Indagado por presunta "asociación ilícita y estafa" a ahorristas que fueron captados para que invirtieran millonarias sumas en pesos y dólares, Cositorto a medida que pasan los días continúa develando los más oscuros secretos del holding Generación Zoe que abarcó no solo a Argentina sino también países como Colombia, México, Perú y ahora Bolivia.
También Estados Unidos lo mira bajo la lupa tras haber engañado a más de 4500 ahorristas radicados en Nueva Jersey y Miami. La causa ya suma 21 detenidos pero aún tiene a un prófugo, el ex juez Héctor Yrimia, que negó haber participado y denunció ser otro damnificado por la estafa.
Generación Zoe, una compañía de coaching, liderazgo y educación, comenzó a operar hace cinco años. Vendían 'independencia financiera' y los secretos para alcanzarla. Por la otra ventanilla, también ofrecían planes de inversiones. Uno de los paquetes de inversión más famosos prometía retornos mensuales en dólares de un 7,5% mensual, una oferta muchísimo más generosa que la mejor de la inversiones del sistema tradicional. Era un esquema piramidal, donde los nuevos ingresantes eran quienes pagaban esos retornos.
El rendimiento exagerado, junto al ostentoso estilo de vida que Cositorto y varios de sus seguidores publicaban en redes sociales, hizo despertar las sospechas. A finales de 2021 distintos usuarios en Twitter e YouTube comenzaron a alertar sobre el inconsistente modelo de negocios. A la par, la justicia de Villa María empezaba a investigar el accionar de la empresa en la localidad cordobesa, donde dejó un tendal de víctimas. En las siguientes semanas se sumaron causas en Corrientes y Ciudad de Buenos Aires.
Cositorto estuvo prófugo durante más de dos meses, en los cuales denunciaba una campaña de difamación en su contra y pedía a sus seguidores nuevos pagos en dólares. Buscaba reflotar un esquema que se fue a pique cuando los ahorristas comenzaron a agolparse en las oficinas de Zoe para buscar su plata.
En el medio quedó una incalculable cantidad de damnificados que no conoce de clases sociales. Es que a las palabras del falso coach financiero le creyeron quienes invirtieron cientos de miles de dólares, pero también aquellos que le dejaron los pocos ahorros de una vida confiando en la promesa de una renta extraordinaria y, más siniestro aún, el augurio de una 'independencia financiera' que no fue tal.
José y Leonardo
Sin trabajo desde octubre de 2019 y con una indemnización, José Fernández vio en Generación Zoe la chance de hacer una diferencia mientras buscaba trabajo en la ciudad correntina de Goya en un intento por reinsertarse laboralmente.
El hombre había trabajado toda la vida para Massalin Particulares, la tabacalera que hace casi tres años decidió bajar sus persianas en Corrientes para mudar toda su producción a Buenos Aires. “Trabajé ahí 22 años. La empresa pagó las indemnizaciones y al poco tiempo vino el cierre de todo por la pandemia de coronavirus. Fue imposible conseguir otro trabajo”, recuerda.
José está soltero y vive con sus padres, a quienes busca preservar. “Ellos no saben nada del dinero que perdí con Generación Zoe. Tengo miedo que los afecte”, admite. El hombre es uno de los primeros en denunciar a Leonardo Cositorto y sus laderos locales por estafa.
Fernández conoció el negocio a mediados del año pasado y entró en septiembre con una inversión inicial de 1.000 dólares. “Jonathan Vargas fue quien trajo la propuesta de Buenos Aires. Era muy atractivo tener un retorno de 7,5% mensual en dólares y al principio cumplieron con los pagos, aunque siempre buscaban que reinvirtieras todo el dinero. Para eso te ofrecían tasas aún más altas”, detalla.
El hombre, que no pierde las esperanzas de recuperar su dinero, sostuvo que “nos habían dicho que podíamos seguir nuestras inversiones a través de una billetera virtual pero sólo era una app. Entre el 1º y el 5 de cada mes debíamos decirles qué íbamos a hacer con el dinero. Esa inversión inicial que hice pude recuperarla toda y como parecía funcionar bien, me ofrecieron entrar en el negocio de los bots. Nos decían que era inteligencia artificial aplicada a las inversiones, que la máquina evaluaba las variables y decidía dónde era mejor colocar el dinero, ya sea en dólares, oro, criptomonedas”, cuenta Fernández.
En diciembre, José volvió a colocar su dinero en Generación Zoe, sin imaginar que apenas dos meses después la empresa dejaría de pagar. “Entre el capital y los intereses perdí 14.000 dólares", confiesa. “Todo esto fue devastador. Psicológicamente me destruyó. En los primeros tiempos casi no comía, me costaba conciliar el sueño. Llegué a perder quince kilos y ahora debo consumir pastillas para poder dormir”, asegura José.
