesma Abdala de Zamora. Los dos que actualmente corresponden a la oposición deberán resolverse: Lousteau sigue en el Senado y Rodríguez Machado vence su mandato, aunque no dejará el Congreso porque fue electa diputada nacional.

El caso de Closs es particular. El senador pertenece al bloque del Frente de Todos, pero en su provincia sigue con los pies dentro del Frente Renovador de la Concordia. Ahora, ante la nueva coyuntura parlamentaria, algunos cuadros del oficialismo temen que el misionero deje la bancada y se sume al interbloque que se queda en medio de la grieta.

En su entorno aseguran que él “nunca negó su pertenencia” al partido que dirige Rovira en Misiones, pero destacan que “no desea abandonar” el bloque de Todos. “Es verdad que no está conforme con algunas políticas que lleva adelante el Gobierno, eso no significa que vaya a ir en contra de la gobernabilidad”, dijo a N&P uno de los hombres de confianza del senador. También aclaró que “su voto siempre estará en consonancia con los intereses de Misiones. Si el oficialismo plantea algo que puede ir contra la provincia, él no acompañará”.

En definitiva, el exgobernador hará de equilibrista en una soga cada vez más delgada. Tal vez, no sea el único que tome esa postura dentro del bloque oficialista. |