En su momento, exactamente 15 años atrás, Nicolás Roberto Pachelo dejaba de estar en la mira de la justicia y el Tribunal Oral N° 6 de San Isidro condenaba al viudo, Carlos Carrascosa por el asesinato de la socióloga María Marta García Belsunce ocurrido el 27 de octubre de 2002. Sin embargo, dos años después, el 18 de junio de 2009, la Cámara de Casación bonaerense subió la apuesta y lo sentenció a "prisión perpetua" como autor de ese homicidio.

Pero la justicia seguía sin apuntar directamente a Pachelo, el vecino del country Carmel y el 4 de noviembre de ese año encontró culpables de "encubrimiento" a gran parte del entorno más íntimo de la víctima, entre ellos su cuñado, Guillermo Bártoli (falleció en noviembre de 2014) y dos de sus hermanos, Horacio García Belsunce y Juan Hurtig.

Pachelo era un tipo problemático. Su padre se había suicidado de un balazo en 1996 (cuando él tenía 20 años) y en 2003 lo hizo su madre, tirándose del piso 11 del mismo edificio de Libertador 184. En 2005 un tribunal de Capital lo condenó a tres años y tres meses por robar en casas de amigos. Pero, aún con dicho prontuario, la verdad es que hace 10 años la autoría del crimen de María Marta parecía quedar sepultada por fallos que lo favorecían.

Le iba bien con los jueces, en gran parte era gracias a la habilidad de su histórico abogado Roberto Ribas, quien peleó al lado de Pachelo desde el minuto uno y lo hará también en el juicio oral.

Argentino nacido hace 46 años, el 21 de junio de 1976, hijo de un piloto de carreras dueño de una tosquera, su propio expediente se encarga de describirlo como un "cheto" siempre metido en problemas con la ley, un autodefinido "empresario", de psicología difícil y una vida personal tumultuosa. Salvo alguna changa de adolescente como paseador de perros, el trabajo más estable que tuvo Nicolás fue con su padre en la tosquera.

Pachelo llegó al Carmel porque su padre había fundado el barrio. Allí no lo querían, María Marta le tenía miedo y los socios lo habían mandado a vigilar porque tenía fama de ladrón. Incluso fue acusado de secuestrar el labrador negro del matrimonio Carrascosa-García Belsunce.

La historia de Pachelo con Carmel comenzó entre 1998 y 1999 cuando se mudó allí con Inés y su primer hijo, Felipe. En Carmel nacieron sus otros dos hijos, Cruz y Santos. Nicolás no hacía mucho, le gustaba la jardinería, pero tampoco se ocupaba con el mismo esmero con el que encaró el vivero de la Unidad 23 de Florencio Varela una vez que cayó preso.

En Carmel estuvieron hasta poco después del crimen de María Marta. Inés nunca había estado a gusto en ese lugar donde todos los vecinos eran mucho más grandes. Entonces se mudaron a "Pilar Joven" y de allí -luego del suicidio de Silvia Ryan- recalaron en el departamento de Avenida Libertador.

Finalmente, la pareja se divorció en 2010. "Yo me di cuenta de que era turbio, que tenía muchos problemas. No tengo mucho recuerdo de lo que pasó en Carmel, por ahí tengo recuerdo de lo que pasó en Capital por robos y hurtos que cometía", contó a la Justicia Inés, que describió a Nicolás como "muy mentiroso", controlador: "Es un tipo que impone miedo, yo sentía miedo".

"Nicolás es un mentiroso, es un violento, fue ladrón, es peligroso -yo lo denuncié- es muy turbio... Pero no sé si es capaz de haber matado a María Marta", declaró su ex, aunque en la misma testimonial contó que, luego de separados, la amenazó e incluso la llamó para decirle cómo estaba vestida, de manera que ella supiera que la estaba vigilando.

Los robos en ese barrio comenzaron en 2001, luego de que la tosquera familiar cerrara y Pachelo dejara de recibir dinero de ese negocio. El rumor de "ladrón" se confirmó años más tarde del crimen de García Belsunce. Primero con la condena de 2005 en Capital Federal y de forma más contundente en abril de 2018 cuando fue detenido y acusado de 8 robos a casas del country Tortugas, de Pilar.

Ahora está preso en la Unidad 9 de La Plata, perteneciente al Servicio Penitenciario Bonaerense. Allí estudia periodismo y avisó, a través de sus abogados, que prefiere no asistir a las jornadas del proceso judicial.|