El hombre busca encontrar algún tipo de consuelo al revelar que otras personas nunca vieron las ganancias que les prometieron: "Tengo compañeros de seguridad en Massalin que se sumaron a Generación Zoe en los últimos meses y perdieron todo su dinero. Es gente que por suerte todavía está trabajando para la tabacalera". Para Fernández “Jonathan Vargas debería estar preso y no como denunciante en la causa en Goya, porque él estaba al frente de todo junto con los hermanos Nicolás y Javier Medina; y su medio hermano Lucas Camelino. Estos tres hombres fueron detenidos luego que desmontaran la oficina local de Zoe.
A Leonardo Martínez le daba bastante mala espina el negocio al que querían meterlo. "Es una pirámide", le repetía a su conocida, que insistía con unas ganancias extraordinarias y en dólares. Del otro lado, su amiga no paraba de mostrarle capturas de transferencias, recibos, ingresos, de una comunidad que estaba en desarrollo y explotaba en Argentina. Un negocio en auge.
Le mostró una pantalla tan convincente que finalmente lo metió. Hoy, Martínez es quien encabeza la lucha de los estafados por Generación Zoe en Bolivia, una plaza que estaba fuera del mapa hasta hace pocos días pero que, estiman, tendría cerca de 800 damnificados.
Martínez vive en La Paz. De 44 años, es licenciado en comercio exterior y estudiante de leyes. Junto con su mujer, decidieron entrar de a poquito en el esquema y con un capital pequeño que, en muy poco tiempo, se multiplicó. "Nos hablaban de la libertad financiera. Aquí en Bolivia el sueldo básico es de 2530 Bolivianos (368 dólares). Si haces una inversión de 1000 o 2000 dólares, el 7,5 de interés te da casi un salario", cuenta.
Ese 7,5 mensual y en dólares que menciona es la renta que prometía Zoe y que se volvió caballito de batalla para captar nuevos inversores a lo largo del continente. Dice que cuando comenzó a ver que el dinero ingresaba y que los cursos de coaching que se ofrecían eran reales, bajó la guardia y se convenció de que podía ser real. Confió y aumentó su inversión.
"'Siempre tener libertad financiera', nos decían, y de esa manera se iba reclutando gente", recuerda ahora, evocando las charlas que brindaban los referentes para captar nuevos miembros. Eran presentaciones a todo nivel, con catering de primera calidad en los salones auditorios de los hoteles más caros de Santa Cruz, Cochabamba o La Paz. Allí aparecían los referentes de Zoe en Bolivia, que machacaban con la importancia de ser 'financieramente libres'. ¿La clave? Los cursos de finanzas, trading o coaching que ofrecía la Academia Zoe Empowement a quienes pagaban entre 80 y 100 dólares por una beca anual.
Una vez adentro, las promociones para seguir sumando capital eran constantes. Llegaban a partir de grupos de WhatsApp, que reenviaban las ofertas que partían de Buenos Aires. Martinez sumó a su mujer, que aportó gran parte de sus ahorros. En total pusieron 20.000 dólares.
A fines de 2021 en redes sociales comenzaban a circular con más fuerza las voces que señalaban a Cositorto como un estafador. Martínez fue a consultar con los líderes regionales, quienes intentaron calmarlo y decirle que todo se trataba de rumores para desestabilizar a la empresa. "Mira, en Navidad compraron regalos y fueron a una comunidad para entregarlos. Uno piensa que no es una estafa porque están haciendo el bien a las personas. Pero ahí te das cuenta que han jugado con la fe. Decían que Dios nos une, nos bendice", cuenta con bronca.
A la par, desde Buenos Aires lanzaron la promoción del bot navideño, una inversión irresistible que ofrecía duplicar el capital en tres meses. Quien invertía 1500 dólares en diciembre, recibiría a cambio pagos de 1000 dólares en enero, febrero y marzo. Fue un boom. Según estiman, en Bolivia pasaron de tener 450 miembros a unos 800.
Hoy todos están reclamando poder recuperar algo de ese dinero perdido. Martínez cuenta historias de gente que puso hasta 35 mil dólares, con la promesa de un retorno sideral. Otros habían recurrido a prestamistas, para hacer una bicicleta que quedó trunca.
Pero lo que prima es la tristeza y la bronca. "Mucha gente está resignada, tiene fe de recuperar un 50 por ciento de lo que puso, al menos. Leonardo nos ha estafado a todos. Hemos sido incrédulos y ambiciosos. Tú ves un interés de un 7,5 o del 30 por ciento y quieres más", dice masticando bronca.|